Para abordar el tema de la competencia motriz, Hernández Moreno y colaboradores (2014)1 nos introduce plasmando La Recomendación 2006/962/EC, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, que entiende como competencias claves “aquellas que todas las personas precisan para su realización y desarrollo personal, así como para la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo”.
Siguiendo estos argumentos, lo motriz podría ser una herramienta fundamental para el desarrollo total como ciudadanos. Ahora bien, si la competencia motriz no forma parte de las actuales competencias clave, «¿dónde la encuadramos en el marco legal y/o curricular?»
Concepto competencia motriz
La competencia motriz es definida como la integración de los conocimientos, los procedimientos, las actitudes y las emociones vinculadas a la conducta motriz para resolver con eficacia las múltiples interacciones que realiza el individuo con el medio y los demás, en los diversos contextos de la vida cotidiana.
Podríamos pensar en usar a nuestro favor (contextualizando en la comunidad autónoma de Canarias) que en el Decreto 83 / 2016, de 4 de julio, por el que se establece el currículo en la Educación Secundaria Obligatoria y el Bachillerato en la Comunidad Autónoma de Canarias, se nombra en varias ocasiones, las palabras-concepto de «competencia motriz». Veremos más adelante, que eso puede ser una barrera.
Razones por la que debe ser considerada una competencia clave
Hernández Moreno y colaboradores (2014)1 esgrimen una serie de razones por las que la competencia motriz debe ser considerada como tal:
- Razones de desarrollo personal.
- Razones pedagógicas.
- Razones psicológicas y afectivas.
- Razones profesionales.
- Razones educativas.
Destacar su argumento respecto a las razones educativas, donde afirman que la educación debe atender a la integridad de la persona, pero que por otro lado las competencias clave establecidas no atienden a la dimensión motriz del ser humano, con lo que imposibilita la educación integral, holística y globalizada que se preconiza como finalidad última en los sistemas educativos modernos.
Por tanto, no se entendería la ausencia de la competencia motriz como competencia clave en un sistema educativo competencial e inclusivo.
Importancia de la competencia motriz como competencia clave
La importancia radica en que cuando una persona sabe cómo solucionar los problemas motores, su competencia motriz se halla actualizada y desarrollada en cualquier contexto que requiera motricidad.
Es por tanto, y como premisa fundamental para avanzar epistemológicamente, «la difícil tarea de la ciencia», que la competencia motriz sea considerada como aspecto inherente al ser humano y no exclusiva de ninguna asignatura, porque el hecho de ser unívoca a una materia la convierte en específica y no en clave (Pérez-Pueyo y colaboradores 2016)2.
Competencia motriz: competencia específica
No obstante, en otro trabajo, Gómez, A. y colaboradores (2021)3, donde muchos autores coinciden con la reseña de 2014, dejan claro y de manera literal que para ellos la competencia motriz es una competencia específica, lo que de modo unidireccional lleva a una contradicción, el no poder ser una competencia clave.
Volviendo a los planteamientos de Pérez-Pueyo y colaboradores (2016)2 el problema reside en asignarle al área de Educación Física la competencia motriz, porque de este modo se pierde la transversalidad que ha de aportarse desde todas las materias, y no desde la exclusividad de una sola. En otras palabras, el protagonismo y responsabilidad debe ser de todas las áreas.
Sin embargo, los mismos autores plantean un nuevo camino para hacer de lo motriz una competencia clave, la perspectiva transversal.
Perspectiva transversal
Su premisa fundamental para tal cambio es reflexionar acerca de una competencia vinculada a los aspectos motrices, psicomotrices o corporales desde la perspectiva transversal que poseen las competencias clave y no desde el tradicional enfoque propio y exclusivo de la materia de Educación Física.
Esta transversalidad se obtendría a través de la que denominan Competencia Corporal Clave, que presentaría una serie de dimensiones que pueden ser verdaderamente trabajadas desde todas las materias, contribuyendo así a la misma, al desarrollo integral y a su transferencia a la vida activa y adulta.
Para no repetir el error, ponen como ejemplo el caso de la competencia lingüística. En este caso, no han denominado a la competencia específica de esta materia como competencia lingüística, sino como competencia comunicativa, lo que se traduce en que puede ser trabajada por todas las áreas.
Falta de contenido competencial
Siguiendo nuevamente con las ideas de Pérez-Pueyo y colaboradores (2016)2 , a priori la contribución de materias que no sean la Educación Física a la Competencia Corporal Clave podría parecer nula o minimizada, pero al igual que con el caso de la competencia linguística, las demás materias pueden contribuir a ella.
Resulta de gran interés su apreciación metodológica al destacar la Gamificación o ludificación como «un recurso motivante e innovador» para que otras áreas desarrollen la competencia corporal.
Para evitar confusiones, dejan claro que es necesario diferenciar la motricidad de nuestro campo (actividad física recreativa o de competición) de la motricidad que toda persona, independientemente de que haga actividad física o no, requiere para su desarrollo personal, y esto último es lo que le da el status de transversal.
Competencia corporal clave
Pérez-Pueyo y colaboradores (2016)2 establece el conceto de Competencia Corporal Clave (en lugar de competencia motriz) como la capacidad para utilizar y cuidar nuestro cuerpo de forma adecuada, disfrutar y expresarse con él.
La perseguida transversalidad se alcanzaría por medio de unas dimensiones o subcompetencias que desde cada área, y no solo desde la Educación Física, posibilitaría su adquisición. En la siguiente tabla veremos su propuesta.
Conclusiones
- La competencia motriz es una competencia sometida a debate en el campo educativo.
- Su inclusión como competencia clave requiere un cambio de aproximación epistemológica.
- Es necesaria una transferencia de su ente específico a transversal.
- Nuevos estudios necesitan ser realizados para terminar de configurar su estatus.
Referencias
- Hernández Moreno, J. et al. (2014). La competencia motriz como competencia clave.
- Pérez-Pueyo, A., García Busto, O., Hortigüela Alcalá, D., Aznar Cebamanos, M. y Vidal Valero, S. (2016). ¿Es posible una (verdadera) competencia clave relacionada con lo motriz? La competencia corporal. Revista Española de Educación Física y Deportes; 415, 51-71.
- Gómez, A. y colaboradores (2021). (Re) pensar la competencia motriz. Retos; 40: 375-384.