El pie humano es una intrincada red de huesos, músculos, ligamentos y nervios. Todos trabajando juntos, permitiéndonos realizar acciones desde caminar hasta bailar flamenco. En este artículo analizamos en profundidad la anatomía del pie.
Estructura del pie humano
A continuación os mostramos de forma detallada la estructura del pie humano, sometiendo a análisis tanto la anatomía del pie, como el complejo músculo tendinoso.
Anatomía del pie osteoarticular
La anatomía del pie es compleja, compuesta por numerosos huesos, articulaciones, ligamentos, músculos y tendones responsables de los complejos movimientos coordinados de la marcha y de nuestra capacidad para mantenernos erguidos. Por definición, el pie es la extremidad inferior distal a la articulación del pie.
El retropié, la parte más posterior del pie, está compuesto por el astrágalo y el calcáneo, dos de los siete huesos en el pie, concretamente en el tarso. La articulación del astrágalo y el calcáneo se denomina articulación subastragalina.
La articulación subastragalina posterior constituye el mayor componente de la articulación subastragalina. La articulación subastragalina permite la inversión y eversión del tobillo y el retropié (1).
El mediopié está formado por cinco de los siete huesos del tarso: navicular, cuboides y cuneiformes medial, medio y lateral. La unión entre el retropié y el mediopié se denomina articulación de Chopart, que incluye las articulaciones talonavicular y calcaneocuboidea.
El navicular también se articula con los huesos cuneiformes medial, medio y lateral distalmente. El cuboides forma la base de la columna lateral del pie y se articula con la base de los huesos metatarsianos cuarto y quinto distalmente. Los ligamentos calcaneonaviculares, junto con el tendón tibial posterior, contribuyen a la estabilidad del mediopié y del arco (1).
El antepié es la parte más anterior del pie e incluye los metatarsianos, las falanges (dedos) y los huesos sesamoideos. Cada dedo tiene un metatarso y tres falanges, excepto el dedo gordo, que sólo tiene dos falanges.
La articulación del pie y el antepié forma la articulación de Lisfranc. Los tres cuneiformes se articulan con las bases de los metatarsianos 1º, 2º y 3º, mientras que el cuboide se articula con la base de los metatarsianos 4º y 5º.
El cuneiforme medio es el más pequeño y permite la unión del segundo hueso metatarsiano en la articulación de Lisfranc, lo que contribuye a la estabilidad.
El ligamento de Lisfranc tiene tres componentes (dorsal, interóseo y plantar) que conectan la base del segundo hueso del pie metatarsiano con el cuneiforme medio.
Además de los ligamentos de Lisfranc, existen ligamentos intertarsianos e intermetatarsianos que contribuyen a la estabilidad del mediopié y el antepié (1).El antepié se divide a su vez en columnas medial y lateral. Cada columna se compone de radios/rayos, un metatarso y sus falanges asociadas.
Los rayos del uno al tres forman la columna medial, mientras que los rayos cuatro y cinco forman la columna lateral. Los radios primero y segundo son los principales componentes de carga del antepié.
Finalmente, dentro de la anatomía del pie tenemos las articulaciones metatarsofalángicas primera y segunda (articulaciones MTP) que son componentes clave del antepié y desempeñan un papel fundamental en el equilibrio, el soporte del peso y la marcha.
La compleja anatomía del pie a nivel capsular y ligamentosa de las articulaciones MTP se conoce comúnmente como placas plantares (1).
⚠ Tabla 1. Los Huesos Principales en la anatomía del pie
Hueso |
Descripción |
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Falanges | Huesos de los dedos del pie |
Metatarsianos | Huesos largos en el mediopié |
Tarsos | Huesos en el trasfondo del pie |
¡Eso es! Si hablamos de anatomía del pie, tenemos 26 huesos en cada pie, representando el 25% de todos los huesos de tu cuerpo. ¿Impresionante, verdad?
Estructuras miotendinosas del pie
Continuamos analizamos la anatomía del pie y ahora veremos las estructuras miotendinosas que existen en esta parte de nuestro cuerpo.
El complejo aquiles-calcáneo-plantar
La anatomía del pie, va más allá de los huesos del pie y articulaciones. El concepto del sistema ACP hace hincapié en las interrelaciones embriológicas, anatómicas y patogénicas entre el tendón de Aquiles, la tuberosidad del calcáneo, la fascia plantar y los músculos plantares abductor hallucis, flexor hallucis brevis y flexor digitorum brevis.
El tendón de Aquiles parece tener 3 inserciones. Por un lado, está fuertemente unido a la tuberosidad del calcáneo. Así pues, el tendón de Aquiles tiene tres inserciones: (a) ósea a la tuberosidad del calcáneo, (b) fascial alrededor del calcáneo y en la fascia plantar, y (c) en la piel a través de la almohadilla grasa plantar y su intrincado sistema de septos fibrovasculares (2).
La fascia plantar
La fascia plantar se inserta en la tuberosidad calcánea inferomedial, añade fibras superficiales procedentes del tendón de Aquiles que contornean el calcáneo y ancla el esqueleto trabecular fibrovascular de la almohadilla grasa retro y subcalcánea.
En el antepié, sin embargo, la fascia plantar se resuelve en un sistema complejo y altamente direccional que incluye un anclaje firme a las vainas flexoras fibrosas de los dedos y septos sagitales que contienen almohadillas de grasa submetatarsiana, así como almohadillas de grasa alrededor de los nervios digitales.
Esta complejidad es necesaria para estabilizar la almohadilla de grasa bajo las articulaciones metatarsofalángicas (MTP) y alrededor de los nervios digitales mientras se está de pie y durante la última fase de la marcha cuando se produce la dorsiflexión de las MTP. Por último, la fascia plantar es elástica y acumula energía durante la marcha.
Este fenómeno se ve probablemente potenciado por el «efecto windlass», que es un aumento de la concavidad del pie que se produce con la dorsiflexión de los dedos (2).
Compartimentos del pie
A la hora de hablar de la anatomía del pie, debemos destacar que en la profundidad de la fascia plantar existen 4 compartimentos del pie, el lateral, el central, el medial y el interóseo. El tabique plantar medial separa los compartimentos medial y central. Dos músculos ocupan el compartimento medial, el abductor hallucis y el flexor hallucis brevis, además del tendón del flexor hallucis longus.
El compartimento central comprende tres niveles o capas musculares. El más superficial es el flexor corto de los dedos, que se origina en la tuberosidad medial del calcáneo, en la profundidad de la fascia plantar, y se inserta en las falanges medias de los dedos 2-5.
El siguiente nivel es el cuadrado largo de los dedos que nace en el calcáneo y se une al tendón del flexor digitorum longus, y los músculos lumbricales que tienen su origen en los tendones del flexor digitorum longus y se insertan en la aponeurosis dorsal de los dedos 2-5.
El nivel más profundo contiene el aductor hallucis brevis. El tabique plantar lateral separa los compartimentos lateral y central. Como ya se ha mencionado, este tabique transporta importantes haces neurovasculares que penetran en la almohadilla grasa subcalcánea a través de su cresta. El compartimento lateral contiene el abductor digiti minimi, el flexor digiti minimi y el opponens digiti minimi (3).
Dentro de la anatomía del pie, si hablamos de la región retromaleolar medial, el tendón más superficial es el tibial posterior. El tibial posterior tiene su origen en el peroné, la tibia y la membrana interosea.
Al aproximarse al tobillo, el tendón del tibial posterior discurre a lo largo del borde medial de la tibia, contornea superficialmente el maléolo medial y prosigue anteriormente hasta una inserción amplia en el tubérculo del navicular, los cuneiformes primero-tercero y la base de los metacarpianos segundo-cuarto.
Profundo (lateral) al tibial posterior en la parte posterior del maléolo medial discurre el flexor digitorum longus. Este tendón se inserta en la base de las falanges distales del segundo-quinto dedo (2).
Lumbricales, interóseos ventrales y dorsales:
Su disposición es similar a la que tienen en la mano. Sin embargo, el eje del antepié es el segundo rayo (metatarsiano y falanges).
Dentro de la anatomía del pie, vistos desde el lado plantar, los lumbricales son superficiales al arco intermetatarsiano transverso profundo, que es la estructura ligamentosa que une los lados de las placas plantares de los dedos adyacentes. Hay 4 lumbricales y su inserción es a la lámina extensora de los dedos segundo-quinto.
Dentro de la anatomía del pie, si hablamos del otro lado del ligamento metatarsiano transverso profundo se encuentran los 3 interóseos plantares y los 4 dorsales.
Cada uno de los 3 dedos laterales tiene un interóseo plantar que los aproxima al segundo dedo. En cuanto a los interóseos dorsales, que separan los dedos, el segundo dedo tiene 2 (igual que el dedo medio de la mano), y el tercero y el cuarto tienen 1 (2).
Nervios digitales y las bursas intermetatarsianas
La primera estructura a considerar es el nervio tibial y sus ramas, los nervios plantares medial y lateral. Estos nervios irrigan todos los músculos del pie (cara plantar), así como la piel plantar.
Dentro de la anatomía del pie, si hablamos de las ramas superficiales de los nervios plantares pueden ser propias o comunes. Un nervio propio irriga la piel del peroné o las caras radiales de un dedo del pie.
El nervio plantar medial se ramifica en un nervio propio hacia la cara medial del dedo gordo, y 3 nervios plantares comunes que a su vez inervan las superficies del primer-cuarto dedo (2).
Biomecánica aplicada a la anatomía del pie
A continuación analizaremos la biomecánica aplicada a la anatomía del pie.
Dentro de la anatomía del pie, la biomecánica del pie estudia cómo las fuerzas actúan en nuestros pies y cómo nuestros pies utilizan esas fuerzas para movernos.
Por ejemplo, al correr, nuestros pies absorben el impacto con el suelo, distribuyen el peso del cuerpo y nos impulsan hacia adelante.
⚠ Tabla 2. Importantes Aspectos de la Biomecánica del Pie
Aspecto |
Descripción |
---|---|
Pronación | Rotación del pie hacia adentro al caminar o correr |
Supinación | Rotación del pie hacia afuera al caminar o correr |
Arco del pie | Absorbe el impacto y ayuda en la propulsión |
Tobillo
El tobillo tiene la configuración articular de una sección cónica mantenida en rotación externa respecto a la tibia, con el pie en rotación interna respecto al tobillo. Proporciona la mayor parte de la flexión plantar y dorsiflexión y una rotación interna considerable en concierto con la articulación subastragalina.
Está estabilizada por el ligamento deltoideo medialmente y los ligamentos colaterales laterales. Su superficie asimétrica proporciona mayor estabilidad en dorsiflexión y mayor movilidad a la inversión y eversión en flexion plantar (4).
Articulación subastragalina
A la hora de hablar de la anatomía del pie, la articulación subastragalina suele tener tres facetas articulares y permite la eversión, la inversión y la rotación interna. Está estabilizada por componentes de los ligamentos colaterales deltoideos y laterales, los ligamentos interóseos del seno del tarso y por su cápsula lateral.
La posición lateral de la apófisis posterior del calcáneo con respecto al astrágalo proporciona un brazo de palanca para la eversión (pronación) durante el apoyo del talón y la fase media del pie, mientras que el sustentáculo del astrágalo proporciona un brazo de palanca para la inversión (supinación) en la fase final de la fase de apoyo y el despegue del pie (4).
Articulación de Chopart
Dentro de la anatomía del pie, la flexion plantar y la dorsiflexión son los principales componentes de esta articulación, que tiene una amplitud de movimiento variable, dependiendo del grado de rotación y eversión subastragalina, y es responsable en gran medida de proporcionar flexibilidad o rigidez al mediopie.
Dentro de la anatomía del pie, durante el apoyo del talón, la pronación (eversión-valgo) de la articulación subastragalina hace que los ejes de rotación de las articulaciones talonavicular y calcaneocuboidea sean relativamente paralelos, aumentando la amplitud de movimiento de la articulación.
Al final de la fase de apoyo, la supinación (inversión-varo) hace que las superficies articulares sean relativamente antiparalelas, lo que aumenta la rigidez del mediopié (4).
Articulaciones intertarsianas
Las articulaciones naviculocuboidea, naviculocuneiforme e intercuneiforme forman un arco de inclinación variable en el mediopié, que se ve alterado por la alineación dinámica del retropié.
El arco intertarsiano se vuelve menos profundo con la pronación del retropié, lo que aumenta su flexibilidad, y más pronunciado en supinación, lo que lo hace más rígido en la preparación para el despegue de la puntera (4).
Articulación de Lisfranc
A la hora de hablar de la anatomía del pie, vemos en concreto la articulación de Lisfranc es relativamente rígida, con cierta capacidad para el varo del primer metatarsiano.
Dentro de la anatomía del pie, los ligamentos fuertes que atraviesan las articulaciones intertarsiana y tarsometarsiana, y la configuración del segundo metatarsiano contribuyen a un arco transversal y longitudinal que soporta los metatarsianos en la fase de despegue.
La fijación del peroneo largo a la base lateral del primer metatarsiano le proporciona resistencia dinámica al varo y a la pronación excesiva del antepié durante el despegue de los dedos (4).
Articulaciones metatarsofalángicas (MTP)
Dentro de la anatomía del pie, el ángulo de partición metatarsal de la cabeza metatarsiana del segundo al quinto rayo define el ángulo de dorsiflexión de estas articulaciones.
Comenzando en los dedos laterales, la carga se desplaza medialmente, terminando entre el primer y el segundo rayo del pie. La placa plantar ayuda a evitar la divergencia intermetatarsal durante la carga del antepié.
La dorsiflexión progresiva de las articulaciones MTP durante el despegue de los dedos activa el mecanismo de “windlass” del arco longitudinal del pie mediante la conexión de la aponeurosis plantar con las cápsulas metatarsofalángicas, lo que empina progresivamente el arco anteroposterior durante la carga del antepié, añadiendo más rigidez.
La dorsiflexión reaparece justo antes del siguiente golpe de talón, durante el cual se resiste activamente con la carga del retropié, absorbiendo aún más la carga (4).
Grasa plantar
La grasa plantar del pie está especialmente compartimentada con microcámaras superficiales y macrocámaras profundas. La estructura funciona para disipar la carga, especialmente sobre las eminencias óseas del talón y la articulación metatarsofalángica.
La estructura adiposa funciona mejor cuando la mayor parte de su superficie está sometida a carga, como cuando el calzado está bien ajustado con una talonera apretada, lo que permite que una mayor parte de las superficies laterales disipen la carga (4).
Anatomía del pie a nivel funcional
A continuación analizaremos la anatomía del pie a nivel funcional:
La unidad calcaneopodal (UCP)
La UCP es una entidad anatómica y fisiológica específica, representada por todo el pie excepto el astrágalo. El calcáneo, el mediopié y el antepié están sólidamente unidos por fuertes ligamentos que crean una unidad que se articula con el astrágalo. El movimiento de la UCP es complejo, ya que gira bajo el astrágalo alrededor del eje constituido por el ligamento talo-calcáneo de Farabeuf.
Además, la UCP es deformable. Los huesos que la constituyen se mueven en pequeños grados entre sí para mantener el pie plantígrado en apoyo.
Además, parece tener una estrecha interdependencia con la unidad talo-tibiofibular, de modo que cualquier movimiento de esta última produce un movimiento adaptativo o compensatorio y/o una deformidad de la primera (4).
La UCP está formada por el calcáneo, el mediopié y el antepié, sólidamente unidos por el ligamento calcaneocuboideo, el ligamento bifurcado (ligamento en Y de Chopart) y el ligamento calcaneonavicular inferior (ligamento glenoideo o de resorte).
Representa una unidad funcional que se articula con el astrágalo a través de cuatro componentes articulares: las articulaciones subastragalina posterior, media y anterior, y la articulación talonavicular.
El astrágalo no pertenece a la UCP del pie, sino a la misma unidad funcional que la tibia y el peroné, con los que forma el complejo talo-tibiofibular (4).
Este concepto, además de una división oblicua del pie, es complementario de las separaciones tradicionales y comúnmente utilizadas del pie: 1) la división transversal entre retropié, mediopié y antepié; y 2) la división longitudinal entre el arco medial (tres rayos mediales) y el arco lateral (dos rayos laterales) (4).
Ley de interdependencia de los arcos medial y lateral del pie
La ley de interdependencia de los arcos medial y lateral del pie estipula que cada vez que el quinto metatarsiano se desplaza superiormente, el primer metatarsiano se desplaza inferiormente, y viceversa.
Esto se debe a una particular disposición anatómica por la que siempre está presente un sincronismo entre ambos arcos. Este sincronismo está representado sobre todo por la pronación y supinación combinadas y recíprocas entre el antepié y el retropié, que tienen lugar en las articulaciones de Chopart, la media del tarso y la tarsometatarsiana.
Dentro de la anatomía del pie, hay que destacar que estas articulaciones son intrínsecamente móviles y se mueven inicialmente en la misma dirección, en pronación o en supinación.
Cada hueso actúa como una palanca con respecto al otro; su movimiento comienza cuando uno de estos huesos utiliza el hueso adyacente como punto de apoyo, y empuja al siguiente, que a su vez desplaza a otro hueso adyacente. esta interdependencia entre los arcos medial y lateral del pie también está relacionada con el complejo movimiento que tiene lugar en la articulación talocalcaneonavicular (4).
Arcos del pie y transmisión de la carga
Cuando se aplica una carga axial sobre el dorso del pie, los arcos lateral y medial actúan mecánicamente como un único arco longitudinal. Cuando se aplica una carga axial, la deformación del arco en el plano coronal es similar a la encontrada en el plano sagital, pero de menor magnitud.
El arco longitudinal es una estructura arqueada multisegmentaria que puede comportarse como un arco. Tiene una disposición triangular, con los lados formados por dos puntales articulados y la base por un tirante, que representa la fascia plantar.
Cuando se aplica una carga vertical externa descendente en el vértice del triángulo, los puntales están bajo compresión y el tirante bajo tensión. La transmisión de la tensión funciona a través de un desequilibrio entre los diferentes segmentos del triángulo. Los movimientos de elevación del arco y de flexión plantar son sincrónicos.
Por otro lado, en bipedestación de puntillas, cuando los dedos están hiperextendidos el arco se eleva y la distancia entre el calcáneo y las cabezas metatarsales disminuye. Este mecanismo es pasivo e independiente de la acción muscular (4).
El arco coronal puede esquematizarse mediante una estructura arqueada unisegmentaria o multisegmentaria. Una carga vertical descendente aplicada a su vértice produce fuerzas de compresión en el lado convexo y fuerzas de elongación en el lado concavo, es decir, sobre los ligamentos plantares y la fascia.
La marcha y función del pie
La compleja anatomía del pie y el tobillo deben hacer dos cosas para facilitar un patrón de marcha adecuado: ser flexibles para absorber la carga y volverse rígidos para actuar como brazo de palanca.
El ciclo de la marcha puede dividirse a grandes rasgos en dos partes: la fase de apoyo, en la que el pie está en el suelo, y la fase de impulsión, en la que el pie se levanta del suelo.
Dentro de la anatomía del pie, debemos destacar que la fase de apoyo comprende aproximadamente el 60% del ciclo de la marcha y se inicia con el golpe de talón. La transferencia de la carga corporal al pie, que debe absorberse para evitar lesiones, caracteriza la parte de la fase de apoyo correspondiente al golpe de talón.
La carga se absorbe en el sistema esquelético mediante el movimiento angular de las articulaciones resistido por los músculos del pie en contracción excéntrica, es decir, la contracción que se produce mientras el músculo se alarga.
A medida que avanza la fase de apoyo, la masa corporal sigue avanzando sobre el pie fijo e inicia el despegue de la punta del pie, la segunda parte de la fase de apoyo. Esta parte de la fase de apoyo requiere que el pie se convierta en un brazo de palanca rígido para soportar la carga generada desde el tobillo a través de los metatarsianos que impulsa el cuerpo hacia delante.
Al apoyar el talón, la posición lateral de la protuberancia posterior del calcáneo provoca la pronación (eversión-valgo) del retropié con rotación interna del tobillo. La rodilla y la cadera también rotan internamente en respuesta.
La pronación permite la dorsiflexión y ensancha el arco transversal del mediopié, permitiendo una mayor flexibilidad. Se produce un valgo progresivo del mediopié a medida que continúa la carga, que es resistido por los flexores mediales, especialmente el tibial posterior.
Para la absorción de la carga por esta anatomía del pie durante marcha, el mecanismo de windlass se desenrolla progresivamente contra la resistencia de los músculos del pie extensores, la carga. A medida que avanza la posición intermedia, la articulación tarsometatarsiana permite cierto varo y dorsiflexión del primer rayo, absorbiendo aún más la carga.
Como preparación para el despegue de la punta del pie, los tendones flexores continúan contrayéndose a medida que se reduce la carga sobre el talón, empujando el retropié hacia la supinación (inversión-varo) por acción del tibial posterior. Esto hace que las superficies articulares sean más rígidas, y hace que el arco transversal sea más inclinado.
Si hablamos de anatomía del pie, hay que resaltar que los músculos del pie flexores intrínsecos también contribuyen a la rigidez del antepié, y el mecanismo de windlass se tensa a medida que avanza la flexión de metatarsofalángica (5).
Prevención de Lesiones: El Cuidado del Pie en el Deporte
Dentro de la anatomía del pie, es importante hablar del calzado adecuado y el entrenamiento apropiado son fundamentales para prevenir lesiones del pie. Algunas estrategias clave pueden ser:
- Uso de calzado adecuado para el deporte practicado.
- Realización de ejercicios de fortalecimiento del pie.
- Evitación de superficies irregulares al correr.
¡Protege tus pies y ellos te protegerán!
«Una buena salud del pie es un paso hacia una mejor salud en general» – Un proverbio del deportista
Referencias bibliográficas
- Ficke J, Byerly DW. Anatomy, Bony Pelvis and Lower Limb: Foot. [Updated 2022 Aug 8]. In: StatPearls [Internet]. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2023 Jan-. Anatomía del pie. Available from: ncbi.nlm.nih.gov
- Hernández-Díaz, C., Saavedra, M. Á., Navarro-Zarza, J. E., Canoso, J. J., Villaseñor-Ovies, P., Vargas, A., & Kalish, R. A. (2012). Clinical anatomy of the ankle and foot. Reumatologia clinica, 8 Suppl 2, 46–52.
- Vazquez-Zorrilla, D., Millan-Alanis, J. M., Alvarez-Villalobos, N. A., Elizondo-Omaña, R. E., Guzman-Lopez, S., Vilchez-Cavazos, J. F., Fernandez-Rodarte, B. A., & Quiroga-Garza, A. (2020). Anatomy of foot Compartments: a systematic review. Annals of anatomy = Anatomischer Anzeiger : official organ of the Anatomische Gesellschaft, 229, 151465.
- Ghanem, I., Massaad, A., Assi, A., Rizkallah, M., Bizdikian, A. J., El Abiad, R., Seringe, R., Mosca, V., & Wicart, P. (2019). Understanding the foot’s functional anatomy in physiological and pathological conditions: the calcaneopedal unit concept. Journal of children’s orthopaedics, 13(2), 134–146.
- Towers, J. D., Deible, C. T., & Golla, S. K. (2003). Foot and ankle biomechanics. Anatomía del pie. Seminars in musculoskeletal radiology, 7(1), 67–74.