Grasa marrón: el tejido de la incertidumbre

✎ Autor:  Orlando

La grasa marrón, también conocida como tejido adiposo marrón (en inglés BAT, de brown adipose tissue) o grasa parda, es un tipo de grasa que posee el ser humano. Ha sido objeto de estudio, y aunque los investigadores se han hecho eco de hallazgos positivos para la salud, mucho queda por aprender sobre ella.

¿Quizá no hayamos podido reproducir totalmente el contexto natural para el que ha sido diseñada? Aunque trataremos de despejar algunas incógnitas, tras la lectura de este artículo seguirán existiendo algunas incertidumbres sobre este tejido.

A continuación se explicará como es activada metabólicamente, donde está localizada, algunas de las funciones atribuidas recientemente, y los resultados de estudios con distintos enfoques como pueden ser el de la actividad física, la nutrición o la psicología.

Función de la grasa marrón

Hasta no hace mucho se pensaba que únicamente era activa metabólicamente para liberar calor cuando estábamos expuestos al frío, sin embargo, el panorama ha cambiado, nuevos, o no tan nuevos hallazgos, según se codifique el tiempo, arrojan luz sobre otras funciones (Cannon, B., Nedergaard, J., 2012)2.

El tejido adiposo marrón es único en poseer la habilidad de transferir directamente energía a calor, por lo que puede consumir energía en lugar de almacenarla como un exceso en forma de grasa.

Localización anatómica de la grasa marrón

La región anatómica donde la grasa marrón es encontrada principalmente, está ubicada en depósitos alojados en el cuello y alrededor de las clavículas.

imagen 2 grasa marrón
Imagen 2. Localización y control del tejido adiposo marrón en humanos adultos. Fuente: Cannon, B; Nedergaard, J. (2012)2.

Metabolismo de la grasa marrón

La grasa marrón obtiene su fuente de energía de los almacenes de lípidos, en forma de gotas de triglicéridos. Es por esta razón por la que se ha clasificado tradicionalmente como un tejido adiposo en lugar de ser un «familiar cercano» del músculo, como se piensa hoy.

Ouellet y colaboradores (2012)3 demostraron que en períodos prolongados de exposición al frío, una vez agotados los lípidos almacenados en la grasa marrón.

La producción de calor era producida gracias a las fuentes de energía circulantes de lípidos en la grasa blanca, pero solo a un bajo nivel, porque la producción prolongada de calor era mantenida incluso a un mayor grado por el consumo de los triglicéridos circulantes que las células de grasa marrón hacían mediadas por la acción de la lipoproteína lipasa, de ahí su «parentesco» con el músculo.

Por tanto aquellas personas con más grasa marrón expuestos al frío no basan principalmente en temblar la producción de calor, sino que usan la grasa marrón, por encima de un 40%.

Interés en el estudio y tratamiento de la obesidad

Este tema ha traído mucho estudio en el campo de la obesidad porque una muy alta y negativa correlación ha sido encontrada entre obesidad y la cantidad tejido adiposo marrón.

Una interpretación sobre esta relación versa respecto a la termogénesis inducida por los alimentos.

En esta, la termogénesis de los alimentos, un componente obligatorio es el relacionado al manejo directo de la comida, la otra parte, podría ser una termogénesis extra que permite la combustión de parte de la energía ingerida, por tanto, reduciendo la cantidad de energía que es almacenada en forma de grasa. Esta termogénesis extra podría ser mediada por el tejido adiposo marrón.

Se ha encontrado que aquellas personas que han sido confirmadas como poseedoras de mayor cantidad de grasa marrón (tejido adiposo marrón), muestran una mayor respuesta termogénica a un test estándar de alimentación comparados con personas sin esta, es decir, convierten una mayor proporción de las calorías de la comida directamente a calor.

Nuevas funciones de la grasa marrón

Villarroya, J. y colaboradores (2019)1 comentan de la existencia de un rol endocrino de la grasa marrón, a través de la liberación de adipocitos marrones actuando sobre otros tejidos y órganos distantes. Un ejemplo es el reconocimiento de tales actuaciones sobre el corazón y el músculo esquelético.

El tejido adiposo marrón libera factor de crecimiento fibroblástico 21 (FGF 21) teniendo como objetivo al corazón, favoreciendo efectos cardioprotectores, mientras que el nivel de miostatina secretada por este tejido controla el rendimiento de los músculos esqueléticos.

Cómo estimular la activación de la grasa marrón

Robinson, L y colaboradores (2016)4 afirman que cambios sutiles en el estrés psicológico (agudo y leve), incluyendo la anticipación, puede estimular la producción de calor dentro de los depósitos supraclaviculares de grasa marrón, como en el caso de tener que enfrentarse a un examen (test de aritmética), donde se estimula la produccion de cortisol.           

Por otro lado, Steinberg, J. (2017) y colaboradores5 analizaron más factores relacionados con la activación de la grasa marrón.

Sus datos señalan que la activación fue mayor con las menores temperaturas en el exterior, en los pacientes jóvenes y en la mañana tardía (9:00-12:00), así como durante el invierno y el final del verano (este último a pesar de quizá no ser esperado si nos remitimos solo a la temperatura).

Cafeína y tejido adiposo marrón

Velickovic, K. y colaboradores (2019)6 afirman que sus resultados demuestran que la cafeína puede promover la función de la grasa marrón en termoneutralidad y tener el potencial para ser usado terapéuticamente en humanos adultos.

Hicieron un estudio con una fase in vitro y otra in vivo (esta última bebiendo café).

¿Puede el ejercicio físico activar la grasa marrón?

Acosta, F. y colaboradores (2019)7 midieron diferentes niveles de actividad física donde ninguno fue asociado con el volumen y actividad de la grasa marrón ni con la actividad de los músculos esqueléticos.

Los autores concluye que aunque la actividad física juega un rol importante en la prevención de la obesidad y enfermedades relacionadas, parece que otros mecanismos psicológicos en lugar de la activación o reclutamiento de la grasa marrón podría moderar sus efectos metabólicos beneficiosos en jóvenes adultos sedentarios.ipos

Conclusiones

  • La grasa marrón es un tejido activado principalmente con la exposición al frío.
  • Nuevos hallazgos aportan funciones endocrinas a este tejido.
  • La activación metabólica de la grasa marrón ha sido estudiada desde diferentes aproximaciones, la de psicología, su respuesta a la toma de determinadas bebidas como la cafeína, o desde el campo de la actividad física.
  • La incertidumbre sobre qué y cómo se activa la grasa marrón, además de por la exposición al frío, es un campo abierto a la investigación.
  • Se necesitan estudios de mayor duración que permitan  establecer un escenario no reducido en el tiempo.
tipos de tejido adiposo
Figura 3. Tipos de tejido adiposo.

Referencias

  1. Villarroya, J. y colaboradores (2019). New insights into the secretory functions of brown adipose tissue. J Endocrinol; 243 (2): R19-R27. doi: 10.1530/JOE-19-0295.
  2. Cannon, B; Nedergaard, J. (2012). Yes, even human brown fat is on fire! J Clin Invest; 122 (2): 486-9. doi: 10.1172/JCI60941. Epub 2012 Jan 24.
  3. Ouellet V, et al. (2012). Brown adipose tissue oxidative metabolism contributes to energy expenditure during acute cold exposure in humans. J Clin Invest; 122 (2): 545-552.
  4. Robinson, L y colaboradores (2016). Brown adipose tissue activation as measured by infrared thermography by mild anticipatory psychological stress in lean healthy females. Exp Physiol; 101 (4): 549-557. DOI: 10.1113/EP085642
  5. Steinberg, J. (2017) y colaboradores. Factors influencing brown fat activation in FDG PET/CT: a retrospective analysis of 15,000+ cases. Br J Radiol; 90 (1075): 20170093. doi: 10.1259/bjr.20170093
  6. Velickovic, K., Wayne, D., Leija, H.A.L. y colaboradores (2019). Caffeine exposure induces browning features in adipose tissue in vitro and in vivo. Sci Rep 9, 9104.
  7. Acosta, F. y colaboradores (2019). Association of Objectively Measured Physical Activity With Brown Adipose Tissue Volume and Activity in Young Adults. J Clin Endocrinol Metab; 1;104 (2):223-233. doi: 10.1210/jc.2018-01312.

Autor: Orlando

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BIO: Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor de Educación Física.

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