Evidencias sobre la relación entre ictus y ejercicio.
Este artículo pretende mostrar evidencia sobre cómo pautar el entrenamiento para personas que han sufrido un Ictus.
Esta enfermedad consiste en un trastorno encefálico producido por una alteración de la circulación cerebral, más concretamente por un trastorno isquémico, aparece en la mayoría de ocasiones de manera repentina. Se considera ictus cuando el accidente isquémico dura más de 24 horas (1).
Los clientes que padecen esta enfermedad suelen tener déficits neurológicos y a menudo es preferible que sean atendidos en centros donde puedan ser monitorizados por profesionales de la salud.
Sin embargo, si un sujeto que la padezca no presente déficit neurológico y tiene el permiso de un medico para practicar ejercicio en instalaciones sin monitorización se pueden diseñar unas pautas para mejorar su salud y condición física. Además conlleva una disfunción de la funcionalidad así como una mayor demanda de energía para realizar actividades rutinarias (ACSM) (2,3).
Estudios científicos sobre ictus y ejercicio
Ictus y ejercicio. Se ha comprobado que la actividad física regular sin necesidad de que sea a alta intensidad, reduce el riesgo de sufrir Ictus independientemente del sexo, raza. Resaltar que esta enfermedad produce (1,3):
- Menor vascularización
- Mayor uso del glucógeno muscular
- Menor uso de ácidos grasos
Respecto a la distribución de fibras musculares en los músculos afectados, hay controversia ya que investigaciones indican atrofia en las fibras rápidas e incremento en las lentas, y otras al revés (1).
Resaltar que el entrenamiento a alta intensidad parece tener resultados beneficiosos respecto a la función endotelial en la rehabilitación, aunque se requieren más investigaciones (4).
Los objetivos para estos clientes serían (1,2):
- Aumentar las actividades de la vida diaria mediante la recuperación de la capacidad funcional para garantizar mayor independencia personal.
- Aumentar la fuerza tanto de las extremidades afectadas como de las sanas.
- Aumentar la movilidad del lado afectado.
- Prevenir contracturas articulares.
- Mantener un estilo de vida activo para asegurar los avances en la capacidad física y funcionalidad, así como para reducir el riesgo de complicaciones.
Valoración funcional: ictus y ejercicio
Según Chicharro & Vaquero (1), se debe valorar su capacidad para caminar, la velocidad y la resistencia a la marcha. Este procedimiento se puede usar también para valorar la progresión en el entrenamiento de estos sujetos.
En los sujetos que puedan caminar puede ser útil evaluarles en tapiz rodante, iniciando el protocolo sin pendiente y a una velocidad de 0,5-1 km/h durante el primer minuto, con incrementos de 1,5 km/h cada minuto para conseguir una duración total de 10 minutos.
Se recomiendan protocolos incrementales suaves de 1-2 MET por escalón, adaptados a las necesidades del sujeto. Por otro lado, si puede mantenerse sentado en una bicicleta estática, el cicloergómetro es muy recomendado, pudiendo usar tiras adhesivas si hay alguna secuela de los miembros inferiores.
El protocolo dependerá de la fuerza del paciente, recomendándose un ritmo de pedaleo de 50 ciclos/min, y una carga inicial de 20 vatios, incrementado 20 vatios en cada escalón, de 1 a 3 minutos de duración cada uno. También se usan protocolos en rampa con cargas menores (10 vatios por minuto).
En caso de espasticidad en los miembros inferiores, se realiza el pedaleo con el miembro sano, usándose en estos casos un equipo mixto de cicloergómetro y ergómetro de manivela. Si hay fatiga de miembros superiores se usan protocolos intermitentes.
Para quienes tengan dificultades de equilibrio también son adecuados cicloergómetros mixtos de tren inferior y superior, incluso a veces se podría usar la ergometría en posición supina.
Fundamental el control electrocardiográfico, de la presión arterial y frecuencia cardiaca, valoración subjetiva del esfuerzo, y a ser posible la determinación del consumo máximo de oxígeno. Entre el 20-34% de los sujetos con ictus pueden superar el 85% de la frecuencia cardiaca teórica. Se finalizará la prueba si:
- Aparición de arritmias.
- Elevación o depresión del segmento ST superior a 2 mm (en el electrocardiograma).
- Alcanzar el umbral de isquemia.
- Inversión de la onda T con modificaciones del segmento ST (en el electrocardiograma).
- Presiones arteriales sistólicas superiores a 260 mmHg o diastólicas superiores a 115 mmHg.
- Sensación de fatiga.
Los sujetos con ictus capaces de moverse podrían conseguir potencias aerobics en torno al 70% del consumo máximo de oxigeno correspondiente a la población general de su edad, aunque la mayor parte no llega a más del 50%.
Cuando consiguen recuperar la suficiente motricidad como para montar en bicicleta podría recuperar hasta 60% de su consumo máximo de oxigeno. Tener en cuenta la toma de medicación, ya que pude disminuir la frecuencia cardíaca máxima.
La fuerza se puede valorar con ejercicios concéntricos e isocinéticos. Mediante un medidor de ángulos se puede hacer una evaluación del grado de flexibilidad de cada articulación afectada.
Son útiles también los bancos de marcha para valorar los componentes motrices y el grado de equilibrio. Se deberá describir la postura de los sujetos tanto de pie como sentados.
Ictus y ejercicio, pautas a tener en cuenta
PAUTAS según Coburn & Malek (2)
Los ergómetros deben ser la base del acondicionamiento aeróbico para clientes que hayan sufrido un ictus, ya que al quedar afectada la función de las extremidades resulta afectada la fuerza y el equilibrio.
Dado que tras un ictus se pierde rápidamente la condición física, la intensidad inicial debería ser del 30% del VO2máx, aunque con el tiempo podrán llegar a entrenar al 40-70 % del VO2max. Las sesiones pueden durar 5-60 minutos, dependiendo de cada persona, y suelen llevarse a cabo con una frecuencia de tres veces por semana.
El entrenamiento de fuerza ayudará a mejorará la sensación general de bienestar y a desarrollar nuevas vías nerviosas hacia las extremidades afectadas mediante el reclutamiento de vías inactivas. Además, el entrenamiento de fuerza de la extremidad sana tiene un efecto cruzado sobre la extremidad afectada.
En lo referente a la cantidad de peso, no se puede determinar el 1RM y por lo tanto se debe evaluar con sentido común y sin prisas para determinar las cargas iniciales, a pesar de que con el tiempo se debería animar al sujeto a que intente realizar 3 series de 8-12 repeticiones cada una, dos o tres días por semana.
En cuanto al entrenamiento de flexibilidad, éste ayudara a los sujetos a mantener la movilidad de las extremidades sanas y con suerte a mejorar la amplitud de movimiento de las extremidades afectadas.
Estos sujetos suelen experimentar contracturas articulares por la falta de movimiento en torno a al articulación. Un entrenamiento de al amplitud de movimiento deberían llevarse a cabo antes y después de cada sesión de entrenamiento (con solo 5 minutos podría ser suficiente), así como los días que no se entrene.
Además, se podría añadir al programa ejercicio de coordinación y equilibrio (actividades como mantenerse sobre un solo pie, llevar el dedo a la nariz, seguir un objeto en movimiento con el dedo, por ejemplo) (2).
Ictus y ejercicio, prescripción de actividad física
PRESCRIPCION EJERCICIO de Chicharro & Vaquero (1)
- Se recomiendan actividades aeróbicas que impliquen grandes grupos musculares al menos tres veces por semana (caminar, bici estática, subir escaleras, etc).
- Estiramiento de los músculos extensores débiles, ya que suele haber predominio de los flexores en el tren superior. Seria al revés para el tren inferior.
- Evitar ejercicios isométricos de alta intensidad.
- Técnicas de electroestimulación funcional, además de bio-feedback.
- Equilibrio y marcha en tapiz rodante con arnés.
- Ejercicios de fuerza concéntricos , excéntricos e isocinéticos.
- Flexibilidad.
- Se debe alentar a los pacientes a regresar gradualmente a la vida rutinaria, como las tareas domésticas, el trabajo en el jardín, las compras y los pasatiempos, según lo evaluado y modificado apropiadamente por el personal de rehabilitación.
- 3-5 sesiones semanales, la duración dependerá de la capacidad inicial del sujeto. En las primeras semanas se deberán aplicar sesiones intermitentes.
Referencias sobre ictus y ejercicio
- Chicharro, J. L., & Vaquero, A. F. (2006). Fisiología del ejercicio (3ª edición). Madrid, España: Ed. Médica Panamericana.
- Coburn, J., & Malek, M. (2014). Manual NSCA (1st ed.). Badalona, España: Paidotribo.
- American College of Sports Medicine. (2013). ACSM’s guidelines for exercise testing and prescription. Lippincott Williams & Wilkins.
- Kolmos, M., Krawcyk, R. S., & Kruuse, C. (2016). Effect of high-intensity training on endothelial function in patients with cardiovascular and cerebrovascular disease: A systematic review. SAGE Open Medicine, 4, 2050312116682253.