Entrenamiento de Core, mejor específico

El entrenamiento de core desde el punto especifico del deportista es clave en la aplicación de fuerza ante situaciones reales de juego.

✎ Autor:  Robert

El entrenamiento de core hace referencia al entrenamiento de un grupo de músculos que nos proporcionan estabilidad sobre nuestra columna vertebral.

En el deporte esta muy implicado en todas las acciones y una de las mayores virtudes de los deportistas es la activación en los momentos oportunos del juego, sobretodo en los deportes colectivos.

Poder darle las herramientas oportunas a través de la especificidad es una de las claves para una mayor transferencia. Analizamos el entrenamiento de core en profundidad.

¿Qué es el core?

El core puede ser descrito como una caja muscular con los abdominales al frente, paraespinales y glúteos en la parte posterior, el diafragma en la parte superior y la musculatura del suelo pélvico y de la pelvis propiamente dicha en su parte inferior (20).

Antes de adentrarnos en el entrenamiento de core, vamos a ver la musculatura del core:

Sistemas de estabilización local y global de la zona Core.
Figura 1. Sistemas de estabilización local y global de la zona Core.

Los estabilizadores locales de la Columna son los músculos con inserciones a nivel intravertebral y que son capaces de proveer estabilidad intersegamental (22).

Mientras que los estabilizadores globales desaceleran excéntricamente el momento de fuerza y controlan la rotación de la columna como un todo.

Anatomía de los músculos del core.
Figura 2. Anatomía de los músculos del core.

Entrenamiento de core y Dolor lumbar o «low back pain»

La finalidad del entrenamiento de core y de dicha zona es fijar las estructuras óseas para movilizar nuestro cuerpo en óptimas condiciones.

Es por eso que la principal estructura a trabajar es nuestra columna vertebral la cual está formada por una estructura ósea (vertebras) superpuestas y articuladas entre ellas.

Constituye el eje principal del cuerpo y su disposición asegura la rigidez para soportar cargas axiales, proteger estructuras del sistema nervioso central y otorgar de movilidad y flexibilidad a los diferentes movimientos del tronco (21, 18).

Unos de los problemas que más frecuenta  la sociedad es el dolor lumbar. La hipotonía y el déficit de flexibilidad son los máximos factores que propician el dolor lumbar o ‘low back pain’ (19).

La lesión que sufre el tejido vertebral viene dado cuando la carga aplicada excede el umbral de tolerancia o fuerza del tejido (14).

La zona lumbar de nuestra columna, es una región que se ve especialmente comprometida en los movimientos articulares forzados, ya que alteran los mecanismos de autoestabilización del disco intervertebral, y además producen una importante fatiga de los elementos elásticos que protegen a las articulaciones vertebrales (21).

La tolerancia de un tejido viene determinada por la carga aplicada y por los periodos de recuperación (2). Relacionándose en el proceso lesional la carga (tipo de estrés, intensidad, movimiento realizado, etc.) y las propiedades del tejido (15).

Es decir, una carga por encima del umbral de tolerancia, o una carga de trabajo inadecuada sobre un tejido (disco vertebral, musculatura paravertebral…) dañado podría ser causa de lesión.

 

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Preparemos a la zona para el entrenamiento de core

Los músculos del core producen movimiento en los 3 planos (sagital, frontal y transversal). Es por eso que el papel que esta zona estará muy ligada a la especificidad del movimiento (25).

A modo de ejemplo, la musculatura lateral podría actuar como rotadora en un movimiento o estabilizadora en otro caso (24). La musculatura lumbo-pélvica tiene una gran participación en muchas acciones deportivas.

En el caso del fútbol, se sabe que actúa como estabilizadora en el retroceso de la pierna en el momento de armar la extremidad para el chut.

La finalidad de esta estabilización en el entrenamiento de core, no es otra que la de resistir el contramovimiento, de no ser así daría lugar a una pérdida de fuerza de la acción (28).

Cuando este sistema funciona apropiadamente, el resultado es una óptima distribución de las fuerzas con una mínima carga compresiva y translacional (20).

La fuerza en el entrenamiento de core es particularmente importante en el deporte ya que provee estabilidad proximal para la movilidad distal (6).

La función del tronco es la de estabilizar y las de los miembros superiores e inferiores la de movilizar.

Un tenista con buena estabilidad del tronco será capaz de aplicar más fuerza con sus brazos  (movilizadores del movimiento), ya que la transmisión de fuerzas será más completa. La mejora en la estabilidad central nos beneficiara en el rendimiento deportivo, proporcionándonos un mayor pico de potencia en las extremidades superiores e inferiores (29).

La variación de las tareas para abordar un entrenamiento de core integrado y funcional es uno de los aspectos más importantes para el fortalecimiento de esta zona central.

Comprendiendo que no actúan como estructuras individuales, sino que su activación y su funcionamiento es simultáneo, de manera que la rigidez sinérgica de los diferentes grupos musculares es mayor a la suma de las rigideces individuales.

Por lo que, realizar entrenamientos de core en esta musculatura de manera aislada tiene poco sentido, en cuanto en la práctica deportiva participan con coordinación  y co-activación de otras estructuras musculares (8, 9).

Por ejemplo, la investigación ha identificado una contracción anticipatoria del Transverso y del Multifidus en respuesta a los movimientos de las extremidades superiores e inferiores (8, 9).

Cholewicki y Mc Guill (5), demostraron que la inestabilidad de la columna o su colapso podría producirse si el nivel de co-contracción es bajo o el patrón de activación es erróneo.

Disminuyendo el rendimiento del deportista, ya que la aplicación de las fuerzas sobre los miembros superiores o inferiores no sería la óptima. Es decir, estaríamos dejando de aplicar fuerza óptima. 

Con esta rutina tendrás decenas de ejercicios con soporte fotográfico y con una rigurosa progresión. 

Conocerás la zona CORE y conseguirás una zona lumbo-pélvica estable para tu vida diaria o para mejorar el rendimiento en tu deporte.

Especificidad del entrenamiento de core

La especialidad deportiva marcara el tipo de entrenamiento de core que debamos desarrollar, ya que, el deportista responderá a ciertos patrones de movimientos específicos. En primer lugar debemos de saber cómo son las sinergias musculares de los diferentes movimientos que va a realizar el deportista en su deporte.

El tejido sobre el que se le va aplicar el entrenamiento de core  debe ser trabajado según sus características específicas.

En una primera fase se le exigirá al deportista posturas mantenidas estáticamente durante algunos segundos, y preferiblemente con cargas bajas, estímulos parecidos al papel que cubren en el organismo (13).

Evitando en todo momento que los momentos de fuerza no superen a los del control postural. Fundamental en este tipo de ejercicios de entrenamiento de core.

Atletas que necesiten estabilizar esta zona podrán beneficiarse del trabajo isométrico dentro del entrenamiento de core, por ejemplo un judoca, pero en todos aquellos deportes donde se necesita de movimientos explosivos, no solo bastara con este tipo de trabajo.

Si observamos cualquier deporte apreciaremos una característica común, en todos existe movimiento, movimientos que aparecen de manera intermitente, marcada en muchas ocasiones por las acciones e interacciones del propio juego, obligando a la zona del core a activarse y desactivarse reaccionando a los agentes externos.

Aprender a activar y desactivar la zona core ante los movimientos específicos de nuestro deporte será una de las claves en el rendimiento deportivo.

Controlar la estabilidad de la columna en movimiento es muy complicado debido a la multitud de músculos que la controlan, existiendo una infinidad de patrones de movimiento de activación muscular que perturben el adecuado control de la estabilidad (5).

La dificultad para que el sistema nervioso controle la postura es inmensa. Éste debe determinar cuáles son las estructuras musculares que deben activarse y cuál será la estrategia idónea para cumplir con la demanda que se le requiere a esa zona de activación.

Cuando las exigencias son previsibles el sistema nervioso puede planear de antemano una estrategia de activación, pero cuando esto cambia y el movimiento es imprevisible (chocar hombro contra hombro ante un adversario rival en rugby o fútbol), la toma de decisiones que el sistema nervioso debe realizar para co-activar esa zona determinada dando respuesta a la perturbación que está sufriendo el organismo.

Todo esto precisa de un entrenamiento de core a fin a la especificidad del deporte a desempeñar que nos de herramientas para una respuesta adecuada y controlada del resto de subsistemas que integran ese determinada activación en la zona Core.

La riqueza propioceptiva de la posición, el movimiento de la columna vertebral y el posicionamiento de la pelvis deben de considerarse en la progresión del entrenamiento de core  y que garantice una salud del raquis proporcionándole fuerza y resistencia.

Una de las claves en el entrenamiento de core, es la co-activación simultánea de muchos grupos musculares con la finalidad de aumentar la rigidez de la columna vertebral.

La contribución que se produce entre los distintos músculos dependerá de múltiples factores como la propia tarea a desarrollar, la postura y la dirección de la fuerza (10, 30).La sincronización de estos será fundamental para conseguir una estabilización en el momento oportuno.

Aprender a activar y desactivar la zona core ante los movimientos específicos de nuestro deporte será una de las claves en el rendimiento deportivo.

Principios en el diseño de ejercicios lumbo-pelvicos o entrenamiento de core

Para reducir el daño en los tejidos, McGill (15) presenta una serie de recomendaciones a la hora de realizar el entrenamiento de core:

  1. Reducir los picos (y la acumulación) de compresión raquídea para reducir el riesgo de fracturas en el platillo vertebral.
  2. Evitar los movimientos de flexión máxima del tronco, especialmente a primera hora de la mañana, para reducir el riesgo de hernia discal.
  3. Reducir los movimientos repetidos de flexión y extensión completa del raquis para reducir el riesgo de fractura en la pars interarticularis.
  4. Reducir las fuerzas de cizalla para minimizar el riesgo de lesión en las facetas articulares y arco vertebral.
  5. Reducir el tiempo de sedentación, particularmente si se acompaña de vibración, para reducir el riesgo de hernia discal.  

Además aportamos dos ideas de Miñarro (12):

  1. Realización de ejercicios dinámicos lentos con inclusión de fases estáticas como parte del entrenamiento de core.
  2. Concienciarse de la movilidad pélvica y escapular como medio de control de las curvaturas raquídeas. El  control de la postura adoptada por el raquis, evitando posiciones raquídeas forzadas, permite una actividad más correcta, segura y efectiva en la realización de los ejercicios físicos a la hora de realizar el entrenamiento de core (15).

 

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¿Cuántos días a la semana tenemos que realizar entrenamiento de core?

Ciertos trabajos han evidenciado que realizar un entrenamiento de core en una sesión a la semana es suficiente que para lograr un correcto fortalecimiento lumbar incrementando los umbrales de fuerza  y reduciendo al mismo tiempo la incidencia lesional del «low back pain» en la edad adulta (3).

La duración de los ejercicios deben oscilar entre los 7 y 8 segundos, ya que los músculos de la espalda experimentan una reducción en el suministro del oxígeno (15). Una recuperación breve y una vuelta a la activación parece ser lo idóneo.

Fitball como elemento auxiliar en el entrenamiento de core

Se conoce de los beneficios del fitball en la estabilización de la columna vertebral y como elemento adecuado para realizar el entrenamiento de core, demostrándose unos valores de actividad electromiografica elevados (1, 4).

Esta mayor activación generada por el fitball se debe a las adaptaciones que se producen por la inestabilidad del material (4, 26, 23). Y es que , la participación muscular vendrá relacionada con la estabilidad muscular de la región lumbar y abdominal (7).

Para implementar este tipo de material en nuestro entrenamiento de core, debemos estar muy seguros de que nuestros deportistas pueden realizarlo, recordando que no podemos añadir inestabilidad cuando no exista estabilidad (27).

Sin un buen control postural no hay ejercicio bueno (16).

Aplicación práctica de entrenamiento de core

A modo de conclusión mostraremos un ejercicio práctico con un jugador de baloncesto profesional.

El objetivo que se persigue es el de aumentar el control postural de la zona core en un momento especifico del juego muy importante, el lanzamiento.

Para ello utilizamos el Togu ®, una superficie inestable, para perturbar el movimiento, y así poder aumentar el control postural.

Un ejercicio dinámico y específico adecuado para nuestro entrenamiento de core que puede servir como base para el desarrollo de ejercicios posteriores.

Además, os dejamos nuestro pack de entrenamiento de core para todos aquellos/as que quieran saber más sobre ello:

pack zona core trainingbotón de más información

entrenamiento de core

Son muchos los estudios que demuestran los amplios beneficios de fortalecer la zona lumbopélvica. Por un lado, para prevenir lesiones (31, 33, 41, 42) y , por otro lado, para mejorar el rendimiento físico y deportivo, sin llegar a haber todavía evidencias claras de esto último (40).

Sin embargo, es muy habitual ver a personas en los gimnasios y a deportistas profesionales entrenando el equilibrio pélvico en plataformas como bosus o fitballs, ¿son realmente mayores estos beneficios cuando usamos ejercicios de CORE Stability en plataformas inestables?

Cuando utilizamos plataformas inestables conseguimos una mayor activación de los músculos de la zona central de nuestro cuerpo.

En un estudio realizado por Kohler et al. (2010), se observó un aumento de la actividad eléctrica de los músculos abdominales cuando se utilizaron plataformas inestables como bosu, fitball, foam roller…

No obstante, en la mejora de rendimiento no ha habido diferencias.

En un reciente estudio realizado por Prieske et al. (2015), en el que se dividió en dos un grupo de 39 futbolistas de alto nivel de 17 años, unos realizaron trabajo de core stability con plataformas inestables y otros sin ellas durante 9 semanas con frecuencia de 2-3 veces a la semana.

Ambos grupos aumentaron su rendimiento deportivo (aumento de la fuerza extensora del tronco, mejora del tiempo de sprint y mejora del golpeo) pero no hubo diferencias entre ellos.

Core stability
Figura 1. Ejercicios sobre plataformas inestables.

Por último, es muy habitual también ver hacer ejercicios de fuerza en plataformas inestables, como pueden ser sentadillas subido en bosus o press de banca apoyado en un fitball.

Diversos estudios demuestran que la activación del core es mayor de esta forma (32, 35, 38), pero, si lo que queremos es desarrollar la fuerza con el ejercicio que estamos realizando además de activar más el core, éste no será un buen método.

En el estudio realizado por Kohler et al. (2010), no se observa ningún beneficio en el desarrollo de la fuerza de esta forma, pues utilizar plataformas inestables hace que disminuya la aplicación de fuerza.

Conclusiones sobre el core stability

  • Con el core stability en plataformas inestables conseguimos una mayor activación de los músculos de esta zona (32).
  • Con Core stability en plataformas inestables no conseguimos mayor rendimiento deportivo que sin ellas (36).
  • Realizando ejercicios de fuerza en plataformas inestables conseguimos activar más los músculos del core (32, 35, 38) que si no las utilizáramos. Pero si lo que queremos es desarrollar la fuerza realizando ese ejercicio, mejor entrenar en una superficie estable (32).

Entrenamiento de Core Stability

Referencias bibliográficas

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  7. Heredia, J.R.; Ramón, M.. (2005) Entrenamiento de la musculatura abdominal: una perspectiva integradora. PubliCE Standard pid: 529.
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Autor: Robert

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BIO: Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (Inefc LLeida). Doctorando en fútbol (UMH Elche). Máster en Alto Rendimiento en Deportes Colectivos (Inefc Barcelona). Máster en Alto Rendimiento y Salud (UMH Elche). Entrenador Nacional de Fútbol.

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