Epilepsia y ejercicio físico

✎ Autor:  JavierFelipe

La prescripción del ejercicio físico abarca numerosos campos de la población: desde la actividad física escolar, hasta los ejercicios destinados a la mejora de la calidad de vida en adultos mayores. Sin embargo, a estos grupos hay que añadir otros objetivos de mejora en pacientes con diversas patologías, como la parálisis cerebral infantil, pacientes con diabetes, el cáncer de mama o la epilepsia.

Esta última enfermedad del sistema nervioso afecta a un gran porcentaje de la población. Cada vez más los estudios que ratifican la utilización del ejercicio físico para la mejora de los síntomas que se derivan de la epilepsia.

En el presente artículo, repasaremos la enfermedad, las afectaciones que genera y las pautas globales del ejercicio físico destinado a esta población.

Epilepsia y ejercicio físico

A continuación analizamos la epilepsia y ejercicio y qué relaciones existen según la neurociencia.

Concepto y síntomas de la epilepsia

Siguiendo la historia de la neurología, la epilepsia ha sido uno de los trastornos más descritos y estudiados a lo largo del pasado (1). Descrita de manera breve, la epilepsia conlleva la predisposición a sufrir crisis convulsivas esporádicas provocadas por una actividad anormal de las neuronas.

Los síntomas de la epilepsia son variables según el área cerebral donde se origina y si su extensión afecta o no al conjunto del cerebro. Podemos hablar de convulsiones esporádicas y breves en forma de ausencia o de episodios graves y prolongados, lo que destaca la gran variabilidad de afectaciones dentro de la enfermedad.

Los más generales pueden ser los siguientes:

  • Pérdida de conciencia y conocimiento.
  • Alteraciones del movimiento.
  • Alteraciones de los sentidos.
  • Contracciones musculares bruscas.

A mayores de estos síntomas también se derivan otros indirectos causados por la propia enfermedad, tales como ansiedad, depresión, rechazo social y otros trastornos psicosociales.

El conjunto de consecuencias deben ser estrechamente valorados para una correcta prescripción del ejercicio físico, con el objetivo de individualizar al máximo el movimiento realizado.

Causas y prevalencia

Dentro de esta enfermedad cerebral se puede distinguir entre epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable, y la epilepsia secundaria o sintomática, en la cuál las causas sí son conocidas.

Entre las más comunes de este último tipo de epilepsia son: daño cerebral derivado de lesiones prenatales o perinatales (durante el parto), alteraciones genéticas, traumatismos craneoencefálicos graves, accidentes cardiovasculares, infecciones (meningitis) o tumores cerebrales, entre otras.

La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas con mayor prevalencia e incidencia anual en todo el mundo. Solo en España se detectan entre 12.400 y 22.000 nuevos casos cada año (1).

La cifra mundial ronda entorno a 50 millones de personas con este tipo de afectación (2) y la prevalencia  más elevada de la epilepsia se da en grupos poblacionales infantiles y en adultos mayores. La gráfica que puede observarse a continuación indica el dato creciente y exponencial de muertes anuales por epilepsia. Una cifra que de nuevo señala la importancia de la prevención y el tratamiento mediante el la actividad física y el ejercicio.

Muertes al año causadas por la epilepsia
Imagen 1. Muertes cada año causadas por la epilepsia.

Ejercicio en pacientes con epilepsia

En la última década ha ganado importancia la idea de utilizar el ejercicio físico y el deporte como herramienta preventiva y de mejora en la calidad de vida de las personas.

Más allá de la única finalidad lúdica con la que se practicaba actividad en décadas anteriores. Como se mencionaba en el inicio, esta práctica beneficiosa se ha extrapolado (y demostrado) a grupos con necesidades especiales, como es el caso de aquellas personas que padecen epilepsia.

Todo ello, y como precepto número uno en la prescripción de ejercicio físico en este tipo de pacientes, será efectivo siempre y cuando el paciente cuente con el aval médico hacia la práctica deportiva así como la programación, supervisión y control del programa por parte del personal cualificado en actividad física.

Beneficios del ejercicio en personas con epilepsia

Estudios al respecto, tratando de relacionar los beneficios derivados de la práctica de ejercicio en pacientes con epilepsia, han demostrado potentes ventajas aeróbicas o de rendimiento cuando el trabajo responde a una frecuencia de 3 veces por semana durante, al menos, 45 minutos en cada sesión, con una intensidad no inferior al 60% del consumo máximo de oxígeno (3).

Por otro lado, el miedo de este tipo de pacientes a sufrir crisis epilépticas durante la práctica deportiva les expone más hacia el sedentarismo en comparación con grupos poblacionales típicos.

Ante este miedo cabe destacar que solamente entre el 5% y el 10% de las personas con epilepsia que practican ejercicio sufren algún tipo de crisis, un porcentaje muy bajo que, además, no se relaciona directamente con la propia práctica deportiva (4). Este mismo estudio afirma, además, que el control de las convulsiones mejoró con el entrenamiento.

Siguiendo con la exposición de los beneficios del ejercicio hacia esta patología cabe destacar uno de los efectos positivos más notorios: el aumento del umbral convulsivo, o dicho de otro modo, el punto a partir del cuál se desata una crisis epiléptica. No solo ello, también logra reducir las anormalidades típicas en pacientes con epilepsia que aparecen en su electroencefalograma (5).

Epilepsia y ejercicio: más beneficios ratificados por la ciencia

En otro estudio científico estudiaron un programa de entrenamiento de 15 semanas de duración donde se incluían actividades de danza, entrenamientos específicos de fuerza y sesiones de estiramientos de 60 minutos (al menos, 2 veces por semana) lograban reducir la frecuencia de aparición de crisis epilépticas (6).

Estos mismos pacientes asociaban factores como el sueño o el cansancio a la aparición temprana de episodios epilépticos, lo que podría relacionar directamente la mejora de estos factores gracias al ejercicio con la reducción de los mismos.

Otro de los beneficios tiene que ver con la masa ósea de este tipo de pacientes, puesto que el riesgo de padecer fracturas óseas y osteoporosis se incrementa de 2 a 6 veces más en personas con crisis epilépticas (factores sedentarios y farmacológicos). Movimientos específicos de bajo impacto ayudarán a combatir esta afectación derivada de la enfermedad.

Epilepsia y ejercicio: Mecanismos de mejora

La gran mayoría de autores que han estudiado la relación presentada en este artículo entre actividad física y epilepsia coinciden en que no están claros los mecanismos directos por los cuales se logran mejorar parámetros como el umbral convulsivo, entre otros, pero sí están de acuerdo en que a través del deporte y el ejercicio se logran mejorar parámetros importantes en los procesos epilépticos como:

  • Atención y concentración (prevención).
  • Descenso de la tensión emocional.
  • Control motor.

Si logramos mejorar los momentos previos a la aparición de una crisis epiléptica es probable que se pueda controlar de un modo más eficaz la situación durante la duración de la misma.

Actividades no recomendadas

En resumen, la modalidad de ejercicio físico más recomendada para pacientes con epilepsia es aquella de intensidad moderada-media, con movimientos específicos de fuerza y con sesiones de estiramientos constantes que superen los 2/3 entrenamientos semanales. Sin embargo, por las características de la enfermedad, también se desaconseja la práctica de actividades como:

  • Equitación
  • Escalada.
  • Deportes de montaña.
  • Disciplinas deportivas de motor.
  • Actividades de carácter aéreos.
  • Buceo o nado en aguas abiertas.

Este tipo de actividades, junto con otras de peligrosidad similar, pueden suponer un riesgo para el paciente en el caso de que se produzca una crisis epiléptica. Por tanto, la constante supervisión de un profesional cualificado será requisito indispensable en el desarrollo de cualquier entrenamiento o deporte.

Conclusiones sobre epilepsia y ejercicio

A modo de conclusión cabe señalar dos conceptos relacionados entre sí de manera positiva: el sedentarismo que presentan los pacientes con epilepsia y los beneficios derivados hacia esta patología cuando se practica ejercicio físico de manera controlada.

A pesar de la escasa bibliografía científica en cuanto a los métodos de entrenamiento más efectivos se refiere, los estudios hasta el momento han confirmado el impacto positivo en factores como el umbral convulsivo, disminución de la pérdida de masa ósea, mejora de aspectos psicosociales como la motivación, el ánimo y el autoconcepto.

Es una de las enfermedades con mayor prevalencia de ingresos hospitalarios en las últimas décadas. El ejercicio físico controlado puede ser una estupenda herramienta para atenuar los síntomas derivados de la misma.

Referencias bibliográficas

  1. García-Ramos, R., Pastor, A. G., Masjuan, J., Sánchez, C., & Gil, A. (2011). FEEN: Informe sociosantario FEEN sobre la epilepsia en España. Neurología, 26(9), 548-555.
  2. Megiddo I, Colson A, Chisholm D, Dua T, Nandi A, and Laxminarayan R (2106). Health and economic benefits of public financing of epilepsy treatment in India: An agent-based simulation model. Epilepsia Official Journal of the International League Against Epilepsy doi: 10.1111/epi.13294.
  3. Nakken KO, Bjorholt PG (1990): “Effect of physical training on aerobic capacity, seizure occurrence and serum level of antiepileptic drugs in adults with epilepsy”Epilepsia Jan-Feb; 31(1):88-94
  4. Nakken KO (1999): “Physical exercise in outpatients with epilepsy” EpilepsiaMay; 40(5):643-51
  5. Nakken KO (2000): “Should people with epilepsy exercise?” Tidsskr Nor Laegeforen Oct; 120(25):3051-3
  6. Eriksen HR, Ellertsen B y cols(1994): “Physical exercise in women with intractable epilepsy” Epilepsia Nov-Dec; 35(6):1256-67.

Autor: JavierFelipe

imagen del autor del artículo

BIO: Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Valencia (UV). Preparador físico y entrenador personal. Colegiado núm. 58027.

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