El presente artículo trata sobre cómo afrontar los posibles conflictos en Educación Física, analizando aquellos que puedan darse, las razones para que éstos sucedan, así como formas de prevención y actuación ante ellos con el fin de alcanzar una resolución de conflictos conjunta y pacífica.
El aula de Educación Física
El aula de Educación Física es un espacio en el que se promueve la convivencia escolar, entendida como la interrelación que se produce entre diferentes miembros y que influye de manera significativa en el desarrollo ético, intelectual y socioafectivo del alumnado (1). Con esto, se establece la escuela como uno de los principales agentes socializadores, junto a las familias, durante la infancia y adolescencia.
Por consiguiente, la asignatura de Educación Física, por el hecho de desarrollarse en un espacio diferente al aula y las mayores posibilidades que ofrece de interacción entre iguales, lo convierte en un contexto propicio para la aparición de conflictos en educación física (2).
Además, preocupa el incremento de comportamientos agresivos y violentos que se dan en las escuelas (3), siendo necesario utilizar diferentes herramientas que permitan mejorar las relaciones y resolver los diferentes conflictos en educación física que puedan ir surgiendo.
Una de las revisiones realizadas recientemente (4) revela la importancia del área y programas de Educación Física para hacer frente a la violencia y el acoso escolar. Con ello, vamos a ver algunos de los conflictos en educación física que pueden darse en la misma y posibles fases que permitan su resolución.
¿Por qué surgen conflictos en Educación Física?
En una clase de Educación Física se dan múltiples situaciones en las que el alumnado se enfrenta entre sí debido a la naturaleza del juego y la actitud competitiva de cada uno, surgiendo conflictos en educación física que pueden ser provocados por diferentes motivos.
Por un lado, se utiliza la formación de grupos o equipos de juego en los que el alumnado es dividido a partes iguales con el fin de trabajar de manera conjunta y alcanzar un objetivo común. Con esto, pueden aparecer conflictos en educación física tanto dentro como fuera de los grupos.
En ese contexto, al estar el equipo compuesto por distintos miembros, cada uno tiene una actitud y comportamiento diferentes. Podemos encontrar alumnos o alumnas que quieren llevar la batuta del equipo y organizar y coordinar todo lo que en él ocurre.
Además, hay otros miembros que tienen una vena competitiva y solo piensan en ganar al equipo contrario, no teniendo en cuenta que son un grupo, por lo que actúan de manera autónoma e individualista.
Asimismo, hay ocasiones en las que no se deja participar a algunos componentes porque se piensa que su nivel motriz no es el requerido para la actividad a realizar o que no van a acompañar la dinámica del grupo y, como consecuencia, no se les deja participar de manera equitativa o conjunta con el resto.
Todo esto, hace que el equipo no cree una dinámica de grupo y una estrategia conjunta que les permita unir fortalezas y así alcanzar el objetivo que se pretende alcanzar en cada momento.
Por otro lado, pueden surgir conflictos en educación física entre grupos debido a acciones como «hacer trampas», donde hay equipos que no siguen las normas del juego establecidas mientras que el resto sí, y avanzan en la dinámica de forma incorrecta, surgiendo dilemas entre los diferentes compañeros y compañeras.
También es importante tener en cuenta que en el aula se trabaja con menores que poseen diferentes temperamentos y actitudes, estando todavía buscando y formando su propia personalidad.
Por lo tanto, es necesario atender a esa variedad e intentar regular la actividad, partiendo de las posibles situaciones de conflicto que se puedan dar en las sesiones y conociendo progresivamente a nuestro alumnado.
Respecto a esto, en ocasiones se producen conductas disruptivas en el alumnado como interrupciones, conductas irrespetuosas y desafiantes, o la desmotivación y el desinterés, producidas como reflejo de su propia situación personal (5).
Por ello, es necesario dividir el gran grupo en pequeños equipos asignando una actividad diferente a cada uno para ir practicando distintas técnicas, movimientos o tareas propias de un deporte concreto.
¿Qué pasa en este caso? Pues que, por un lado, los materiales no son siempre suficientes para todo el grupo-clase, teniendo que realizar distintos deportes o actividades en pequeños equipos, en la misma sesión, y por otro lado, muchos alumnos y alumnas no quieren formar parte de un equipo porque la tarea asignada no le gusta, porque sus compañeros de equipo no son los que quería tener o el material que está usando otro equipo es el que quería utilizar y no el que le ha tocado.
Esto va creando conflictos en educación física respecto a los compañeros, al docente y a la propia actividad, surgiendo en ocasiones una actitud de rechazo y pasividad respecto a lo que tienen que realizar.
Principales conflictos en Educación Física
De acuerdo con las causas anteriores, van surgiendo conflictos más frecuentes en el aula de Educación Física debido a diversos factores relacionados tanto con los miembros participantes como con la propia actividad.
Sexismo o discriminación debida al sexo
Todavía en la sociedad actual existe gran cantidad de estereotipos relativos a ciertas actividades y deportes. Estos se asocian a un género concreto o consideran que un género es más apto y está más preparado para algunas actividades físico-deportivas que otros.
Además, hace que algunos alumnos y alumnas puedan sentir rechazo del resto simplemente por el género sexual al que pertenecen, y provoque también actitudes pasivas en las sesiones.
Nivel de habilidad motriz
Cuando se llevan a cabo actividades deportivas, es probable que nos encontremos en el aula con alumnado que ya posee una preparación o conocimientos relativos a las mismas, por lo que su habilidad motriz será mayor que el resto. Ello puede crear una situación de superioridad de este alumnado sobre el resto, surgiendo así conflicto de compañerismo y convivencia.
Factores culturales
El rechazo al diferente por su aspecto, cultura o etnia puede dar lugar a la creación de pequeños grupos en el grupo-clase, siendo sus miembros elegidos por similitud entre iguales. En ocasiones, se puede evitar esta barrera si, algún alumno o alumna de características diferentes, muestra poseer una habilidad motriz elevada.
Búsqueda de la victoria
Dentro de esta tipología se pueden incluir aquellos conflictos originados por un exceso de competitividad. De hecho, este exceso de competitividad de los participantes hace que se generen discusiones y gritos por la frustración o enfado al no conseguir el objetivo del juego o ver que otro equipo es el que va más adelantado, lo cual puede provocar la aparición de trampas.
Además, algunas actividades concretas, como sería el caso de los juegos de eliminación, contribuyen a generar una dinámica de clase de ganadores y perdedores, que en algunos casos pueden dificultar la convivencia.
Por ejemplo, pueden surgir conflictos en educación física debido a la propia idiosincrasia de determinados juegos, actividades y deportes.
Como se ha mencionado previamente, en el aula de Educación Física se suele llevar a cabo actividades que se rigen por una serie de normas y reglas a seguir. Esto puede crear conflicto en el momento en el que no se siguen esas normas y deciden saltárselas. Para ello, es importante que queden bien marcadas y se entiendan por parte de todos los miembros.
Fases para la resolución de conflictos en Educación Física
Pero, ¿cómo se puede alcanzar esa resolución de los conflictos en Educación Física que van surgiendo?
Una gestión eficaz del aula no es aquella que se basa en resolver conflictos, sino que se considera más efectiva su prevención anticipando esas posibles disputas que puedan surgir (5). Por ejemplo, es importante establecer unas condiciones favorables de trabajo mediante una organización adecuada, un buen clima y marcos de socialización.
Así, como método de resolución de conflictos en Educación Física se puede plantear el plan de actuación que establece Funes Lapponi (6), enfocado en aprender a discrepar y a consensuar para poder trabajar y tratar los conflictos por parte de los diferentes implicados. Se puede organizar de acuerdo con:
El cambio de actitud
La actitud de algunos escolares consiste en estar a favor o en contra, lo que deteriora las relaciones e impide una convivencia adecuada en la escuela. Por ello, es necesario el cambio de actitud tanto hacia las actividades como hacia el otro.
Esto se alcanza dejando que sean ellos los propios protagonistas de las situaciones, buscando soluciones a los problemas y afrontándolos de manera cívica, respetuosa y tolerante.
La empatía
Relacionado con la convivencia y las relaciones sociales, es imprescindible el desarrollo y trabajo de la empatía, esa postura en la que nos situamos -de manera metafórica- en la piel del otro para tratar de entender y comprender cómo se siente de acuerdo con la situación.
Es importante que el alumnado trabaje diferentes conflictos en Educación Física y busquen sus propias soluciones dialogando y poniendo en común diferentes ideas que también permitan respetar otros puntos de vista.
Con esto, hay que enseñarles a parar y pensar antes de hablar o actuar ante ciertas situaciones conflictivas. Asimismo, nosotros como adultos tenemos que aplicar la escucha activa, considerando las distintas versiones de los hechos, buscando diferentes soluciones y seleccionando las ideas más lógicas y viables para llevarlas a cabo, siempre tratando de buscar el beneficio colectivo.
Para ello, se establecen siete fases secuenciales como marco de actuación para tratar y resolver los conflictos en el aula (7):
- Crear un clima emocional adecuado en el que se promueva esa actitud de cooperación y diálogo que se ha comentado previamente. Además, es importante no reaccionar de manera improvisada frente al conflicto, sino pararse a pensar en lo que ha ocurrido para luego poder actuar.
- Exposición del conflicto. Todos los implicados deben tener la oportunidad de presentar sus distintas versiones, analizar cómo y por qué ha ocurrido, siempre desde el respeto y el turno de palabra, dejando que cada uno exponga y, una vez acabe de hablar, entonces comentar.
- Planteamiento de posibles soluciones que ayuden a tratar el conflicto. No se trata de imponer, eludir o ceder ante el conflicto. Para ello, las soluciones tienen que establecerse con el fin de alcanzar el beneficio mutuo, no viendo la figura del otro como un enemigo sino como alguien con quien poder cooperar para alcanzar un objetivo común, volviendo a la empatía tratada previamente.
- Búsqueda del acuerdo respecto al punto anterior, buscando el beneficio común y, si no es posible, que al menos exista un equilibrio entre lo que se gana y lo que se cede en la solución planteada. El papel del docente en este caso, consiste en hacer de mediador regulando las actitudes y favoreciendo que sean ellos mismos los que lleguen a un acuerdo.
- Puesta en práctica. Las personas implicadas deben comprometerse a cumplir con el acuerdo establecido, realizando su parte del acuerdo correspondiente. En ocasiones, es posible que se necesite realizar alguna modificación respecto al plan inicial, siempre de acuerdo con las distintas partes.
- Valoración de los resultados, a través de la evaluación de la puesta en práctica, así como de las distintas modificaciones realizadas. Es posible que, al evaluar el proceso, se observe que el conflicto no ha sido resuelto o han surgido otros problemas anexos, por lo que sería adecuado volver al punto 4 y valorar un nuevo acuerdo.
- Comunicación al resto del grupo, si se cree necesario y los implicados están de acuerdo. Esto permite poder expresar y mostrar conflictos surgidos y su solución y, en el caso de que otros compañeros y compañeras puedan pasar por lo mismo, que tengan una muestra de cómo resolverlo de manera empática y adecuada.
Conclusión
Como se ha podido comprobar a lo largo del presente artículo, no existe una fórmula «mágica» para resolver los conflictos que puedan surgir en clase de Educación Física, sino una serie de recursos y estrategias que, adecuadamente combinadas, permiten generar una posible solución o vía de escape para resolver un conflicto, disminuir su intensidad o mediar en dicho conflicto.
Actualmente, existen diversos modelos pedagógicos, como sería el caso del modelo de responsabilidad personal y social o el estilo actitudinal, que pueden ser grandes aliados para el tratamiento de posibles conflictos que surjan en clase de Educación Física, especialmente con grupos cuyo comportamiento sea indisciplinado.
Referencias bibliográficas
- García-Hierro, M. A. y Cubo Delgado, S. (2009). Convivencia escolar en secundaria: aplicación de un modelo de mejora del clima social. REIFOP, 12 (1), 51-62.
- Martín, M. y Ríos, O. (2014). Prevención y resolución del conflicto en educación física desde la perspectiva del alumnado. Retos. Nuevas tendencias en Educación Física. Deporte y recreación, 25, 162-167.
- Smith Palacio, E. y Bermejo-García, S. (2021). Efectividad del desarrollo del autocontrol a través de la Educación Física. Revista Iberoamericana De Ciencias De La Actividad Física Y El Deporte, 10(2), 126–139.
- Jiménez-Barbero, J. A., Jiménez-Loaisa, A., González-Cutre, D., Beltrán-Carrillo, V. J., Llor-Zaragoza, L., & Ruiz-Hernández, J. A. (2019). Physical education and school bullying: a systematic review. Physical Education and Sport Pedagogy, 25(1), 79–100.
- Rodríguez-Negro, J. (2023). La gestión del aula en Educación Física. Herramientas y estrategias para el docente. Publicación independiente.
- Funes Lapponi, S. (2000). Resolución de conflictos en la escuela: una herramienta para la cultura de paz y la convivencia. Contextos Educativos, 3, 91-106.
- Ruiz Omeñaca, J.V. (2007). Educación física, valores éticos y resolución de conflictos: reflexiones y propuestas de acción. En Fraile Aranda, A., Resolución de los conflictos en y a través de la educación física (pp. 65-116). Graó.