Este artículo pretende mostrar información sobre la dislipidemia e hiperlipidemia, así como diferentes recomendaciones de ejercicio físico para «paliar» este trastorno metabólico.
¿Qué son la hiperlipidemia y la dislipidemia?
La hiperlipidemia es un trastorno que hace referencia a concentraciones elevadas de alguno o todos los lípidos que se hallan en la sangre, como el colesterol, triglicéridos y lipoproteínas.
Suele indicar niveles altos de lipoproteínas de baja densidad y lipoproteínas de muy baja densidad. Dislipidemia se usa para referirse a niveles anormales de lípidos, a la composición de las lipoproteínas de baja densidad o a ambas cosas. En este caso, defectos genéticos en el metabolismo del colesterol suelen causar la dislipidemia aunque también puede ser causa de otras enfermedades.
Grandes aumentos de LDL suelen estar causados por defectos genéticos de la actividad del receptor hepático de LDL pero también se pueden producir por hipotiroidismo y síndrome nefrítico. Además, algunos de los aumentos de la concentración de triglicéridos se deben a la resistencia a la insulina y/o notables reducciones en el HDL derivado del consumo de esteroides anabólicos (1).
Para esta alteración lipídica, que aumenta las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares (2,3,4), el ejercicio aeróbico es bastante efectivo, debiéndose favorecer más esta práctica y menos el uso de fármacos para el tratamiento (3,5).
Además, en una revisión se confirman los efectos beneficiosos de la actividad regular sobre los niveles de colesterol y describen los impactos de diferentes volúmenes e intensidades de ejercicio sobre diferentes tipos de colesterol y se presentan recomendaciones de ejercicios basados en la evidencia, destinados a facilitar la prescripción y la administración de intervenciones para optimizar los niveles de colesterol (4):
- Para sujetos sanos: aumentar la actividad física diaria a más de 30 minutos al día, 5 días a la semana; actividad aeróbica prolongada de intensidad moderada-alta (70-80% de la frecuencia cardíaca de reserva (FCR)) combinada con entrenamiento con cargas de baja intensidad (50% 1RM).
- Para sujetos con colesterol elevado (dislipidemia): aumentar la actividad física a más de 30 minutos al día, 5 días a la semana; actividad aeróbica prolongada, progresando del 70-80% FCR al 85% de la FCR máxima, combinada con entrenamiento de cargas a alta intensidad (75-85% 1RM).
- Para sujetos con colesterol elevado (dislipidemia) y movilidad reducida: aumentar la actividad física tanto como sea posible, progresando en el entrenamiento con cargas del 50 al 75 % 1RM en los grupos musculares grandes, pudiéndose incorporar sesiones en circuito a intensidad moderada.
Por otra parte, el entrenamiento de cargas puede jugar un papel importante en la mejora de la hiperglucemia y la dislipidemia, que a menudo se presentan en pacientes con accidente cerebrovascular (6). En este estudio se realizó un entrenamiento de tren inferior 3 días a la semana durante 8 semanas.
Causas de la hiperlipidemia
Según Coburn & Malek (NSCA) (1) serían:
- Niveles altos de LDL: obesidad abdominal; vida sedentaria; sobrepeso y obesidad; dieta aterogénica; resistencia a la insulina; intolerancia a la glucosa; predisposición genética; alteraciones genéticas; otras enfermedades como hipotiroidismo, hepatopatía obstructiva o insuficiencia renal crónica; ciertos fármacos como los esteroides anabólicos o corticosteroides. En este sentido el tratamiento sería: reducción del peso; cambio terapéutico del estilo de vida; reducción de calorías consumidas; aumento del consumo de fibra soluble (10-25g/día); aumento de la actividad física; tratamiento farmacológico; control de otros factores de riesgo (como tabaquismo o hipertensión).
- Niveles altos de HDL: sobrepeso y obesidad; vida sedentaria; triglicéridos altos; resistencia a la insulina; diabetes tipo 2; tabaquismo; alta ingesta de hidratos de carbono (>60% calorías); ciertos fármacos como bloqueadores beta o esteroides anabólicos. El tratamiento sería: control del nivel de HDL; reducción del peso; actividad física; dejar de fumar; cambio terapéutico del estilo de vida controlando las calorías consumidas e hidratos de carbono; tratamiento farmacológico.
- Triglicéridos: sobrepeso y obesidad; vida sedentaria; tabaquismo; ingesta excesiva de alcohol; ingesta alta de hidratos de carbono (>60% de las calorías); resistencia a la insulina; otras enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, insuficiencia renal crónica o síndrome nefrítico; ciertos fármacos como corticosteroides o estrógenos; alteraciones genéticas. El tratamiento sería: control del nivel de LDL; actividad física; reducción de peso; cambio terapeútico del estilo de vida controlando las calorías e ingesta de hidratos de carbono; restricción de la ingesta de alcohol; tratamiento farmacológico; dietas bajas en grasas para personas con niveles muy altos de triglicéridos (mayor o igual a 500 mg/dl).
Aspectos a tener en cuenta en la dislipidemia
Según las recomendaciones del Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) (7) serían:
- Las personas con dislipidemia deben ser evaluadas antes de la prueba de esfuerzo.
- Se debe tener precaución al evaluarlas ya que puede estar presente una enfermedad cardiovascular.
- Los métodos y protocolos de ejercicio estándar son apropiados para su uso con personas con dislipidemia autorizadas para las pruebas de ejercicio. Además, se debe tener especial consideración a la posible presencia de otras enfermedades crónicas y afecciones, como el síndrome metabólico, obesidad o hipertensión, que pueden requerir modificaciones los protocolos y modalidades de pruebas de ejercicio.
Otras recomendaciones de ejercicio para la dislipidemia e hiperlipidemia
Según el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) (7):
- Trabajo aeróbico: usar una frecuencia de 5 o más días semanales para maximizar la quema de calorías; la intensidad se debe encontrar entre 40-75% del VO2 de reserva o de la frecuencia cardíaca de reserva; el tiempo de duración de cada sesión debe ser de 30-60 minutos por sesión (para mantener la pérdida de peso se recomienda 50-60 minutos por sesión o ejercicio diario (además de que la realización de ejercicio intermitente de al menos 10 minutos de duración para acumular estas recomendaciones de duración es una alternativa efectiva al ejercicio continuo); respecto al tipo de ejercicio se deben priorizar actividades físicas aeróbicas que involucren a los grupos musculares grandes. Como parte de un programa de ejercicio equilibrado, se deben incorporar ejercicios de resistencia y ejercicios de flexibilidad. Las personas con dislipidemia sin comorbilidades pueden seguir el entrenamiento de resistencia y las pautas de flexibilidad para adultos sanos.
Resaltar que estas recomendaciones están muy relacionadas con las que se hacen para un mantenimiento de la pérdida saludable de peso de más de 250 minutos de ejercicio a la semana.
Según Coburn & Malek (NSCA) (1):
- Trabajo aeróbico: 5 o más días a la semana para maximizar el gasto calórico; entre 30-60 minutos diarios para potenciar o mantener la pérdida de peso; entre 40-75% del VO2 de reserva o de la frecuencia cardíaca de reserva. Resaltar que se debe tener en cuenta que la obesidad puede limitar el tipo de ejercicio y que, para optimizar el gasto calórico, al principio centrarse más en aumentar la duración que la intensidad.
En conclusión, la dislipidemia e hiperlipidemia aumentan la posibilidad de tener enfermedades cardiovasculares, y se ha demostrado que el ejercicio físico (junto a una modificación nutricional) puede ser muy útil como tratamiento.
Referencias bibliográficas
- Coburn, J., & Malek, M. (2014). Manual NSCA, fundamentos del entrenamiento personal (2ª ed.). Badalona, España: Paidotribo.
- Nelson, R. H. (2013). Hyperlipidemia as a risk factor for cardiovascular disease. Primary Care: Clinics in Office Practice, 40(1), 195-211.
- Wang, Y., & Xu, D. (2017). Effects of aerobic exercise on lipids and lipoproteins. Lipids in health and disease, 16(1), 132.
- Varady, K. A., & Jones, P. J. (2005). Combination diet and exercise interventions for the treatment of dyslipidemia: an effective preliminary strategy to lower cholesterol levels?. The Journal of nutrition, 135(8), 1829-1835.
- Mann, S., Beedie, C., & Jimenez, A. (2014). Differential effects of aerobic exercise, resistance training and combined exercise modalities on cholesterol and the lipid profile: review, synthesis and recommendations. Sports Medicine, 44(2), 211-221.
- Zou, J., Wang, Z., Qu, Q., & Wang, L. (2015). Resistance training improves hyperglycemia and dyslipidemia, highly prevalent among nonelderly, nondiabetic, chronically disabled stroke patients. Archives of physical medicine and rehabilitation, 96(7), 1291-1296.
- American College of Sports Medicine. (2013). ACSM’s guidelines for exercise testing and prescription. Lippincott Williams & Wilkins.