El hígado graso no alcohólico o esteatosis hepática, es un padecimiento muy común y conocido desde hace ya varias generaciones, se trata de una afección característica de la obesidad o sobrepeso graso en donde el sujeto posee un grave desequilibrio metabólico, afección que generalmente se comparte con otras patologías metabólicas como diabetes tipo II y obesidad.
En el siguiente artículo, hablaremos de las características y condiciones de esta enfermedad, la importancia de su tratamiento y de como el ejercicio físico puede ser una herramienta fundamental y necesaria a la hora de mejorar la calidad de vida en personas que poseen hígado graso no alcohólico.
¿Qué es el hígado graso no alcohólico?
La enfermedad por hígado graso no alcohólico se define como la presencia o almacenamiento de grasa en el hígado (esteatosis hepática), diagnosticado mediante imágenes o histología hepática una vez que se han excluido otras causas secundarias, como por ejemplo el excesivo consumo de alcohol, medicamentos o drogas (1).
La enfermedad por hígado graso no alcohólico o esteatosis hepática es una condición muy frecuente en todo el mundo, posee una tasa de padecimiento global estimada del 24‐25 %. La carga de un hígado graso de por sí ya es un factor muy limitante e importante a tener en cuenta, en donde condiciones como la obesidad y diabetes mellitus tipo 2 aumentan gravemente su condición (2).
El hígado graso es una condición muy importante de controlar, ya que, su estado crónico avanzado puede convertirse en una condición irreversible y altamente relacionada con un mayor riesgo de mortalidad o cancer hepatocelular.
Predisposición y factores asociados al hígado graso no alcohólico
Es probable que esta afectación hepática y la mortalidad asociadas a dicha enfermedad, aumenten en todo el mundo a lo largo de las próximas décadas. Una predisposición a hígado graso en la población esta fuertemente relacionada tanto con factores genéticos como ambientales, pero no caben dudas que los hábitos ocupan el lugar principal.
Siendo factores principales la dieta, el ejercicio y el consumo de alcohol, variables que van a influir en mayor medida en el padecimiento de hígado graso no alcohólico.
Hay otros factores que lógicamente también entran en juego, como el padecimiento de enfermedades como la obesidad, síndrome metabólico y diabetes mellitus tipo II. Por lo que plantear en primera instancia la idea de mejorar los hábitos, podría ser una de las estrategias más importantes a la hora de evitar esta condición patológica a largo plazo (2) .
Un alto grado de sobrepeso graso u obesidad de cierta forma predestinarán mayormente a la persona a padecer de hígado graso no alcohólico. Es por eso, que plantear un proceso de recomposición corporal debe ser una medida necesaria y primordial a la hora de abordar el tratamiento de esta patología.
Hígado graso no alcohólico y el ejercicio físico en su tratamiento
Hasta la fecha, no solo la evidencia es abrumadora a favor del ejercicio físico en post a la mejora de la salud. Sino que son demasiados los beneficios que se traducen en múltiples poblaciones sobre el control y prevención de enfermedades cardio-metabólicas, así también como en la mejora de la calidad de vida (4, 5).
Lo mejor de todo, es que en personas que nunca entrenaron o son sedentarias, no hace falta mucho para disfrutar de los beneficios de esta medicina natural denominada ejercicio físico.
Sin ir más lejos, el ejercicio físico o entrenamiento impacta positivamente sobre la conocida enfermedad del hígado graso no alcohólico, generando una mejor flexibilidad metabólica, activación de adrenoreceptores y utilización de las grasas.
Un estudio de Takahashi, A. y colaboradores (2015) evalúo los efectos del ejercicio de fuerza sobre los parámetros metabólicos de la enfermedad del hígado graso no alcohólico en 53 sujetos. Lo paradójico es que solo bastó con hacer pushups y sentadillas 3 veces por semana durante 12 semanas para obtener mejoras significativas (6).
En este estudio, se dividieron lo sujetos entre un grupo de ejercicio (n = 31) y un grupo de control (control; n = 22), el cual logicamente no hizo ejercicio físico. Los efectos y resultados se compararon entre los 2 grupos después de 12 semanas y mostraron que la masa libre de grasa y la masa muscular aumentaron significativamente al mismo tiempo que los pliegues subcutáneos se redujeron considerablemente en el grupo que hizo ejercicio.
Por otro lado, el grado de esteatosis hepática, los niveles medios de insulina y ferritina, y el índice de resistencia a la insulina estimado por el modelo de homeostasis se redujo significativamente en el grupo que hizo ejercicio físico.
Consideraciones sobre la importancia del ejercicio físico en enfermedades cardio-metabólicas
Hay que destacar que el cumplimiento un programa de ejercicios no se correlaciona directamente con características específicas como la edad, el sexo, el IMC y las complicaciones metabólicas.
Los resultados de muchos estudios (7, 8) muestran que el ejercicio físico ayuda a combatir en términos generales el síndrome metabólico en personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico sin excepciones.
El ejercicio físico es salud, ya que, no solo permite mejorar la composición corporal, también lo hace el perfil lipídico, glucemico, la grasa visceral y la biogénesis mitocondrial.
Lamentablemente, hoy estamos en contexto en dónde nos quieren hacer creer que el ejercicio físico no es un factor primordial a tener en cuenta en la salud, si así como leíste. Paradogicamente, dicha valoración está afectando a múltiples poblaciones y empeorando la calidad de vida de muchas personas con patologías cardio-metabólicas ya instauradas, como por ejemplo el hígado graso no alcohólico.
Esto hace que sea de necesario conocimiento la idea de que el ejercicio físico no debe ser una opción. Estos desequilibrios metabólicos necesitan como tratamiento al ejercicio físico y una vida activa para volver a equilibrar al organismo, crear flexibilidad metabólica, mejorar la grasa visceral, reducir el perímetro abdominal y mejorar significativamente la composición corporal. (9, 10, 11).
Conclusión sobre hígado graso no alcohólico y ejercicio físico
La obesidad en niños y en adultos se ha convertido en una pandemia cuya consecuencia inmediata es el depósito de grasa en el hígado, a tal punto que se ha convertido en la primera causa de hepatopatía tanto en adultos como en niños.
El hígado graso no alcohólico o esteatosis hepática es una condición patológica que se relaciona enormemente con enfermedades metabólicas serias como el síndrome metabólico, diabetes tipo II y obesidad. Siendo los factores ambientales como la dieta y el sedentarismo fundamentales a la hora de efectuar un correcto tratamiento.
El ejercicio físico se presenta como una herramienta fundamental y no farmacológica para mejorar la calidad de vida en personas con hígado graso, es por eso, que programar un entrenamiento de fuerza podría ser algo útil y necesario en este contexto.
Para finalizar, es de publico conocimiento que los hábitos cumplen un rol principal a la hora de mejorar nuestra calidad de vida, en donde las personas con hígado graso no alcohólico no estan exceptuadas de esto.
Mejorar la densidad nutricional, reducir el volumen de consumo de multiprocesados, aumentar la actividad física y plantear ejercicio físico periodizado son medidas necesarias y obligatorias en esta población si queremos mejorar su calidad de vida.
Referencias bibliográficas
- . Brunt, E. M. (2012). Histological assessment of nonalcoholic fatty liver disease in adults and children. Clinical Liver Disease. 1, 108‐111. (enlace).
- Punnet, P. et al (2013)Definiciones, factores de riesgo y pruebas diagnósticas en la enfermedad por hígado Graso No Alcohólico. Clinical Liver Disease. 2(4), 48-52.
- De Oliveira, C. et al (2019). Factores de riesgo de la enfermedad por hígado graso no alcohólico en poblaciones de Latinoamérica: situación actual y perspectivas. Clinical Liver Disease (Hoboken).13(1), 5‐8.
- Lacuey, L. G. et a (2019). Effect of an exercise program on sedentary patients. Metabolic benefit and quality of life. Atención Primaria. 0212-6567(19), 30476-7.
- Vicente-Rodríguez, G. et al (2016). Physical activity, exercise and sport practice to fight against youth and childhood obesity. Nutrición Hospitalaria. 33(9), 1‐21.
- Takahashi, A. et al (2015). Simple Resistance Exercise helps Patients with Non-alcoholic Fatty Liver Disease. International journal of sports medicine.c36(10), 848‐852.
- Balleter, E. J. y Campuzano, S. (2011). La diabetes tipo I y su prescripción para la práctica de actividad físico-deportiva. EFDeportes.com, Revista Digital EFdeportes. Buenos Aires, Año 15, Nº 152.
- Hernández Rodríguez, J, & Licea Puig, M. E. (2010). Papel del ejercicio físico en las personas con diabetes mellitus. Revista Cubana de Endocrinología, 21(2), 182-201.
- Aller, R. et al (2018). Manejo de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). Guía de práctica clínica. 41 (7), 475-476].
- Moctezuma-Velázquez, C. (2018). Current treatment for non-alcoholic fatty liver disease. Tratamiento actual de la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Revista Gastroenterol Mexico. 83(2), 125‐133.
- Del Ben, M. (2014). Modern approach to the clinical management of non-alcoholic fatty liver disease. World Journal Gastroenterol. 20(26), 8341‐8350. (enlace)
TENGO 73 AÑOS DIABETICA TIPO I PANCREATITIS CRONICA, Y POLINEUROPATIA DIABETICA ENTRE OTRAS COMPLICACIONES DE LA DIABETES, FUE DIAGNOSTICA CON HIGADO GRASO NO ALCOLICO, PERO ESTE HIGADO TIENE LAS TRES CUARTAS PARTES EN ESTADO GRAVE Y SOLO UNA CUARTA PARTE SE MANTIENE MEJOR PERO CON FILTRACIONES, POR LO QUE NECESITO DE URGENCIA LA ATENCCION DE UN EPATOLOGO QUE QUIZAS A TRAVES DE UN ESTUDIO SOBRE MI ENFERMEDAD PUEDA ALARGARME LA VIDA, O MEJORAR MI ESTADO DE SALUD