Las capacidades específicas requeridas para deportes como el fútbol incluyen picos de velocidad y potencia (1,2), aceleraciones (3,4), fuerza (5,6), sprints repetidos (7,8) y resistencia aeróbica (9,10).
Para conseguir un alto rendimiento a la hora de repetir sprints de alta intensidad los deportistas deben conseguir altos picos de velocidad en los primeros esfuerzos realizados y posponer en la medida de lo posible la aparición de la fatiga en los siguientes (11). Por lo tanto, entrenar la capacidad de repetir esfuerzos cortos de alta intensidad tiene beneficios claros para estos deportistas (12,13).
Rendimiento en fútbol
Recientes investigaciones que analizaron la capacidad de realizar sprints repetidos en deportes de equipo concluyeron que el pico de velocidad y la velocidad aeróbica máxima son los aspectos fisiológicos más determinantes en el rendimiento (14,15).
Una reciente revisión orientada a mejorar la habilidad de repetir sptints (RSA) concluyó que la combinación de un entrenamiento interválico de alta intensidad, de repetición de sprints y de fuerza/potencia es necesaria para mejorar la habilidad anteriormente mencionada (14).
La mayoría de los deportes de equipo, como el fútbol, requieren esfuerzos cortos de alta intensidad combinados con intervalos largos de tiempo a intensidad submáxima durante un partido (16). Los sprints equivalen al 5-10% de la distancia total realizada durante un partido y equivalen al 1-3% del tiempo de un partido de fútbol (17,18). Esta acción es muy relevante para este deporte porque tras este tipo de acciones se consigue un alto porcentaje de los goles (19).
La intensidad media de un partido de fútbol es alta y la necesidad de recuperarse de los esfuerzos cortos e intensos se ven mejorados si se dispone de una buena capacidad aeróbica, principalmente de un buen consumo máximo de oxígeno (VO2Máx). Este nos indica la máxima capacidad del organismo para obtener energía de forma aeróbica (20).
Hablando de la importancia del VO2Máx y de la distancia recorrida durante un partido, diferentes estudios han encontrado una correlación entre el VO2Máx y la distancia recorrida durante el juego (21,22).
Comprender los aspectos fisiológicos asociados a los deportes de equipo es básico para poder programar un entrenamiento en altura.
Efectos de la hipoxia en el rendimiento deportivo
La hipoxia afecta a la capacidad de captar oxígeno, y es un poderoso agente significativo para producir adaptaciones en el organismo (23,24). El entrenamiento en hipoxia mejora el rendimiento anaeróbico de los deportistas, ya que así lo demuestran diferente estudios científicos (25-27).
En 1967 se celebraron en México los Juegos Olímpicos. Los resultados de pruebas atléticas de más de tres minutos de duración que se desarrollaron en Ciudad de México, que está a 2.400 metros sobre el nivel del mar y que tiene una PB 210 mm Hg menor que a nivel del mar, mostraron en sus resultados una desmejora entre un 8 a 11%, cuando se les comparó con los obtenidos por atletas del mismo nivel pero en pruebas realizadas en altura menores a 1.000 metros sobre el nivel del mar. Se hizo innegable que la condición ambiental generada por los 2.400 m de altura de Ciudad de México había determinado el rendimiento de los deportistas de régimen metabólico aeróbico (28).
Los partidos internacionales de fútbol en Sudamérica se disputan en lugares como Bogotá (2600 metros), Quito (2800); La Paz (3600) o Ciudad de Méjico (2500 metros). Estos lugares presentan una dificultad para la aclimatación de los jugadores a tales alturas, sobre todo los que pertenecen a equipos que juegan sobre el nivel del mar (29).
La hipoxia, el frío y la deshidratación que se producen a elevadas alturas pueden producir dolores de cabeza, náuseas y fatiga.
La capacidad para consumir oxígeno, que se reduce al exponerse a alturas elevadas, modifica el rendimiento de los futbolistas (30,31). Los datos existentes informan que la reducción de suministro de oxígeno contribuye a reducir la capacidad de realizar sprints repetidos debido a los cambios producidos en las vías metabólicas y mecanismos neuromusculares (32-34).
Estos resultados nos demuestran el efecto que tienen las alturas moderadas en la capacidad de repetir cortos esfuerzos de alta intensidad en deportes de equipo.
La hipoxia hipobárica inducida por el aumento de la altitud terrestre tiene un efecto fisiológico principal que influye en el rendimiento de fútbol: la reducción de la presión parcial de oxígeno reduce el flujo de oxígeno a cada paso y por lo tanto disminuye la disponibilidad de oxígeno a nivel mitocondrial para producir ATP a través de la fosforilación oxidativa.
Con la exposición a la altura, para desarrollar un mismo trabajo, la ventilación es mayor, el ritmo cardíaco es mayor y la acumulación del lactato es mayor que a nivel del mar (35,36). Por lo tanto, a una altura elevada el futbolista percibirá que necesita hacer un mayor esfuerzo para alcanzar la misma capacidad de trabajo. Es por eso que un buen desarrollo del sistema aeróbico es un determinante fisiológico para el rendimiento en deportes de equipo. Últimamente muchos deportes de equipo han incluido el entrenamiento en altura con el objetivo de mejorar su rendimiento a nivel del mar (16).
El entrenamiento en altura se utiliza para mejorar el rendimiento para competir a nivel del mar o para aclimatarse a la competición en altura. La teoría fundamental del entrenamiento en altura es simple; esto es, tras la exposición del atleta a un ambiente con déficit de oxígeno, el cuerpo se adaptará a ese estrés y mejorará la eficiencia para transportar y utilizar el oxígeno disponible (37).
Métodos de entrenamiento en hipoxia
Los deportistas de equipo profesionales no tienen unos valores de velocidad y resistencia similares a los de los atletas de fondo o velocidad. Sin embargo tienen una combinación muy eficiente de los mecanismos aeróbicos y anaeróbicos.
En este caso, el metabolismo aeróbico domina el gasto energético durante un partido pero es el metabolismo anaeróbico el que está presente en las acciones decisivas (19,38).
Cuanto mayor sea el consumo máximo de oxígeno de un jugador de fútbol, mayor será la distancia recorrida en un partido (39) y mayor el número de carreras que podrá realizar a alta velocidad (40), lo que sugiere una importante contribución del sistema oxidativo como fuente energética durante un partido.
Hipoxia y Consumo de Oxígeno Máximo (VO2Máx)
Como ya hemos visto, el VO2Máx es un parámetro importante para el rendimiento en el fútbol y éste disminuye entre un 0.5-1.0% por cada 100 metros de subida sobre el nivel del mar en atletas de resistencia. Algo similar puede ocurrir en futbolistas profesionales (41).
La aclimatación a la altura es el factor clave para el rendimiento de los futbolistas. Para alturas mayores a 4000 metros no existe un aumento del VO2Máx, pero, sin embargo, la resistencia submáxima mejora más de un 50% después de 2 semanas de aclimatación (42).
A alturas más moderadas (2000-2500 metros), el VO2Máx puede volver a los valores obtenidos a nivel del mar sobre todo cuando se realizan entrenamientos a esa altitud (43).
Comparado con el entrenamiento a nivel del mar, vivir arriba y entrenar abajo (LHTL), uno de los métodos que se explicarán en el próximo artículo, ha demostrado un incremento del VO2Máx (44). Además el entrenamiento en hipoxia comparado con el entrenamiento en condiciones normales ha demostrado un aumento de la densidad capilar, que favorece el rendimiento aeróbico (45).
Además, el entrenamiento de alta intensidad en estado de hipoxia ha demostrado una mejora de la actividad de las enzimas oxidativas (46), la longitud y densidad mitocondrial (45,47,48), aspectos todos relacionados con la resistencia aeróbica.
Hipoxia y Resistencia a la Velocidad (RSA)
Los jugadores de deportes de equipo, como el fútbol, realizan una gran cantidad de acciones de alta intensidad, incluyendo numerosos sprints con recuperaciones incompletas durante un mismo partido. Como consecuencia de esto, desarrollar la habilidad de repetir este tipo de acciones, lo que se conoce como “Repeat Sprint Ability” (RSA), durante un largo período de tiempo es crucial para estos jugadores (49).
La fuerza máxima y la potencia en acciones simples no están muy comprometidas por la altura, sin embargo, repetir estas acciones en períodos cortos de tiempo (RSA) sí que pueden estar comprometidos por la altura, y es algo a tener en cuenta a la hora de competir a altitudes elevadas (50).
El entrenamiento en hipoxia parece poseer la capacidad de desarrollar muchos de los componentes que contribuyen a la habilidad de repetir sprints, y existe evidencia directa de que el entrenamiento en hipoxia puede mejorar el rendimiento de velocidad ya que en fútbol no se puede tener en cuenta la realización de un sprint, pero sí la realización de múltiples sprints con un período de descanso entre ellos. Un único sprint puede realizarse más rápido a alturas elevadas pero repetir esos sprints causan una mayor fatiga a esa altura, especialmente cuando existen cortos períodos de tiempo (51).
Muchos equipos utilizan ejercicios de entrenamiento bajo hipoxia para mejorar sus resultados. La sucesión de esfuerzos máximos bajo condiciones de hipoxia ha demostrado ser beneficioso para mejorar el rendimiento y reducir la fatiga cuando se realizan sprints con recuperaciones incompletas. Es decir, este entrenamiento mejora el RSA. Por lo tanto, este entrenamiento es una prometedora estrategia en deportes intermitentes cuando se va a competir en altura.
El entrenamiento que consiste en repetir sprints en hipoxia, cuando estos duran menos de 30 segundos y son a máxima intensidad (all-out) con recuperaciones incompletas (ratio de trabajo-descanso menor a 1:4), puede ser considerado como la estrategia más específica para este tipo de deportes (52).
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