Lesión de menisco de la rodilla

La lesión de menisco es una habitual de la rodilla. Muchas son sus causas y sus consecuencias. La prevención y la readaptación deben ser la guía.

✎ Autor:  Orlando

Los meniscos de la rodilla son fibrocartílagos en forma de semiluna que rellenan los espacios comprendidos entre superficies articulares del cuerpo, y poseen la función de estabilizar la articulación, además absorben el impacto de choque entre las superficies articulares, aumentando la superficie de contacto.

Generalmente, la mayor parte de los casos de lesión de menisco se relacionan con un traumatismo sufrido durante la realización de un deporte, aunque también puede producirse la lesión realizando algún movimiento de rotación de la rodilla con el pie fijo, allí el fémur comprime los meniscos contra la tibia lesionándolos.

Gracias a la ciencia, la medicina ha evolucionado mucho en este aspecto y ha dado un salto de calidad en el enfoque y tratamiento de la lesión de menisco.

Este artículo abordará la descripción de la lesión de menisco de la rodilla, proponiendo un programa de rehabilitación. La primera parte se basará en el trabajo de Duarte, H. y colaboradores (1).

El menisco tiene un papel importante en la función de la articulación de la rodilla. Las lesión de menisco representan la segunda lesión intraarticular de la rodilla más común y son la causa más frecuente de cirugías ortopédicas.

Entre las lesiones de deportistas que afectan a la rodilla, la mayoría implica el ligamento cruzado anterior (LCA) (20.34 %), seguidas por el menisco medial (10.76 %) y menisco lateral (3.66 %).

La lesión de menisco de la rodilla es más frecuente en hombres que en mujeres, con un ratio de incidencia hombre-mujer entre 2.5:1 y 4:1. El pico de incidencias ocurre a los 20-29 años de edad para ambos sexos y es más común en la rodilla derecha.

Ha sido reconocido que la pérdida parcial o total de meniscos de rodilla trae consecuencias negativas a la rodilla, principalmente a largo plazo.

Articulación de la rodilla

La rodilla está compuesta por dos meniscos situados a ambos lados de la meseta tibial, rótula, cóndilo femoral y diferentes ligamentos estabilizadores (8).

En la rodilla existen dos meniscos el interno y el externo que actúan entre el fémur y la tibia y son los encargados de realizar la distribución de las fuerzas que se transmiten a través de las rodillas y pueden resistir hasta un 40% de la carga que reciben las articulaciones dando además estabilidad a las rodillas.

Estructura de la rodilla, meniscos de la rodilla
Imagen 1. Estructura de la rodilla.

¿Qué son los meniscos de rodilla ?

Los meniscos de rodilla son estructuras fibrocartilaginosas que se sitúan dentro de la articulación de la rodilla. Estos están diseñados para lograr una mejor funcion articular y en definitiva hacer la función de almohadilla que amortiguan nuestro peso, dando así mayor estabilidad en la rodilla.

De este modo el cartílago articular soporta con mayor eficiencia y eficacia las presiones ejercidas en esta articulación.  A nivel mecánico juegan un papel fundamental dentro del tren inferior. (8, 9).

A la hora de realizar actividad física, nuestras rodillas soportan un gran presión y carga continua. A la hora de saltar, correr o realizar cualquier actividad, nuestras rodillas asumen una enorme responsabilidad de disipar fuerzas y presiones generadas.

Dentro de este papel, los meniscos de rodilla juegan un papel primordial en la estabilización y la protección de esta articulación (8, 9).

Entonces… ¿Cuáles son las funciones de los meniscos de rodilla?

  • Transmisión de las cargas.
  • Absorción de las ondas de choque.
  • Intervienen en la estabilidad articular.
  • Contribuyen al deslizamiento articular.
  • Participan en la percepción de la sensibilidad propioceptiva (8, 9).

Los meniscos de rodilla disponen una forma de cuña y semiluna y su vascularización supone una gran relevancia. Desde el desarrollo prenatal hasta poco después del nacimiento, el menisco de la rodilla dispone de una vascularización total.

Con el paso de los años, esta disminuye notablemente. Al llegar a los 12, 13 años de edad, dicha vascularización está presente en alrededor de un 15-35% del menisco de la rodilla. En un adulto, el menisco de la rodilla contiene vasos sanguíneos y nervios sólo en la zona periférica de un 10 a un 25 % del tejido (7).

Tipos de lesión de menisco de la rodilla

Los meniscos de rodilla pueden fracturarse de diferentes modos:

  • Uno muy común en deportistas, es cuando se desgarra el borde interno en lo que se denomina como «rotura en asa de borde».
  • Otra forma de fractura, es cuando la zona afectada es la parte posterior, en donde lleva el nombre de «rotura del cuerno posterior».
  • También puede fracturarse levemente un fragmento de su borde, produciéndose una «rotura con colgajo».
  • En casos más graves, la rotura puede ser degenerativa, donde una porción del menisco se dalla y desgarra en múltiples direcciones (5, 6, 7).
Tipos de roturas de meniscos de la rodilla
Imagen 2. Tipos de rotura de menisco.

Anatomía, biología y biomecánica: importancia la lesión de menisco de la rodilla

El menisco de la rodilla es una cuña de fibrocartílago en forma de C entre el platillo tibial y los cóndilos femorales. El menisco contiene un 70% de colágeno tipo I interpuesto con células y una matriz extracelular de proteoglicanos y glicoproteínas. Los haces de colágeno están combinados en diferentes orientaciones para oponerse al estrés de tipo comprensivo, radial y en cizalla.

El menisco medial es más grande, tiene una forma semilunar y está conectado más firmemente que el menisco lateral (que tiene forma circular). Los cuernos anteriores y posteriores de ambos meniscos están firmemente conectados a los platillos tibiales. El menisco lateral no tiene conexión al ligamento colateral lateral a pesar de la cercana correlación anatómica.

Respecto a la transmisión de carga, el 70% y 50% de las cargas son transferidas a través del menisco lateral y medial en sus correspondientes compartimentos.

El menisco lateral lleva la mayoría de la carga en el compartimento lateral, mientras en el compartimento medial la transmisión de la carga es más uniformemente distribuida entre las superficies de cartílago y el menisco medial.

En la rodilla estable, con LCA normal, el menisco medial tiene una pequeña función como estabilizador secundario en la oposición a la translación anterior de la tibia.

El LCA (estabilizador primario) reduce la dislocación anterior previa a un contacto significante del cóndilo femoral con el cuerno posterior del menisco medial. Sin embargo, en LCA deficientes este mecanismo ha sido relacionado a frecuentes patrones de lesión de menisco de la rodilla, incluyendo roturas agudas longitudinales y horizontales.

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Imagen 3: a) representación esquemática del rol primario del LCA en reducir la traslación anterior tibial mientras el cuerno posterior del menisco medial actúa como un estabilizador secundario. b) en el LCA deficiente el cuerno posterior del menisco medial es frecuentemente atrapado por el cóndilo femoral y el platillo tibial durante la traslación anterior de la tibia.

La competencia de ligamentos colaterales es relevante, pues su ausencia aumenta las cargas en ligamentos cruzados y el estrés de contacto transmitido a través de las capas de cartílago y menisco de la rodilla.

Mayor riesgo de lesión de menisco existe especialmente cuando fuerzas en varo / valgo son acompañadas también por otros modos de carga.

Los meniscos tienen un importante rol en el aumento de la congruencia articular. Sin embargo, el menisco lateral tiene una mayor contribución en asegurar esta al compararlo con el medial.

El segmento anterior de cualquiera de los meniscos, medial o lateral, es más predispuesto a disipar la energía mecánica.

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Imagen 4: representación esquemática de transmisión de cargas compresivas (flechas grises) sobre una articulación incongruente (por ejemplo, la rodilla) y el importante rol de los meniscos en la trasmisión de cargas (flechas verdes).

Lesión de menisco de la rodilla de carácter traumático

El menisco de la rodilla puede ser traumáticamente lesionado durante prácticas deportivas o traumas de alta energía. Las roturas meniscales pueden además ocurrir en combinación con fracturas alrededor de la rodilla.

La presentación clínica de roturas agudas incluye dolor y/o inflamación. Roturas inestables, desplazadas, podrían llevar a síntomas mecánicos como chasquidos, atrapamiento, o bloqueo de la articulación de la rodilla.

Las rotura de menisco de la rodilla son más comunes en individuos jóvenes y activos, particularmente relacionados con deportes de contacto que frecuentemente incluyen pivotar, como en fútbol, rugby o fútbol americano. Sin embargo, tal tipo de lesión de menisco puede ocurrir después de actividades aparentemente inocuas como caminar o sentadillas.

El mecanismo traumático más frecuente es un movimiento de torsión con la rodilla mientras la pierna está doblada. La carga de torsión o una alta fuerza compresiva entre las cabezas articulares femoral y tibial (carga axial) pueden causar daño meniscal de diferentes alcances.

El impacto valgo con rotación externa de la tibia puede además causar una triada de lesiones involucrando daño meniscal asociado con roturas de LCA y ligamento colateral medial.

Otro movimiento típico es una repentina transición desde rodilla hiperflexionada a extensión completa, quedando el menisco atrapado entre el fémur y la tibia.

Como se mencionó anteriormente, el menisco lateral tiene una mayor superficie articular y está por tanto más involucrado en la absorción y transmisión de cargas. Es además más móvil y por tanto menos susceptible a la fractura que el menisco medial.

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Imagen 5: representación esquemática de lesión comunes en ligamentos, cartílagos y meniscos de la articulación de la rodilla. a) articulación forzada hacia adentro (frecuentemente asociada a lesión de ligamento colateral medial); b) articulación forzada hacia fuera (frecuentemente asociada a lesiones de ligamento colateral lateral); c) rotación violenta de rodilla con el pie fijo (pivot central y menisco); d) hiperextensión (multiple lesión intra y extra articular).

Las roturas de menisco de la rodilla pueden ser clasificadas en varios tipos: por localización anatómica, por proximidad al aporte sanguíneo, etc. Pueden ser referidas como incompletas, completas, estables o inestables.

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Tabla 1: Tipos de lesión de menisco. Fuente: adaptado de Pellaci, F (1997)2.

 

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Imagen 6: tipos de roturas meniscales. Fuente: Manual de cirugía ortopédica y traumatología (3). Citado por Martínez, S. (4).

Factores de riesgo de la lesión de menisco de la rodilla

Snoeker, B. (5) en un trabajo que incluyó once estudios con un total de 7358 participantes, obtuvo resultados que mostraron mayor evidencia como factor de riesgo para roturas de menisco de la rodilla degenerativas a: una edad mayor de 60 años, género masculino, trabajo relacionada con estar de rodillas y squatting, y subir escaleras (mayor de 30 tramos de escaleras).

Encontraron una fuerte evidencia de que jugar a fútbol y el rubgy eran factores de riesgo para roturas meniscales agudas. También, un tiempo de espera mayor a doce meses entre una lesión de LCA y la reconstrucción quirúrgica de este, fue un fuerte factor de riesgo para rotura de menisco medial pero no para rotura de menisco lateral.

Por otro lado, deportes de perfil de bajo contacto como la natación también ha sido identificada como un factor de riesgo para roturas agudas. La laxitud global de la articulación y el aumento de la masa corporal son otros factores de riesgo (este último para el menisco de la rodilla medial).

Propuesta de readaptación deportiva de lesión de menisco de la rodilla

El siguiente protocolo está concebido del trabajo de Campos, M. (6).  

El proceso de readaptación en la lesión de menisco de la rodilla tras meniscectomía puede oscilar entre las 5 y las 8 semanas (en función de si el menisco dañado es el medial o el lateral).

Es un período claramente inferior al requerido por las reparaciones meniscales, que puede llegar hasta las 14 semanas e incluso hasta las 20 semanas.

El alto período de recuperación, así como la necesidad de que la rotura se encuentre en la zona vascular, hace que la reparación meniscal no sea tan frecuente como la meniscectomía en deportistas con menisco de la rodilla dañado.

En el tiempo de baja el jugador (en este caso basado en un futbolista) no sólo ha de recuperar la funcionalidad perdida, sino que además debe trabajar específicamente en la adaptación progresiva a los esfuerzos deportivos, para que al final del proceso pueda incorporarse a la dinámica de entrenamientos grupal en las mejores condiciones posibles.

Las fases y subfases se pueden ver en la imagen 6.

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Imagen 7: etapas y fases del programa de readaptación.

 

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Tabla 2: fase de inmovilización.

 

tabla 3
Tabla 3: fase de recuperación

 

tabla 4
Tabla 4: fase de aproximación

 

tabla 6
Tabla 6: fase de preoptimización

 

tabla 7
Tabla 7: fase de optimización

Conclusión de la lesión de menisco de la rodilla

Una característica de la lesión de menisco de la rodilla es el bloqueo que se produce de la rodilla, ya que la articulación se traba mecánicamente y puede ser destrabada por la misma persona o quedar de esta forma hasta la resolución del cuadro por parte del médico.

Dentro de la articulación de la rodilla disponemos de dos meniscos en la rodilla (externo e interno). Éstos se encuentran ubicados entre la tibia y el fémur. Ambos posibilitan y ayudan en la estabilización articular y en la disminución de la presión en la rodilla.

Los meniscos de rodilla disponen de una capacidad para repartir las fuerzas recibidas sobre la superficie articular, protegiendo de este modo el cartílago y evitando así un excesivo desgaste en la articulación.

Una vez nos quedamos sin alguno de los meniscos de rodilla, la probabilidad de desarrollar artrosis con el tiempo se incrementa.

La cirugía artroscópica es en la actualidad una gran ayuda para solucionar este tipo de lesión de menisco pudiendo diagnosticarse con mucha precisión la lesión de menisco y poder corregirlas de forma acertada, por medio de sutura o extrayendo la parte del menisco dañado.

La lesión de menisco de la rodilla es bastante frecuente entre la población y más aún en deportes que implicadas habilidades que requieran de saltos, giros, etc. El tratamiento a seguir dependerá de diversos factores destacando la zona de la lesión y sus características inherentes.

No es de extrañar que lesiones asociadas produzcan problemas de menisco de la rodilla o viceversa, con fundamental relevancia el LCA.

Seguir un plan de rehabilitación apropiado se convierte en el pilar fundamental para retornar a niveles de actuación saludables y evitar problemas futuros adyacentes a este tipo de patologías, principalmente degenerativos.

Bibliografía

  1. Duarte, H., Sevivas, N., Serratosa, L., Reis, R. (2016). Physiopathology of the meniscal lesions (en línea). Recuperado el 15/07/17 de: https://www.researchgate.net/publication/299852723_Physiopathology_of_the_Meniscal_Lesions
  2. Pellacci F, Zmerly H, Sacco G (1997). Anatomia patológica dei menischi. J Sports Traum Relat Res 19: 2–5.
  3. Manual De Cirugia Ortopedica Y Traumatologia 2 / Manual of Orthopedic and Traumatology Surgery. Editorial Medica Panamericana Sa de; 2010.
  4. Martínez, S. (2015). Revisión Bibliográfica del tratamiento de las lesiones meniscales degenerativas: meniscectomía artroscópica Vs fisioterapia (Trabajo de Fin de Grado). (En línea). Recuperado el 14 de julio de 2017 de: https://academica-e.unavarra.es/bitstream/handle/2454/18411/TFG%20Soraya%20Martinez%20Jimenez.pdf?sequence=1&isAllowed=y
  5.  Snoeker, B. Bakker, E., Kegel, C., Lucas, C. (2013). Risk factors for meniscal tears: a systematic review including metaanalysis. J Orthop Sports Phys Ther, 43 (6): 352-67.
  6. Campos, M. (2012). Propuesta de readaptación tras meniscectomía parcial en futbolistas. Apunts Med Esport; 47(175):105-112.
  7. Griffin JW, Hart JA, Thompson SR, Miller MD. (2015). Basics of knee arthroscopy. In: Miller MD, Thompson SR, eds. DeLee and Drez’s Orthopaedic Sports Medicine. 94(4).
  8. Blackburn TA, Craig, E.. (1980).Knee anatomy: a brief review. Phy Ther. 60(12):1556–60.
  9. McDermott ID, Sharifi M, Bull AM, Gupte CM, Thomas RW, Amis AA. (2004). An anatomical study of meniscal allograft sizing.. Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc. 12(1): 130-55.
  10. Phillips BB, Mihalko MJ. (2012). Arthroscopy of the lower extremity. In: Canale ST, Beaty JH, eds. Campbell’s Operative Orthopaedics. 12(51).

Autor: Orlando

imagen del autor del artículo

BIO: Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Profesor de Educación Física.

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