Experiencias vs aprendizaje en el fútbol

En este artículo mostraremos cómo las experiencias influyen en el aprendizaje en el fútbol y cómo podemos convertir a los jugadores en expertos.

✎ Autor:  Pablo Sánchez

El objetivo principal de cualquier entrenador es lograr un correcto aprendizaje en el fútbol tanto individual como colectivo (máximo rendimiento), dentro de los límites y capacidades biológicas y sociales.

Para lograr esto, recurrimos a una infinidad de ejercicios (experiencias) consultados en manuales, en la red o de nuestra invención, y que van desde los rondos simples; rondos con comodines; rondos en un triángulo, un cuadrado o un hexágono; circuitos intermitentes; estaciones físicas, técnicas o mixtas; espacios reducidos de 4 vs 4, 4 vs 3, 6 vs 6, con porterías o sin ellas, etc., hasta otros tan complejos (contextualizados o no) que tardamos más tiempo explicándolos que los jugadores ejecutándolos.

Por lo tanto, nuestras esperanzas como entrenadores prácticamente dependen de encontrar esos místicos ejercicios, de replicar los métodos de Guardiola, Klopp o Mourinho, de ese santo grial que nos lleve al nivel óptimo y que por supuesto se vea reflejado el fin de semana en la competencia.

En el presente artículo mostraremos si estos ejercicios por sí solos (experiencias) sirven tanto como creemos para alcanzar el aprendizaje en el fútbol, o los objetivos que nos hemos trazado, apoyándonos claro está, en las neurociencias y demás ciencias cognitivas.

Experiencias y aprendizaje en el fútbol

Lo primero que vamos a hacer es explicar la diferencia entre experiencias y aprendizaje en el fútbol.

Por experiencias nos referimos a la percepción de todo evento externo del cual somos conscientes y que son recibidos a través de los sentidos, y al cual le otorgamos un significado.

Es decir, una experiencia es una representación de una idea, información, acto realizado o momento vivido, el cual hemos percibido de forma consciente; es la forma en que modelamos la realidad (1, 2). Para el caso del fútbol, una experiencia, es todo ejercicio o actividad realizada, la charla técnica o cualquier otra instrucción o acción que se genere durante el entrenamiento o la competencia.

El aprendizaje en el fútbol es algo más complejo, es un proceso en el cual se adquieren o modifican no solamente conocimientos tácticos (sistema cognitivo), sino también habilidades físicas y técnicas (sistema motor), conductas y valores (sistema afectivo).

Estas competencias o destrezas adquiridas o modificadas se producen a partir de las experiencias y permanecen más o menos estables en el tiempo.

Por lo tanto, el aprendizaje en el fútbol está más ligado a la memoria, a la capacidad no solo de seleccionar, abstraer, interpretar e integrar información, sino también a la capacidad de recuperar dicha información para ser utilizada posteriormente, en contextos diferentes en los que fueron aprendidos (3).

Ahora bien, no toda la información procedente de las experiencias vividas durante un entrenamiento pasa a la memoria, la mayoría de estas se olvida y solo una pequeña parte se transforma en un verdadero conocimiento que pueda ser transferible a la competencia; tal como afirma el ganador del premio Nobel Daniel Kahneman (2012), una cosa es lo que experimentamos, otra cosa lo que recordamos (4).

Veamos un ejemplo: piense el lector en un billete del país donde se encuentre y que sea de uso frecuente (puede ser de baja denominación), luego dibuje el billete en una hoja de papel.

Como a la mayoría de personas le sucede, es difícil tener un recuerdo preciso del billete; podemos recordar el color y uno que otro detalle, pero difícilmente vamos a evocarlo con exactitud. Son billetes que han pasado por nuestras manos miles de veces (experiencias) y aun así no tenemos un registro detallado de estos en nuestra memoria.

fútbol base

¿Cómo podemos lograr un óptimo aprendizaje en el fútbol?

Como acabamos de ver, no toda experiencia se convierte en un recuerdo o conocimiento; por otro lado, no todo recuerdo o aprendizaje en el fútbol, es una fiel copia de la experiencia vivida, ya que nuestra percepción del mundo exterior es solamente un modelo o representación de ese mundo, nuestra representación subjetiva (2).

Para el caso del billete, solo hemos modelado o representado ciertos aspectos (color, valor, algún presidente, lugar, animal o cosa), el resto de detalles fueron omitidos y no fueron seleccionados para ser procesados y almacenados.

Así que, si queremos que nuestros jugadores tengan un óptimo aprendizaje en el fútbol, que trascienda al mero hecho de vivir una experiencia, y que se conviertan en futbolistas expertos con el transcurso del tiempo, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Conocimientos previos bien estructurados;
  • La importancia de la nueva información;
  • La focalización sobre la nueva información;
  • Un entorno que sea suficientemente regular para que se vuelva predecible;
  • Un tiempo de entrenamiento suficiente en el entorno predecible; y
  • Una retroalimentación que sea inmediata.

Conocimientos previos bien estructurados:

Aquí hacemos referencia a una condición básica, la cual afirma que entre más conocimientos se tienen sobre un tema, mayor y más fácil es el aprendizaje en el fútbol.

Uno de los errores comunes que cometemos al momento de diseñar sesiones de entrenamiento, es no hacer evaluaciones previas que nos detallen el nivel del jugador (cognitivo, motor y afectivo) (2).

Tenemos entonces, que no importa las actividades que estén realizando los jugadores en el campo, si dichas actividades no están conectadas con su universo de conocimientos y habilidades.

Por ejemplo, ejecutar un ejercicio de defensa en zona sin tener claridad del concepto; realizar ejercicios de posesión a alta velocidad con niños que no dominan la técnica necesaria; realizar un ejercicio en régimen súper aeróbico sin tener la condición física necesaria.

Al hacer referencia al nivel del jugador en los planos cognitivo, motor y afectivo, estamos abarcando tanto lo cuantitativo como lo cualitativo; las capacidades innatas del jugador (genética), sus conocimientos declarativos y procedimentales adquiridos, así como su personalidad (7).

Importancia de la nueva información:

Las experiencias recibidas deben ser importantes para el jugador, y el nivel de importancia va a estar relacionada con el desarrollo biológico y cognitivo, así como con los objetivos que tiene un jugador o un equipo a corto, mediano y largo plazo (2).

Por su puesto que la nueva información debe ser congruente con los conocimientos y habilidades adquiridas previamente, con el fin de garantizar un aprendizaje en el fútbol, profundo y perdurable en el tiempo.

Por ejemplo, para niños de 6 a 8 años no es importante entrenar basculaciones o repliegues; un entrenamiento de este tipo no solo encontrará un olvido inminente en los jugadores, sino que afectará significativamente su motivación.

Para un equipo profesional es mucho más relevante, sesiones que involucren el modelo de juego o conceptos tácticos como salidas con balón y presión alta tras pérdida, que una sesión de circuitos de técnica pura.

chicas entrenando en una pretemporada en fútbol

Focalización sobre la nueva información:

Este es un tema que poco se ha abordado en el fútbol moderno y tiene que ver con la capacidad crítica, argumentativa y analítica del jugador (práctica deliberada). Si queremos aprender sobre una experiencia, tenemos que pensar en ella, prestar atención y darle significado a través de todas las herramientas del pensamiento.

Así que para aprender, necesitamos pensar con flexibilidad partiendo de nuestros conocimientos (memoria a largo plazo), darle un significado a lo nuevo con respecto a lo que sabemos (memoria de trabajo), de modo que esos nuevos significados se relacionen con los anteriores, agregando o modificando «la realidad» que construimos en nuestra memoria (5, 6, 7).

Para el ejemplo del billete, si queremos construir en nuestra memoria más detalles de los conocidos acerca de, supongamos uno de 100 dólares, tendremos que observarlo con detenimiento, pensar en cada detalle y buscarle un significado para que no lo olvidemos.

Si sabemos quién fue Benjamin Franklin y qué es el Independence Hall (anverso y reverso respectivamente), será mucho más fácil recordar esos detalles en el tiempo.

Del mismo modo, durante los entrenamientos dedicamos poco tiempo a que los jugadores enfoquen sus pensamientos en el objetivo de cada ejercicio; la mayor parte del entrenamiento están siguiendo órdenes y ejecutando actividades sin ser conscientes de dicha experiencia, por lo que el aprendizaje en el fútbol va a ser muy lento y poco estructurado (aprendizaje implícito).

Entorno predecible:

Este puede ser el punto que más controversia pude generar a los lectores, y es que garantizar un entorno predecible favorece la habilidad experta y hace que el aprendizaje en el fútbol sea mayor, pero para sorpresa de muchos, hemos hecho todo lo contrario (4).

Un conjunto de situaciones complejas pero ordenadas, hacen que un entorno sea predecible con altas regularidades estadísticas (jugar fútbol constantemente cumple con las características mencionadas).

Así, una persona que haya pasado el tiempo suficiente en dicho contexto (experiencias), puede formar aptitudes idóneas que le permitan tomar decisiones eficientes, adaptables y precisas (aprendizaje en el fútbol) (4, 6).

Por lo tanto, los ejercicios que se realicen deben ser recurrentes en el tiempo. Saber esto es indispensable, puesto que es preferible que los ejercicios se repitan a intervalos regulares con algunas variantes (entorno predecible), que realizar muchos ejercicios diferentes o que apunten a varios objetivos (entorno irregular).

Normalmente, diseñamos ejercicios complejos, con objetivos claros y de calidad, pero solo los repetimos 2 o 3 meses después.

Así que realizar una cantidad de ejercicios sofisticados durante las sesiones, sin una recurrencia de los mismos, hacen que el entorno sea poco predecible y que nuestros jugadores abstraigan menos información relevante. Por lo tanto, si queremos que nuestros jugadores sean futbolistas expertos, deben jugar fútbol constantemente bajo unos objetivos preestablecidos (no es jugar por jugar).

Sin embargo, esto no sucede en la realidad, ya que los jugadores (niños y jóvenes) están inmersos en infinidad de ejercicios que hacen que el entrenamiento sea un entorno irregular. Solo juegan fútbol ¼ parte del entrenamiento y no todas las sesiones lo incorporan.

Otro aspecto a tener en cuenta tiene que ver con la regla del pico final, la cual afirma que recordamos más fácilmente lo último que experimentamos o aquello que tuvo un impacto emocional muy alto (4).

En promedio, una sesión de entrenamiento de 2 horas puede constar de 4 ejercicios (más sus variantes), por lo cual, las primeras experiencias son más susceptibles de ser olvidadas y que no tengan significado para los jugadores. La recomendación es tener 1 objetivo, máximo 2 por sesión de entrenamiento.

Por ejemplo, considere el lector una sesión donde se trabaje: definición, posesión, salidas con balón y un poco de fútbol al final. Es posible que esa sesión sea poco productiva y que los jugadores seleccionen y codifiquen solo lo último realizado (la pequeña práctica de fútbol) o aquello que haya tenido mayor importancia.

Tiempo de entrenamiento suficiente en un entorno predecible:

Este punto hace referencia al tiempo que ofrecemos para que los jugadores reciban las experiencias pertinentes, con respecto a los objetivos y metas trazados.

No obstante, es bueno aclarar el punto anterior, entendiendo que no siempre se puede hacer prácticas de fútbol, ya que va a depender del club, del momento de la temporada, y de otras variables. Aun así, Los ejercicios siempre deben ser lo más cercano posible a la competencia.

ℹ Algunos investigadores experimentales, indican que la condición de experto en cualquier deporte o arte, suele llevar un tiempo considerable, de unas 10.000 horas (10 años  según las horas de práctica diaria) para alcanzar la perfección o los conocimientos necesarios para desempeñarnos adecuadamente (6, 7).

Para que el lector tenga una idea, los ajedrecistas pasan en promedio 5 o 6 horas diarias jugando ajedrez, un violinista toca el instrumento más de 4 horas al día, mientras que solo 1/4 parte del entrenamiento está dedicada al juego como tal (lo cual implica una media de 30 minutos por sesión) para lograr el aprendizaje en el fútbol.

En efecto, el tiempo necesario que se debe estar inmerso en un entorno predecible, va a depender del nivel de experticia. Los futbolistas profesionales van a requerir menor tiempo jugando fútbol que los novatos, puesto que son más expertos.

Retroalimentación inmediata en el aprendizaje en el fútbol:

Afortunadamente, el fútbol produce una retroalimentación inmediata, esto quiere decir que cada vez que un jugador toma una decisión en un ejercicio o en la competencia, el impacto se ve reflejado ipso facto.

Muchos inversionistas no tienen una retroalimentación inmediata, por lo cual muchas de sus aciertos y errores, se deben más a circunstancias externas que a su condición de expertos (4).

Como entrenadores debemos tener presente que, los aciertos y errores son la retroalimentación y los indicadores del avance del proceso de enseñanza-aprendizaje en el fútbol, .

Los jugadores deben también enfocar sus recursos cognitivos sobre las repercusiones de sus decisiones, de modo que el aprendizaje en el fútbol sea significativo y autónomo.

Por ejemplo, si durante una práctica de fútbol u otro ejercicio, algún jugador toma una mala decisión, es indispensable detener por un momento el entrenamiento y preguntar el porqué de dicha decisión.

Los demás compañeros también pueden opinar y dar las posibles soluciones; el entrenador solo debe intervenir si es necesario.

Con este tipo de prácticas de aprendizaje en el fútbol guiadas, fomentaremos que los jugadores focalicen sus pensamientos hacia el objetivo, los procedimientos y resultados; lo que se denomina práctica deliberada (5).

Formación vs competición en fútbol base

Conclusiones sobre el aprendizaje en el fútbol

No toda experiencia se convierte en un aprendizaje en el fútbol y no todo aprendizaje en el fútbol es una copia fiel de lo que experimentamos en una sesión.

El mejor entorno predecible que le podemos proporcionar a los jugadores, es jugar fútbol con objetivos preestablecidos, o bien, diseñar ejercicios cercanos a este y que sean recurrentes en el tiempo (salidas desde el arco, posesión, ataque, defensa, etc.).

Si queremos obtener más detalles sobre algo, debemos pensar en eso, focalizar todos los recursos cognitivos y darle un significado. Las prácticas de fútbol deben ser deliberadas.

El tiempo de entrenamiento invertido en un entorno irregular es improductivo y conlleva al olvido. La abstracción cognitiva es escasa, mientras que los efectos motrices (físicos y técnicos) pueden permanecer.

El tiempo de entrenamiento invertido en un entorno predecible conlleva a la experticia, es decir, el tiempo que empleemos en dicho ambiente si cuenta para desarrollar las aptitudes y competencias de un experto.

ℹ Tener muchos objetivos dentro de una sesión de entrenamiento atenta contra el aprendizaje en el fútbol (regla del pico final). La cuestión no es la cantidad de ejercicios ni lo sofisticados que estos sean, sino lo recurrentes en el tiempo y lo significantes que puedan ser para el jugador.

Ningún aspecto por sí solo es suficiente para lograr ser un experto, por lo tanto para lograr un óptimo aprendizaje en el fútbol, se requiere de un enfoque multidimensional: un plan estratégico, un entorno predecible o experiencias recurrentes, tiempo suficiente de práctica en ese entorno, focalización en las experiencias (práctica deliberada) y una retroalimentación inmediata.

Referencias bibliográficas

  1. Fuenmayor, G., & Villasmil, Y. (2008). La percepción, la atención y la memoria como procesos cognitivos utilizados para la comprensión textual. Revista de artes y humanidades UNICA, 9(22), 187-202.
  2. Sierra, B. (2000). ¿Cómo está representada la experiencia en la memoria humana? Psicología Cognitiva de la Memoria, 189, 118.
  3. Monereo, C. (1990) «Las estrategias de aprendizaje en el fútbol y en la educación formal: enseñar a pensar y sobre el pensar.» Infancia y Aprendizaje en el fútbol, 50, pp. 3-25.
  4. Kahneman, D. (2012). Pensar rápido, pensar despacio. España: Penguin Random House.
  5. Urrego, D. (2021). El método ejecutivo (1ª ed.). [Kindle], Ciudad de México, México: publicado independientemente.
  6. Ruiz Pérez, L. M. (1999). Rendimiento deportivo, optimización y excelencia en el deporte. Revista de psicología del deporte, 8(2), 0235-248.
  7. Ruiz, L. M., Sánchez, M., Piqueras, J. D., & Jiménez, C. (2006). Los expertos en el deporte: Su estudio y análisis desde una perspectiva psicológica. Anales de Psicología/Annals of Psychology, 22(1), 132-142.

Autor: Pablo Sánchez

imagen del autor del artículo

BIO: Profesor de Educación Física. Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (UDC). Graduado en Educación Primaria, mención Educación Física (UEM). Máster en Profesorado de Educación Secundaria (UDC).

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