Suplementación con antioxidantes

¿Es realmente eficaz la ingesta de suplementación con antioxidantes para la mejora del rendimiento deportivo y para la salud del deportista?

✎ Autor:  Brais Ruibal

En este artículo analizamos la suplementación con antioxidantes ¿realmente es efectiva?

Está científicamente demostrado que la práctica regular de actividad física produce importantes beneficios en el organismo, aunque también existe evidencia  de que su práctica aumenta la producción de radicales libres que producen daño oxidativo en el tejido muscular, hígado, sangre y, posiblemente, en otras estructuras (9,21).

Debido a las consecuencias que produce, los radicales libres se han convertido en un gran enemigo de los deportistas, por lo que requiere una gran importancia la forma de combatirlo.

En este artículo comentaremos en qué consisten los radicales libres, su relación con el ejercicio físico, y los efectos que tiene en el rendimiento deportivo la ingesta de suplementos con antioxidantes, prestando especial atención a las vitaminas C y E, y su combinación.

Radicales libres y ejercicio físico

Los radicales libres son como moléculas o fragmentos moleculares que contienen uno o más electrones desapareados en sus átomos u orbitales moleculares (14). Los procesos que generan radicales libres son muy numerosos (infecciones, inflamación, etc.) y por si fueran pocos, nosotros lo aumentamos con agentes externos (tabaco, alcohol,….). Arteriosclerosis, enfermedad de Parkinson y de Alzheimer, entre otras, son patologías que están muy relacionadas con el daño oxidativo.

Una vez que los radicales libres que se generan sobrepasan la capacidad de los sistemas antioxidantes del organismo, provoca una situación de estrés oxidativo (4). Éste juega un papel fundamental en la progresión del daño producido en la fibra muscular una vez se ha producido el daño inicial, cuando el ejercicio físico ha tenido un carácter predominantemente excéntrico (4). Para protegerse de esto, el cuerpo tiene su propio sistema de defensa antioxidante.

También, para contrarrestar dicho daño, en los últimos tiempos se ha arraigado en nuestra sociedad la creencia de que el consumo habitual de determinados productos y suplementos antioxidantes mejora el estado de salud y el rendimiento deportivo.

Los antioxidantes son agentes que actúan en la prevención de alteraciones producidas por los radicales libres en las células (11).

Existen los antioxidantes enzimáticos, como la superoxido dismutasa y la catalasa; y los antioxidantes no enzimáticos, como la vitamina E y C, el ácido úrico o las carotenoides. Se ha demostrado que existe la posibilidad de minimizar los efectos de los radicales libres del oxígeno mediante la administración de antioxidantes tales como: beta carotenos, vitamina C, vitamina E, glutatión, etc.

Sin embargo, los sistemas antioxidantes son complejos y los suplementos antioxidantes pueden actuar como prooxidantes si se toman en exceso, de ahí la necesaria individualización a la hora de pautar suplementación, en función del atleta y del deporte realizado (3).

Vitamina C y rendimiento deportivo

Es también conocida como ácido ascórbico, y se encuentra en alimentos como las frutas cítricas, la guayaba, el mango, la lechosa o el tomate (15). Los efectos antioxidantes de la vitamina C se consideran beneficiosos en muchas enfermedades humanas, como el cáncer o cataratas.

Sin embargo, en ciertas condiciones, la vitamina C puede actuar como pro-oxidante, por la alta reactividad de ésta con los metales de transición, como el hierro (4). Por ello, resulta conveniente valorar la concentración de ferritina sérica siempre que se consumen megadosis de vitamina C.

Diversos estudios (5, 7, 13, 19, 20, 23, 24) han evaluado la relación entre la ingesta de vitamina C y el rendimiento deportivo, aunque los resultados no son del todo consistentes, en muchos casos debido a la mala estandarización de los sujetos (6).

La suplementación con vitamina C resulta en un aumento de los depósitos de esta vitamina que es liberada a la circulación durante el ejercicio (7).

Childs et al. (5) reflejaron en los resultados de su estudio que la suplementación con vitamina C, después de una inflamación aguda provocada por el ejercicio excéntrico, aumenta el estrés oxidativo y los niveles de daño celular por encima de los niveles provocados solamente por la lesión sin tomar suplementación.

Los responsables de esto pueden ser los incrementos en los metales libres y la activación celular en la producción de peróxidos.

En algunos estudios (23,24) no se observa una mejora en el rendimiento aeróbico o de fuerza tras la suplementación de esta vitamina, aunque si se observa una disminución del dolor inducido por el ejercicio. Del mismo modo, se constata su eficacia en la disminución de la peroxidación lipídica, aunque no se reduce el daño muscular post-ejercicio (13).

Se ha observado también una pequeña reducción del consumo máximo de oxígeno tras la ingesta de 500mg de vitamina C 4 horas antes de la competición, aunque no tuvo efectos en la resistencia muscular (19). El ejercicio regular no incrementa el requerimiento de vitamina C en atletas (20).

Otros estudios han mostrado que la suplementación con vitamina C intensifica la preparación para el ejercicio sólo en sujetos con niveles plasmáticos de vitamina C bajos.

A pesar de que la suplementación con vitamina C parece no influir en la preparación para el ejercicio, la evidencia aunque no es concluyente, sugiere que la suplementación con esta vitamina podría intervenir en la disminución del daño muscular generado por el ejercicio.

Vitamina E y rendimiento deportivo

La vitamina E es el principal antioxidante que puede interrumpir la reacción de peroxidación lipídica en las membranas celulares.

La vitamina E es regenerada de su forma radical por la vitamina C o la coenzima Q e, indirectamente, por tioles, glutatión o ácido lipoico. La mayor fuente de vitamina E son los aceites vegetales obtenidos por presión en frío, el germen de trigo y los cereales integrales.

Otras fuentes son la carne, aves, pescado, frutas y verduras (contienen cantidades más pequeñas). Ahora, veremos los efectos que tiene la ingesta de vitamina E en el rendimiento en atletas.

En un estudio se constató un aumento de la peroxidación de lípidos tras la competición, aunque el rendimiento no incrementó en el grupo que ingirió vitamina E con respecto al grupo control (18). Otro estudio (22), propone la ingesta de 100-200mg de vitamina E para prevenir el daño oxidativo en atletas, además de proporcionar una óptima utilización del O2 en altura.

En el estudio de McAnulty et al. (16) se pudo observar que la suplementación con vitamina E no afecta a las concentraciones plasmáticas de homocisteína en atletas altamente entrenados durante el ejercicio exhaustivo.

De la misma manera, la suplementación con vitamina E no tuvo ningún efecto sobre el rendimiento deportivo de los atletas. Similares resultados se encontraron en el estudio de Wright et al. (25).

El daño muscular de aparición tardía está relacionado con las especies reactivas de oxígeno mediante la inflamación que acontece por la infiltración de fagotitos, y la vitamina E parece atenuar dicho proceso inflamatorio (2).

La suplementación con vitamina E parece no intensificar la preparación para el ejercicio pero podría proteger contra el daño muscular inducido por el ejercicio (7).

La vitamina E no parece influir sobre la preparación física del atleta para el ejercicio, salvo en condiciones de gran altura donde hay un mayor incremento de la peroxidación lipídica ante el ejercicio intenso (10).

Y la combinación de ambas, ¿conseguirá aumentar el rendimiento deportivo?

Aunque muchos estudios han indicado que la suplementación con vitamina E y vitamina C de forma aleatoria disminuye el estrés oxidativo asociado al ejercicio físico en humanos, existen muy pocas evidencias de que mejoren el rendimiento.

Aguiló y cols. (1), estudiaron el efecto de la suplementación de una mezcla de antioxidantes (vitamina E y C y beta-caroteno) contra la ingesta de placebo sobre el estado de Fe basal en atletas.

Se concluyó que la suplementación de una mezcla de antioxidantes (vitamina E, 500 mg/d; vitamina C, 1g/d; y beta caroteno, 30 mg/d) disminuye el estrés oxidativo, al igual que aumenta el Fe sérico y el índice de saturación del Fe. Por esto, se ha planteado una relación entre el estrés oxidativo y el metabolismo del Fe.

Goldfarb y cols. (12) estudiaron el efecto del tratamiento con una combinación de antioxidantes sobre el estrés oxidativo generado por ejercicio de resistencia excéntrico en 18 mujeres entrenadas.

El grupo, al cual se le administró 400 UI vitamina E, 1 g vitamina C y 90g selenio/día, atenuó el incremento de malondialdehido y la oxidación de proteínas.

Mastaloudis et al. (17) estudiaron a 22 corredores de ultramaratón de 50 kilómetros, suplementándolos con 1000mg de vitamina C y 300mg de vitamina E por tres semanas. Aunque esto no previno la inflamación, previno la peroxidación lipídica inducida por el ejercicio.

Conclusiones

Existe evidencia tanto a favor como en contra del uso de suplementos antioxidantes tanto para la disminución del estrés oxidativo generado por el ejercicio físico como para la mejora del rendimiento. Lo que sí ha quedado claro en esta revisión sobre la evaluación de la suplementación con antioxidantes en atletas es:

  • Se deben obtener las cantidades adecuadas de antioxidantes a través de la dieta, para ello, enseñar a los atletas a seleccionar inteligentemente sus comidas. En caso de que los atletas requieran suplementos de vitaminas o minerales, que éstos no pasen de la cantidad diaria recomendada (RDA).
  • Evitar, en medida de lo posible, la suplementación aleatoria de este tipo de antioxidantes, ya que como hemos visto anteriormente, no se ha demostrado un efecto positivo en el rendimiento del atleta.
  • Establecer las necesidades individuales a cada atleta, en función del deporte que realicen y del momento de la temporada en que se encuentren.

Bibliografía

  1. Aguiló, A., Tauler, P., Fuentespina, E., Villa, G., Córdova, A., Tur, J., y Pons, A. (2004). Antioxidant diet supplementation influences blood iron status in endurance athletes. International journal of sport nutrition and exercise metabolism, 14(2), 147-160.
  2. Aoi, W., Naito, Y., Takanami, Y., Kawai, Y., Sakuma, K., Ichikawa, H. y Yoshikawa, T. (2004). Oxidative stress and delayed-onset muscle damage after exercise. Free Radical Biology and Medicine, 37(4), 480-487.
  3. Atalay, M., Lappalainen, J., y Sen, C. (2006). Dietary antioxidants for the athlete. Current sports medicine reports, 5(4), 182-186.
  4. Calvo, G., y López, D. (2012). Ejercicio físico y radicales libres,¿ es necesaria una suplementación con antioxidantes? Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, (46), 12-12.
  5. Childs, A., Jacobs, C., Kaminski, T., Halliwell, B., y Leeuwenburgh, C. (2001). Supplementation with vitamin C and N-acetyl-cysteine increases oxidative stress in humans after an acute muscle injury induced by eccentric exercise. Free Radical Biology and Medicine, 31(6), 745-753.
  6. Clark, N. (2006). Guía de nutrición deportiva. Editorial Paidotribo. Barcelona.
  7. Clarkson, P., y Thompson, H. (2000). Antioxidants: what role do they play in physical activity and health? The American journal of clinical nutrition, 72(2), 637-646.
  8. Cuevas, M., Almar, M., Lima, E., De Paz, J., y Lez-Gallego, J. (2007). Effects of Eccentric Exercise on NF-JB Activation in Blood Mononuclear Cells. Medicine Science Sports Exercise, 39(4), 653-664.
  9. Davies, K. (1999). The broad spectrum of responses to oxidants in proliferating cells: a new paradigm for oxidative stress. IUBMB life, 48(1), 41-47.
  10. De Jesús, A., (2005). ¿Es necesaria la suplementación con antioxidantes en la alimentación de los atletas? Revista de investigación, 58(7), 154.
  11. Goldfarb, A. (1999). Nutritional antioxidants as therapeutic and preventive modalities in exercise-induced muscle damage. Canadian Journal of Applied Physiology, 24(3), 249-266.
  12. Goldfarb, A., Bloomer, R., y McKenzie, M. (2005). Combined antioxidant treatment effects on blood oxidative stress after eccentric exercise. Medicine and science in sports and exercise, 37(2), 234-239.
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  15. Lacueva A. (1995). El viaje de los alimentos. Venezuela: Distribuidora de Estudios.
  16. McAnulty, S., McAnulty, L., Nieman, D., Morrow, J., Shooter, L., Holmes, S., y Henson, D. (2005). Effect of alpha-tocopherol supplementation on plasma homocysteine and oxidative stress in highly trained athletes before and after exhaustive exercise. The Journal of nutritional biochemistry, 16(9), 530-537.
  17. Mastaloudis, A., Morrow, J., Hopkins, D., Devaraj, S., y Traber, M. (2004). Antioxidant supplementation prevents exercise-induced lipid peroxidation, but not inflammation, in ultramarathon runners. Free Radical Biology and Medicine, 36(10), 1329-1341.
  18. Nieman, D., Henson, D., McAnulty, S., McAnulty, L., Morrow, J., Ahmed, A., y Heward, C. (2004). Vitamin E and immunity after the Kona triathlon world championship. Medicine and science in sports and exercise, 36, 1328-1335.
  19. Nieman, D., Henson, D., McAnulty, S., McAnulty, L., Swick, N., Utter, A. y Morrow, J. (2002). Influence of vitamin C supplementation on oxidative and immune changes after an ultramarathon. Journal of Applied Physiology, 92(5), 1970-1977.
  20. Peake, J. (2003). Vitamin C: effects of exercise and requirements with training. International journal of sport nutrition and exercise metabolism, 13, 125-151.
  21. Sjödin, B., Westing, Y., y Apple, F. (1990). Biochemical mechanisms for oxygen free radical formation during exercise. Sports Medicine, 10(4), 236-254.
  22. Takanami, Y., Iwane, H., Kawai, Y., y Shimomitsu, T. (2000). Vitamin E supplementation and endurance exercise. Sports Medicine, 29(2), 73-83.
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  24. Witt, E., Reznick, A., Viguie, C., Starke-Reed, P., y Packer, L. (1992). Exercise, Oxidative Damage and Effects of Antioxidant Manipulation. The Journal of nutrition, 122(3S), 766.
  25. Wright, M., Francis, K., y Cornwell, P. (1998). Effect of acute exercise on plasma homocysteine. The Journal of sports medicine and physical fitness, 38(3), 262-265.

Autor: Brais Ruibal

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BIO: Doctor en Ciencias del Deporte y la Educación Física (UDC). Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (UDC). Máster en Formación del Profesorado (UDC). Entrenador Superior de Natación (RFEN) y Técnico Deportivo Superior en Fútbol. Colegiado Nº: 55215.

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