La llamada euforia del corredor describe un estado de júbilo resultante de la práctica de ejercicio físico prolongado.
Una de las respuestas que más suele repetir la gente que practica running es la siguiente:
«Salgo a correr porque me hace sentir bien».
Aunque es una afirmación obvia, lo realmente cierto es que hay más de ciencia en esta afirmación de lo que podemos llegar a imaginar. En el presente artículo analizamos la famosa euforia del corredor.
Nuestro cerebro es el principal culpable. El culpable y principal encargado de proporcionarnos una sensación de felicidad, euforia o júbilo que nos acompaña horas posteriores a realizar una sesión completa de running. Pero…¿existe? ¿es un mito o una realidad?
¿Cuál es el papel de las endorfinas?
Las endorfinas son neurotransmisores opioides endógenos que se encuentran conectadas con los receptores en las partes del cerebro asociadas con las emociones (las áreas límbicas y prefrontales) y producidas por el Sistema Nervioso Central como moduladores de temperatura corporal, del dolor, hambre y funciones reproductivas.
Varias líneas de evidencia científica sugieren que las endorfinas desempeñan un papel fundamental en la respuesta defensiva del organismo al estrés (4).
Además, tienen un rol vital para nuestra salud ya que nos ayudan a estar en calma logrando un estado de felicidad y bienestar, además de mejorar nuestro humor, retrasar el proceso de envejecimiento y reducir el dolor. El entrenamiento de resistencia ha demostrado una variedad de efectos beneficiosos para nuestra salud (como ya hemos visto en otras publicaciones de Mundo Entrenamiento). Además de producir efectos psicofísicos, incluyendo por ejemplo la reducción del estrés, reducción de la percepción del dolor, así como mejora de nuestro estado de humor (2).
¿Qué dicen los estudios científicos?
Los investigadores han trabajado durante años para resolver si esto era realidad o simplemente un mito, con la esperanza de encontrar una explicación bioquímica para la euforia del corredor.
En el 1985 Morgan describe la «hipótesis de la endorfina», atribuyendo los efectos psicofísicos que se producen en el organismo a las mismas (3). Hasta el 2008 la única manera de probar si las endorfinas estaban presentes en el cerebro cuando practicábamos actividad física era mediante la punción lumbar. El problema es que con este método resultaba imposible el realizar test a los deportistas pre y post ejercicio físico.
Los estudios que han intentado analizar este fenómeno definen este estado de euforia como una sensación que guarda cierta similitud con la sensación que se genera al consumir ciertas drogas, al tratarse de un efecto bioquímico muy parecido.
Después de realizar una sesión de running, nuestro cerebro es el principal encargado de liberar dichas endorfinas hacia la hipófisis del cerebro, las cuales producen una sensación de júbilo y bienestar en el corredor. La euforia del corredor, lejos de ser un mito, se ha convertido con el paso de los años y con las investigaciones realizadas en un efecto más que probado por la comunidad científica.
La teoría de las endorfinas de la euforia del corredor se basó en un par de observaciones:
- Las endorfinas aumentan en la sangre periférica durante la euforia del corredor (5), además de aumentar también en el líquido cefalorraquídeo (estudio en animales) (7).
- Los efectos de felicidad y júbilo que produce la euforia del corredor también son reversibles mediante un fármaco llamado naloxona. Éste es un antagonista del receptor opioide que se utiliza para tratar la sobredosis de heroína. La teoría aquí sería que la naloxona evita que las endorfinas ejerzan su acción (6).
Estos hallazgos científicos implicaron al sistema opioide endógeno en la producción de la conocida como euforia del corredor.
En el 2008, se logró medir el nivel de endorfinas con una exactitud mayor tras realizar ejercicio físico intenso. Boecker y colaboradores midieron por vez primera con gran exactitud las endorfinas antes y después de realizar actividad física. Los investigadores confirmaron que las endorfinas son las responsables de ese estado generado después de una sesión de running (1).
Boecker y colaboradores (1) utilizaron una técnica llamada Positron Emission Tomography (PET). Es una técnica que permite medir la actividad metabólica del cuerpo humano. Este grupo de investigadores alemanes lograron medir la diferencia de endorfinas entre ambos momentos (antes y después del ejercicio) demostrando que tras el ejercicio se podía encontrar más endorfinas que en el momento previo a la práctica de actividad física (1).
Los autores midieron la actividad de endorfinas en cerebros de 12 atletas tras una carrera de 2 horas. Al regreso se volvieron a poner en el escáner y se miró de nuevo la actividad de endorfinas. En ese momento vieron que las imágenes post-ejercicio tenínan una mayor actividad de las mismas. Además pudieron observar las regiones del cerebro en las que había aumentado la actividad (1).
A continuación se representa en la figura 1 las regiones de actividad de endorfinas durante el ejercicio mostradas en el estudio alemán anteriormente descrito (1). En la primera de ellas la parte de la corteza (CCA) luego la (OFC) y por último la (INS).
Los datos corroboraron que dichas endorfinas se producen durante el running y que se unen a zonas del cerebro que se asocian con las emociones, en concreto las áreas prefrontales y límbicas. Las mismas que intervienen a la hora de escuchar música o a la hora de enamorarnos. Este estudio nos ha mostrado que el hecho de correr y practicar actividad física nos hace ser felices, haciendo realidad la conocida como euforia del corredor.
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Conclusión
Los investigadores han trabajado durante años para demostrar que el llamado estado de euforia del corredor existe realmente y no es un mito. La clave se logró en el año 2008 (1) en donde una investigación realizada por alemanes demostraba que la actividad de endorfinas en el cerebro era mayor tras la práctica de ejercicio físico vigoroso. Boecker y colaboradores (1) investigaron a 12 atletas tras 2 horas de carrera les midieron la diferencia de endorfinas entre ambos momentos (antes y después del ejercicio) demostrando que tras el ejercicio se podía encontrar más endorfinas que en el momento previo a la práctica de actividad física.
Si todavía no has conseguido experimentar la llamada euforia del corredor comienza a realizar actividad física guiado siempre por un profesional cualificado y finalmente la acabarás encontrando. Es una realidad demostrada científicamente, es salud. No te olvides que la actividad física te aportará estos y muchos otros beneficios para tu salud.
Bibliografía
- Boecker, H., Sprenger, T., Spilker, M.E., Henriksen, G., Koppenhoefer, M., Wagner, K.J., Valet, M., Berthele, A., Tolle, T.R. (2008): The Runner’s High: Opioidergic Mechanisms in the Human Brain. Cerebral Cortex.
- Salmon, P. (2001): Effects of physical exercise on anxiety, depression, and sensitivity to stress: A unifying theory. Clinical Psychology Review, 21(1): 33-61.
- Morgan, W. P., (1985): Affective beneficence of vigorous physical activity. Medicine and Science in Sports an Exercise, 17: 94-101.
- Amir, S., Brown, Z. W., Amit, Z. (1980): The role of endorphins in stress: evidence and speculations. Neurosc Biobehav Rev, 4(1): 77-86.
- Wildmann, J. et al. (1986): Increase of circulating beta-endorphin-like immunoreactivity correlates with the change in feeling of pleasantness after running. Life Sci. 38(11): 997-1003.
- Janal, M. N., Colt, E. W., Clark, W. C., Glusman, M. (1984): Pain sensitiviy, mood and plasma endocrine levels in man following long-distance running: effects of naloxone. Pain. 19(1): 13-25.
- Radosevich, P. M. et al. (1989): Effects of low- and high-intensity exercise on plasma and cerebrospinal fluid levels of ir-beta-endorphin, ACTH, cortisol, norepinephrine and glucose in the conscious dog. Brain Res. 498(1): 89-98.