Este artículo pretende dar información sobre la posible existencia de la hiperplasia y su posible influencia en el entrenamiento de fuerza.
Investigaciones sobre hiperplasia
Las primeras investigaciones concluyeron que el número de fibras musculares de cada músculo se establecía en el nacimiento o poco después sin variación posterior (1).
Ahora bien, parece que la hipertrofia crónica sólo puede deberse a la hipertrofia de las fibras musculares individuales. Esto es resultado de (1,2,3):
- Una mayor cantidad de miofibrillas.
- Más filamentos de actina y miosina.
- Más sarcoplasma.
- Más tejido conectivo.
- Combinaciones de lo anterior.
Siguiendo con la hiperplasia, hay gran controversia, ya que sí se ha demostrado en animales, pero en humanos hay investigaciones que concluyen que sí se produce el aumento del número de fibras musculares y otras que lo niegan (1,2,3). En este sentido, Bompa (2), dice que un entrenamiento puede generar una multiplicación muscular (hiperplasia), aunque esta teoría se basa sobre todo en investigaciones con animales pero no con humanos.
Sólo ha habido un estudio longitudinal que haya demostrado la posibilidad de hiperplasia en hombres tras un entrenamiento contra resistencia a nivel recreativo. Tras 12 semanas pareció haber un aumento significativo del número de fibras musculares en el bíceps braquial de varios sujetos de estudio, concluyéndose que la hiperplasia es posible sólo en algunas personas y en ciertas condiciones de entrenamiento.
Según Billat (4) de deberse a un aumento del número de fibras y/o de los tejidos conjuntivos intersticiales que separan cada fibra muscular. Numerosos autores han mostrado que el aumento del tamaño de las fibras musculares aparecía como consecuencia de un entrenamiento de fuerza
Aunque sepamos que el aumento del número de fibras musculares es el principal responsable del desarrollo muscular hasta la primera infancia (3 años) , la posibilidad de que ese proceso pueda intervenir también durante un entrenamiento de fuerza, en la edad adulta, es controvertido.
No existen demasiadas investigaciones que se hayan interesado en los efectos del entrenamiento de fuerza sobre los tejidos conjuntivos que separan cada fibra muscular.
Sin embargo, dichos tejidos no representan más que una pequeña proporción del volumen muscular total, por lo que su contribución al aumento de éste sólo puede ser pequeña.
Se han utilizado varios protocolos experimentales para estimular la hipertrofia del músculo, en particular, con modelos animales a los que se les practicó ablaciones, tenotomía (sección de un tendón) y otro tipo de denervación muscular. Asimismo, se han aplicado estiramientos pasivos repetitivos a fibras musculares aisladas o a músculos enteros.
El entrenamiento de fuerza, que se basa en ejercicios llamados «de musculación» (de 3 a 30 RM), también se ha utilizado para provocar la hipertrofia muscular. Por lo tanto, vamos a considerar lo que atañe de manera más particular al entrenador, al deportista y al educador físico, es decir, los efectos de un entrenamiento de fuerza.
Siguiendo con Comett (3) el proceso sería el siguiente: las fibras después de haberse dilatado gracias a un entrenamiento de fuerza se fisurarán longitudinalmente. Gonyea (citado por Cometti) logra un aumento del 20% del número de fibras en gatos que tuvieron un entrenamiento de musculación 5 días por semana durante 34 semanas.
Para Tesch (citado por Cometti), esta hipótesis está confirmada por los estudios comparativos sobre los atletas “de resistencia” y los atletas de fuerza”. Así los nadadores y los kayakistas demuestran una hipertrofia importante de deltoides con un pequeño diámetro de las fibras. Es más, el tamaño de las fibras de los músculos deltoides y vastos externos de los culturistas de alto nivel no es superior al de los estudiantes en EPS pero es inferior al de los halterófilos.
Los culturistas presentan un número más grande de fibras por unidad motora (Larsson y Tesch, citados por Cometti) para el bíceps y el vasto externo. Pero algunos son escépticos, como MacDougall y col. (citados por Cometti), que han demostrado en un grupo de 25 sujetos donde 5 culturistas de alto nivel, 7 culturistas de nivel medio y 13 sedentarios a pesar de la gran variación interindividual del número de fibras del bíceps (de 172.000 a 419.000), los culturistas no poseen más fibras que los sedentarios.
Explica el tamaño de los músculos de los culturistas por fibras más gruesas y un tejido conjuntivo más importante. No se puede ser afirmativo sobre el problema de la hiperplasia en el hombre.
Para Siff & Verchohansky (5) existe un considerable debate en relación con la hiperplasia muscular. Gonyea (citado por Siff & Verchohansky) presenta evidencias de hiperplasia en gatos sujetos a un intenso entrenamiento con pesos, pero otros investigadores han criticado este trabajo, indicando que puede existir una división fibrilar pero no la proliferación de nuevas fibras.
Cierta investigación rusa también sugiere que un incremcnto de la masa muscular se produce no sólo a través de la hipertrofia de las fibras musculares, sino también como resultado de un incremento del número de fibras mediante la división de fibras hipertrofiadas y el desarrollo de fibras musculares de músculos similares y células satélites.
Además, se ha sugerido que la hiperplasia muscular puede aparecer en un entrenamiento con pesos extremadamente intenso, aunque la evidencia actual en seres humanos no es concluyente.
Aunque la existencia de hiperplasia en la fibra muscular sea incierta, sí que se produce hiperplasia de las estructuras dentro de las fibras y las células musculares. Nikituk y Samoilov (citados por Bompa) identifican dos tipos de hiperplasia subfibrilar:
- Hiperplasia sarcoplasmática, que conlleva un aumento del número de organelas sarcoplasmáticas.
- Hiperplasia miofibrilar-mitocondrial, que conlleva un aumento del número de las miofibrillas y de las mitocondrias.
Conclusión sobre la hiperplasia
El aumento del diámetro muscular se debe al aumento de tamaño de las fibras musculares individuales por el del incremento del número y el tamaño de las miofibrillas individuales, acompañado de un aumento de la cantidad de tejido conectivo . El aumento de la proteína muscular se debe a un incremento de la síntesis de proteínas y a una disminución de su degradación.
En conclusión, parece que la hipertrofia sería posible mediante un entrenamiento pesado en humanos, y aunque la hubiera posiblemente no sería de gran importancia a la hora de ganar masas muscular (6) aunque hacen falta más estudios al respecto.
Bibliografía
- Wilmore, J. H., & Costill, D. L. (2004). Fisiología del esfuerzo y del deporte (5ª edición). Barcelona, España: Editorial Paidotribo.
- Bompa, T. O. (2006). Periodización del entrenamiento deportivo (Vol.24). Barcelona, España: Editorial Paidotribo.
- Cometti, G. (2007). Los métodos modernos de musculación. Barcelona, España: Editorial Paidotribo.
- Billat, V. (2002). Fisiología y metodología del entrenamiento. De la teoría a la práctica (Vol. 24). Barcelona, España: Editorial Paidotribo.
- Siff, M. C., & Verkhoshansky, Y. (2004). Superentrenamiento (Vol. 24) (2ª edición). Barcelona, España: Editorial Paidotribo.
- Chandler, T. J., & Brown, L. E. (Eds.). (2008). Conditioning for strength and human performance. Philadelphia, United States: Lippincott Williams &