La dorsalgia es uno de los tipos de dolores de espalda más comunes en la población y que, en gran medida, son causados por malos hábitos posturales.
Se estima que más de la mitad de la población adulta padece de este problema. Pero, ¿cuándo un dolor de espalda es clasificado como una dorsalgia? Acá aprenderás a identificarla.
¿Qué es la dorsalgia?
El término dorsalgia es utilizado para nombrar de manera general a todo dolor que afecta a la región dorsal de la espalda, es decir, aquella sección de la columna vertebral que se encuentra entre la región cervical y la región lumbar.
La ubicación más específica de la columna torácica o dorsal es detrás de los hombros y los omóplatos. Comprende la parte central de la espina dorsal y está formada por 12 vértebras.
¿Cuáles son los músculos de la región dorsal?
Esto ocurre debido a que, por diversos factores, se encuentran propensos a sufrir contracturas musculares.
En la zona dorsal se destacan los músculos:
- Romboides.
- Espinoso torácico.
- Elevador de la escápula.
- Trapecios.
- Dorsal ancho.
¿Qué síntomas acompañan a la dorsalgia?
La dorsalgia es un síntoma que puede aparecer como consecuencia de muchas afecciones. No obstante, hay otros que podrían acompañarla y que pueden variar dependiendo de cada uno de los casos. Entre ellos se encuentran:
- Dolor en uno o ambos lados de la espalda.
- Hormigueo o sensación de pinchazos en la mitad de la espalda.
- Dolor constante entre los omóplatos.
- Dolor que se intensifica al realizar movimientos que involucren a la columna dorsal.
- Puntos gatillo en la región que resultan muy dolorosos ante la palpación.
¿Cuáles son las causas de la dorsalgia?
Enumerar todas las causas existentes de este síntoma resulta bastante complejo, debido a que hay muchos factores que pueden contribuir a la aparición de la dorsalgia.
Sin embargo, estas son algunas de las causas que terminan desarrollando el dolor dorsal:
- Trastornos posturales de la columna dorsal, congénitos o adquiridos.
- Bloqueos vertebrales o de las costillas.
- Debilidad en la musculatura.
- De origen emocional como ansiedad o estrés, ya que esto produce un aumento de la tensión muscular.
- Por artrosis de las vértebras dorsales.
- Contracturas musculares.
- Osteoporosis.
- Traumatismos directos en la zona dorsal.
- Sobrepeso.
- Fracturas vertebrales.
- Sedentarismo.
- Enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide.
- Dolor referido por vísceras afectadas.
- Puntos gatillo miofasciales.
- Hernias discales.
Ya que son muy extensas las posibles causas de la dorsalgia, siempre se recomienda acudir con un especialista en traumatología o fisioterapia para que logre realizar los estudios necesarios y así, poder determinar el verdadero origen del dolor dorsal.
¿Cómo se diagnostica la causa de la dorsalgia?
Un correcto diagnóstico es la parte más importante para lograr eliminar la dorsalgia, ya que poco funciona atacar la sintomatología sin darle una correcta solución a su causa. Estos son los procedimientos que más se suelen utilizar:
- Examen físico.
- Radiografías.
- Tomografía computarizada.
- Resonancia magnética.
Sin embargo, cuando se sospecha que la causa se debe a una enfermedad más grave o cuando la dorsalgia está asociada a más síntomas, es recomendable realizar otro tipo de procedimientos que ofrezcan mayor información.
¿Cuál es el tratamiento para la dorsalgia?
El tratamiento que se recomendará siempre va a depender del resultado que se haya determinado en el diagnóstico.
El primer paso en todos los casos es intentar disminuir la sintomatología dolorosa. Luego, de ser requerido, empezar con el proceso de rehabilitación y readaptación del paciente.
Estos son algunos de los procedimientos terapéuticos que más se suelen llevar a cabo para tratar la dorsalgia:
- Aplicación de frío o calor.
- Uso de kinesiotape o vendaje neuromuscular.
- Terapia manual.
- Entrenamiento enfocado en el fortalecimiento de los músculos de la espalda, especialmente en aquellos en los que prevalece la debilidad.
- Estiramientos musculares analíticos.
- Reeducación postural global (RPG).
- Diatermia.
- Punción seca.
- Electroneuromodulación.
La mayoría de los dolores de espalda pueden ser solucionados con tratamientos no invasivos. Los casos que requieren algún tipo de procedimiento quirúrgico son excepcionales y muy poco comunes.
¿Cuándo una dorsalgia es peligrosa?
Casi todas las dorsalgias mejoran con cuidados personales en cuestión de días o semanas, aunque existen excepciones.
Debes prestar atención a los siguientes signos y buscar ayuda profesional inmediata en caso de presentarse uno o varios de ellos:
- Dolor que aparece después de algún tipo de traumatismo directo en la región dorsal.
- Presencia de cuadros febriles.
- Aparición de problemas relacionados con la vejiga.
- Dolor que no se alivia con reposo con el paso de los días, especialmente si dura más de 4 semanas.
- Sensación de debilidad en los brazos y en las piernas de forma repentina.
- Dolor o presión en el pecho.
- Falta de aire.
- Latidos cardíacos rápidos o irregulares.
- Dolor o presión que se extiende al pecho, los brazos, la parte superior del abdomen, el cuello, la mandíbula y uno o ambos hombros.
- Si anteriormente recibió un tratamiento para el dolor de espalda.
El infarto de miocardio se caracteriza por la aparición brusca de una variedad de síntomas específicos como: dolor en el pecho, sensación de mareo, malestar general y sudoración.
Aunque no es tan común, el dolor en la espalda podría ser un signo que advierte sobre un infarto, especialmente si este se manifiesta de forma repentina.
¿Cómo se puede prevenir la dorsalgia?
Hay muchas medidas que son posibles de tomar para evitar sufrir de dolores relacionados con la zona dorsal. Estas son algunas indicaciones que te ayudarán:
- Realiza ejercicios de fortalecimiento y estiramientos para los músculos dorsales.
- Mantén una postura erguida al realizar actividades cotidianas.
- Ten un estilo de vida activo.
- Procura que tu alimentación sea saludable.
- Presta atención a tu técnica al realizar rutinas de entrenamiento, en especial si trabajas con pesos elevados.
- No mantengas la misma posición durante mucho tiempo, estira los músculos de vez en cuando para aliviar la tensión.
Referencias bibliográficas
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