En el siguiente artículo analizaremos el papel de las mujeres en las carreras de ultradistancia o ultrarresistencia.
Cabe destacar que la inclusión de las mujeres en eventos deportivos como los Juegos Olímpicos, fue poco a poco y objeto de polémica. Inicialmente, en 1900, en París las mujeres tuvieron el “lujo” de poder competir en el golf y tenis. No fue hasta 1928 cuando pudieron participar 300 deportistas e incluirse en un deporte fundamental en las olimpiadas: el atletismo.
Con el tiempo la participación femenina se fue normalizando, con cifras como las 129 deportistas españolas en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, con 4.239 mujeres en los juegos de Atenas en 2004, 4.850 en Londres en 2012, etc.
A pesar de que actualmente (aunque todavía se podría mejorar) mujeres y hombres participan por igual en los eventos deportivos y existe una alta calidad en el deporte femenino, lo cierto es que no somos capaces de igualar las marcas de los deportistas masculinos en ciertos deportes.
Un claro ejemplo es en el atletismo de fondo. Si observamos los récords masculinos en carreras como las de 5000 metros, ya observamos una diferencia de 2 segundos entre hombres y mujeres. También, en distancias más largas como la maratón, el récord mundial de Eliud Kipchoge en Berlín difiere del de Brigid Kosgei en 13 minutos, que es una diferencia importante de tiempo.
Para poder encontrar a una mujer como ganadora (superando a hombres), tenemos que recurrir a pruebas de ultrarresistencia.
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Ejemplos prácticos
Tenemos ejemplos como es el de Jasmin Karina Paris, ganadora absoluta en The Spine Race, uno de los ultra maratones más duros del mundo de 430 quilómetros.
Además, consiguió bajar el récord exis- tente hasta el momento en más de 12 horas, teniendo que amamantar a su hijo en los avituallamientos. Fue a la par de un deportista catalán, Eugeni Roselló, hasta los últimos 6 quilómetros de la carrera, pero este tuvo que abandonar.
Otras mujeres en carreras de ultradistancia reseñables son Courtney Dauwalter, vencedora de la Moab 240, una carrera de 383 quilómetros por el desierto de Utah; Nicky Spinks, luchadora de cáncer de mama hasta 2012, batió el récord del doble Bob Graham Round, una ruta de 212 quilómetros y 16.400 quilómetros de desnivel; y en el mundo del ciclismo, Fiona Kolbinger, ganadora en enero de 2019 de la Transcontinental Race across Europe, de 2.500 millas.
Con todos estos datos podríamos llegar a la conclusión de que las mujeres en carreras de ultradistancia podemos ser potencialmente mejores que los hombres.
¿Por qué tenemos que recurrir a carreras tan largas y extenuantes para poder ver cómo una mujer se cuelga la medalla de oro absoluta?
Existen muchas posibles explicaciones, pero la más importante podría ser cuál es nuestra “gasolina” para el ejercicio físico prolongado.
Biológicamente, las mujeres tenemos un mayor porcentaje de grasa y una mayor facilidad para oxidar grasas, lo cual constituye una manera muy eficiente de aumentar las reservas energéticas disponibles para hacer ejercicio.
Además, también somos capaces de convertir de forma más eficiente el glucógeno en energía, siendo esta la segunda fuente energética más importante cuando los niveles de glucosa caen (1).
Otra posible razón por la cual las mujeres podríamos tener una ventaja es porque nuestras fibras musculares parecen ser más resistentes a la fatiga (2).
Aunque biológicamente tengamos una menor masa muscular, las fibras que componen a nuestros músculos podrían ser más resistentes a la fatiga, algo que interesa mucho en los eventos deportivos de ultrarresistencia.
No solo difiere la fatigabilidad debido a diferencias como el porcentaje de fibras musculares de tipo II, sino que también se han realizado estudios que han estudiado cómo la fatiga periférica es mayor en hombres que en mujeres (3).
En este estudio se miraron diferentes factores que influenciaban la fatiga en deportistas y pudieron obtener muchas conclusiones sobre lo que podía estar sucediendo en los organismos de las mujeres y su repercusión en la fatiga (Figura 1).
Importancia del perfil psicológico
Finalmente, otro pilar fundamental es el perfil psicológico. En este punto diferimos mucho hombres y mujeres y esto no iba a ser distinto si hablamos de deporte.
Se han realizado estudios como el de Jens Jabok Andernsen, que estudió a mujeres y hombres maratonianos, en lo que ha quedado demostrado que los hombres tienden a “forzar” al inicio de la carrera, lo cual les provoca al final del evento deportivo una desaceleración importante y una caída del rendimiento (4).
Existen multitud de posibles razones de por qué sucede esto: menor capacidad de autocrítica, mayor secreción de testosterona y en consecuencia mayor competitividad y agresividad, etc.
Es muy complejo determinar el motivo por el cual los maratonianos que se analizaron en este estudio sufrían más que las mujeres para terminar la carrera, pero lo que sí se vio que era indiscutible es que tenían una clara disminución del ritmo a partir del quilómetro 21 de la carrera.
A nivel psicológico también influye mucho cómo gestionamos el dolor hombres y mujeres. Es inhe- rente el dolor en carreras tan exigentes y largas como son las ultra maratones o los Ironman. No está todavía muy claro si existen diferencias importantes entre hombres y mujeres en cuanto a la percepción del dolor.
Algunos estudios afirman que las mujeres sienten un dolor más intenso en la mayoría de las patologías (5), otros lo relacionan con el momento del ciclo hormonal en el cual se encuentre la mujer y algunos estudios incluso apuestan por un carácter más cultural de la gestión del dolor en el sexo femenino.
En este último caso, se propone que las mujeres quizás sientan un dolor más intenso pero que, culturalmente, están más acostumbradas a sobrellevarlo y a expresarlo de forma más natural, al contrario que los hombres (7).
Conclusiones
Aunque ahora haya hablado de casos en los que las mujeres consiguieron recibir la medalla de oro absoluta, no hay que omitir la realidad y es que todavía existe una cierta brecha entre las marcas deportivas masculinas y femeninas.
Aun así, lo que sí es innegable es que las mujeres estamos consiguiendo mejorar nuestras marcas de forma más acentuada que los hombres con el paso del tiempo (8).
No podemos predecir si realmente llegará un momento en el que las marcas de las mujeres en carreras de ultradistancia se igualen con las de los hombres, pero lo que sí podemos hacer es ver cómo el ámbito deportivo femenino sigue creciendo y convive en igualdad de condiciones con los deportistas masculinos.
Referencias bibliográficas
- Devries, M. C. (2016). Sex-based differences in endurance exercise muscle metabolism: Im- pact on exercise and nutritional strategies to optimize health and performance in Ex- perimental Physiology, 101(2), 243–249. https://doi.org/10.1113/EP085369
- Hunter, S. K. (2016). The relevance of sex differences in performance fatigability. Medicine and Science in Sports and Exercise, 48(11), 2247–2256.
- Devries, M. C. (2016). Sex-based differences in endurance exercise muscle metabolism: Im- pact on exercise and nutritional strategies to optimize health and performance in Ex- perimental Physiology, 101(2), 243–249. https://doi.org/10.1113/EP085369
- Research: Women Are Better Runners Than Men | RunRepeat. (n.d.). Retrieved December 14, 2019, from https://runrepeat.com/research-women-are-better-runners-than-men
- Fillingim, R. B., King, C. D., Ribeiro-dasilva, M. C., Rahim-, B., & Iii, J. R. (2009). Sex,Gender,Pain. J Pain., 10(5), 447–485.
Autora: Alicia Mato Pérez | Estudiante de Máster en Entrenamiento Deportivo, Actividad Física y Salud. Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte. Blanquerna – Universidad Ramón Llull.