Cáncer en mujeres y rol del ejercicio físico

Revisamos el cáncer en mujeres, sus factores de riesgo y el rol del ejercicio físico como agente de prevención y control de esta enfermedad.

✎ Autor:  Gabriel Rezzonico

El cáncer en mujeres es una creciente preocupación a nivel mundial debido a su elevada tasa de incidencia. Existe un 20% de probabilidades de padecer cáncer en mujeres antes de alcanzar los 75 años, lo que lleva a pensar que 1 de cada 5 personas tendrá que luchar contra esta enfermedad durante el transcurso de su vida (9).

Riesgo de cáncer en mujeres

Aproximadamente un 30% de los diagnósticos de cáncer en mujeres se refieren al de mama, presentándose también una gran cantidad de casos en el tracto reproductivo femenino (9, 29).

Sólo en Argentina, en 2020 la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC – International Agency for Research on Cancer) estimó un total de 68.551 casos de cáncer en mujeres, de los cuales el 32,1% se refirió a tumores malignos de mama (cuadro 1).

Cáncer en mujeres y rol del ejercicio físico
Cuadro 1: distribución absoluta y relativa de casos incidentes de cáncer para Argentina en 2020 estimados por la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, según localizaciones tumorales más frecuentes y sexo (n=130.878) | Fuente: adaptado de Instituto Nacional del Cáncer, s. f.

Además de los mencionados, existen otros tipos de cáncer en mujeres que también representan parte de la problemática asociada a esta patología, entre los que se pueden mencionar: pulmones (8,4%), colon (5,9%), piel no melanoma (5,2%), tiroides (4,9%), estómago (4%), recto (3,1%), otros (27,5%) (9).

La alta tasa de incidencia de cáncer en mujeres ubica a esta enfermedad  como la segunda causa de muerte más frecuente, luego de las de índole cardiovascular (gráfica 1) (21, 29).

prevalencia de enfermedades en mujeres
Gráfica 1: porcentajes de distintos tipos de enfermedades en mujeres | Fuente: adaptado de Mauvais-Jarvis et al., 2020

En Estados Unidos la Sociedad Americana del Cáncer estima anualmente el número de nuevos casos y muertes por esta enfermedad (imágenes 1 y 2), siendo el cáncer de mama, pulmones/bronquios, colon/recto y del cuerpo del útero, las variantes que mayor incidencia de diagnóstico presentaron.

estimación de nuevos casos de cáncer en mujeres
Imagen 1: estimación de nuevos casos de cáncer en mujeres y hombres de Estados Unidos para el 2022 | Fuente: adaptado de Siegel et al., 2022

Con respecto a la tasa de mortalidad por cáncer en mujeres (imagen 2), en estos mismos estudios se ubicaron dentro de los primero seis lugares:

  1. Pulmones/bronquios
  2. Mama
  3. Colon/recto
  4. Páncreas
  5. Ovarios
  6. Cuerpo del útero
estimación de mortalidad por cáncer en mujeres
Imagen 2: estimación de mortalidad por cáncer en mujeres y hombres de Estados Unidos para el 2022 | Fuente: adaptado de Siegel et al., 2022

Debido a la relevancia que tiene esta enfermedad en la actualidad, en el presente artículo se desarrollarán las características y causas dos tipos de cáncer en mujeres que se presentarían recurrentemente en el sexo femenino: mama y tracto reproductivo.

Además, una vez considerados los factores de riesgo asociados a estas patologías, se mencionará el rol del ejercicio físico como agente de prevención para su tratamiento y control.

Cáncer en mujeres en la mama

La glándula mamaria es exclusiva de los mamíferos, y se trata de un órgano cuya función es la de sintetizar, secretar y proporcionar leche al recién nacido (12).

A lo largo del ciclo de vida de la mujer, estas glándulas sufren una serie de cambios morfo-funcionales los cuales se ven fuertemente influenciados por el embarazo y la menopausia (25).

Durante el ciclo de embarazo y lactancia (CEL), la glándula mamaria madura por completo, para luego comenzar con una regresión de este crecimiento tras la finalización del período de amamantamiento.

Esta regresión también se provoca luego de la menopausia, aumentando el riesgo a padecer cáncer de mama. Sin embargo, el crecimiento mamario inducido por el CEL genera modificaciones permanentes que protegen contra esta enfermedad (12, 25).

Se ha evidenciado que por cada 12 meses de amamantamiento, el riesgo de cáncer en mujeres se redujo en un 4.3% (28).

El cáncer de mama se trata del diagnóstico de cáncer en mujeres más frecuente de todo el mundo. Uno de sus mayores riesgos se debe a la rápida propagación o metástasis de las células cancerígenas, lo que termina por volverlo más resistente a las terapias (28).

Cáncer en mujeres en el tracto reproductivo

El sistema reproductivo femenino está compuesto por los ovarios, útero, trompas de Falopio y vagina (4, 22).

tracto reproductivo femenino
Imagen 3: tracto reproductivo femenino | Fuente: Morton et al., 2018

Los ovarios se sitúan dentro de la cavidad pélvica y conforman los órganos sexuales femeninos primarios, ya que producen los óvulos y hormonas sexuales, regulando el ciclo menstrual.

El útero, también ubicado la cavidad pélvica, es un órgano cuya función es recibir y nutrir un ovocito fecundado hasta el nacimiento. Sus paredes están conformadas  por tres capas: perimetrio, miometrio y endometrio.

Las trompas de Falopio o “tubas uterinas”, se extienden desde los ovarios hasta el útero, permitiendo su conexión para el transporte de los óvulos desde los ovarios a la cavidad uterina, así como el ingreso de los espermatozoides para la fecundación.

La vagina se extiende desde el cuello o cérvix uterino, hasta la hendidura entre los labios menores o vestíbulo. Conforma la región inferior del canal de parto, sirviendo también como vía de paso para el endometrio desprendido producido durante la menstruación.

En el cuerpo humano se encuentra presente una diversidad de microorganismos (bacterias, hongos, protistas, arqueas, virus) a los cuales se les refiere como microbiota. Si bien la mayoría de las bacterias residen en el tracto gastrointestinal, también se ha encontrado presencia de estas en órganos como la vejiga, útero, ovarios y trompas de Falopio.

La mayor parte de las bacterias del tracto reproductivo femenino residen en la vagina y el cuello del útero, pudiéndose atribuir como una de las causas del cáncer ginecológico a una disbiosis o alteración en la composición de esta microbiota (18).

El cáncer de ovarios es una de las afecciones más letales en lo que respecta al tracto reproductivo femenino (17). En ocasiones, su origen puede provenir de algún tipo de cáncer en las trompas de Falopio o de carcinomas del tejido endometrial (20).

Factores de riesgo de cáncer en mujeres

El cáncer en mujeres mantiene una estrecha relación con la obesidad, inactividad física, consumo de alcohol, tabaco y mala nutrición, debiéndose también tomar en consideración la historia familiar (29).

El cáncer de cuello uterino se trata del cuarto tipo de cáncer de mayor prevalencia a nivel mundial. Esta malignidad se debe a distintos subtipos del virus de papiloma humano (VPH), por lo que su tratamiento y control estará mayormente vinculado a estrategias de cuidado sexual y vacunación (6).

Algunos tipos de cáncer en mujeres como el de endometrio, mama, ovarios, hígado, vesícula, riñones y colon, están íntimamente relacionados con la obesidad y el sobrepeso (24).

El cáncer en mujeres de tipo uterino, por ejemplo, se encontraría relacionado en un 60,3% de los casos con exceso de peso (29), y se evidenció un aumento del 70% en el riesgo a padecer cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas obesas (28), probablemente debido a un aumento en los niveles de estrógenos circulantes liberados desde el tejido adiposo (30).

En la gráfica 2 puede verse cómo un mayor Índice de Masa Corporal se asoció con un alto riesgo de muerte en pacientes con cáncer de endometrio de Estados Unidos, viéndose incidida esta enfermedad por el exceso de hormonas, disfunciones ovulatorias, resistencia insulínica u otros desórdenes metabólicos que pueden tomar lugar en los casos de obesidad (8, 10).

relación entre mortalidad por cáncer en mujeres de EEUU e índice de masa corporal
Gráfica 2: relación entre mortalidad por cáncer en mujeres de EEUU e índice de masa corporal (IMC) | Fuente: adaptado de Fader et al., 2009

Con lo que respecta al cáncer de mama, se ha relacionado una mayor incidencia de este en aquellas mujeres que presentaron un embarazo completo tardío (>35 años), o que no pasaron por el proceso de gestación durante su vida (28).

Alcanzar la menarca o primera menstruación antes de los 11 años o la menopausia luego de los 55, también podría aumentar el riesgo. La tasa de mortalidad debida a este tipo de cáncer en mujeres se ve incrementada proporcionalmente con el aumento de la edad, alcanzando un pico alrededor de los 60 años (30).

factores que contribuyen a padecer cáncer en mujeres
Imagen 4: factores que contribuyen a padecer cáncer en mujeres | Fuente: adaptado de Łaniewski et al., 2020

Como puede verse en la imagen 4, existe también una considerable predisposición a padecer cáncer en mujeres debido a factores genéticos (20, 28, 30).

ℹ Aproximadamente un 5-10% de los diagnósticos de cáncer de mama tienen un origen hereditario. Además, una persona que hubiera sido diagnosticada con este tipo de cáncer en mujeres tiene 3 a 4 veces más posibilidades de volver a padecer la enfermedad en otra parte del cuerpo (28).

Diversos estudios han encontrado una asociación significativa entre la incidencia de endometriosis (proceso inflamatorio del tejido endometrial) y el cáncer de ovario (2).

Por su parte, el síndrome de ovario poliquístico (disfunción endocrino-metabólica que afecta a mujeres en edad reproductiva), se ha asociado con un riesgo mayor de cáncer en mujeres de tipo endometrio y glándula mamaria (15).

Prevención de cáncer en mujeres y ejercicio físico

La Fundación Mundial de Investigación sobre Cáncer (WCRF – World Cancer Research Fund) y el Instituto Americano de Investigación en Cáncer en mujeres (AICR – American Institute for Cancer Research) han propuesto entre sus recomendaciones para promover la salud y prevenir la aparición de esta enfermedad encontrarse en un peso saludable y permanecer físicamente activo (cuadro 2).

recomendaciones de la WCRF/AICR para promover la salud y prevenir la aparición de cáncer
Cuadro 2: recomendaciones de la WCRF/AICR para promover la salud y prevenir la aparición de cáncer | Fuente: adaptado de Clinton et al., 2020

Los lineamientos de la Sociedad Americana de Cáncer determinan que para adoptar un estilo de vida saludable, deberían realizarse semanalmente al menos 150 minutos de actividad física de intensidad moderada o 75 minutos a alta intensidad (29).

El entrenamiento aeróbico, así como también el ejercicio de fuerza o una combinación de ambos, mostraron un efecto positivo sobre la calidad de vida en mujeres que se recuperaban de cáncer, aumentando las funciones físicas y reduciendo la sensación de fatiga y dolor (23).

Se ha postulado que aquellas pacientes de cáncer que se encontraban activas físicamente durante el período previo al diagnóstico de la enfermedad, presentaron un 26-27% menos de mortalidad en comparación con sus contrapartes que no realizaban ejercicio. De cualquier modo, quienes comenzaran a realizar ejercicio luego del diagnóstico también podrían verse favorecidas (3).

En este mismo contexto, el riesgo a padecer cáncer de mama se vería reducido en un 10-25% en aquellas mujeres que realizaran al menos 7 horas de caminata por semana, viéndose favorecido este porcentaje por un aumento en la intensidad de dicha actividad (30). La práctica de actividad física regular también se ha asociado con una reducción del 30-60% en el riesgo a padecer cáncer de ovario (20).

ℹ El desarrollo de un plan de ejercicio durante y luego del tratamiento de cáncer en mujeres, ha demostrado mejorar no sólo aspectos físicos sino también psicológicos, reduciendo sensaciones de fatiga, depresión y ansiedad (1, 11, 16, 19).

Al intentar seleccionar el tipo de actividad más efectiva, resulta importante considerar que un programa de entrenamiento aeróbico (a intensidades en las que se trabajó al 65-85% de la frecuencia cardíaca máxima) sumado a ejercicios de fuerza durante 3 a 4 meses, generó importantes mejoras en variables de rendimiento físico y calidad de vida de mujeres post tratamiento de cáncer de mama y del tracto reproductivo (7, 13).

Por su parte, el entrenamiento Interválico de Alta Intensidad (HIIT – High Intensity Interval Training) realizado de manera concurrente con ejercicios de fuerza durante un período de 4 meses, promovió aumentos en la fuerza y masa muscular, así como una reducción en la percepción de dolor por cáncer de mama (1).

En cualquier caso que se desarrolle un programa de entrenamiento para el tratamiento y control de cáncer en mujeres, otro aspecto fundamental a considerar será el plan alimenticio debido a que algunos nutrientes podrían aumentar el riesgo a padecer esta enfermedad (cuadro 3).

efectos de los alimentos sobre el riesgo a padecer cáncer en mujeres en la mama
Cuadro 3: efectos de los alimentos sobre el riesgo a padecer cáncer en mujeres en la mama | Fuente: adaptado de Sellami & Bragazzi, 2020

Conclusiones sobre incidencia de cáncer en mujeres y rol del ejercicio físico

Debido a la alta incidencia de casos de cáncer en mujeres, se trata de una patología que representa un elevado riesgo para la salud (9, 21).

Si bien existen distintos tipos de cáncer en ambos sexos, en mujeres se evidenció un muy alta prevalencia de cáncer en la mama y su tracto reproductivo, el cual es propio de sus particularidades biológicas (9, 21, 27).

Con respecto a los factores de riesgo para padecer cáncer en mujeres, se ha evidenciado una estrecha relación entre esta enfermedad y la obesidad/sobrepeso (8, 10, 28, 29, 30).

En los caso de cáncer de mama, la menarca temprana o menopausia tardía, así como la ausencia de un proceso de gestación y/o amamantamiento, implicarían un un aumento del riesgo a sufrir esta patología (28, 30).

En este contexto, el ejercicio físico se ha propuesto como un poderoso estímulo para la prevención de cáncer en mujeres y el control de sus síntomas asociados (1, 3, 5, 11, 13, 16, 19, 20, 23, 29, 30).

ℹ Entre las distintas actividades que pueden llevarse a cabo en un plan de ejercicio para mujeres con cáncer, podría optarse por trabajos aeróbicos de moderada a alta intensidad, HIIT, trabajos de fuerza o combinaciones de estos (1, 19, 29).

Resultará de gran importancia una buena adherencia a los planes de entrenamiento, para así alcanzar no menos de 3-4 meses de trabajo y lograr los cambios positivos inducidos por la actividad física (1, 13, 19).

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Autor: Gabriel Rezzonico

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BIO: Licenciado en Alto Rendimiento Deportivo. Máster en Optimización del Rendimiento Deportivo. Doctorando en Actividad Física y Deporte. Director del gimnasio Integral Fitness. Presidente en Argentina del Círculo Internacional de Expertos en Deportes de Combate (CIE-DC). Autor de libros sobre preparación física en deportes de combate.

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