Durante el ejercicio prolongado realizado en ambientes calurosos, los deportistas incurren en niveles de deshidratación bastante acusados debido principalmente a las grandes pérdidas de agua a través del sudor (1-2 l/h).
Con la ingesta de un volumen de líquido equivalente a las pérdidas de agua por la sudoración se previene la deshidratación y, por lo tanto, se evitan numerosas alteraciones funcionales.
Deshidratación y ejercicio físico
La deshidratación progresiva causa alteraciones significativas de los sistemas cardiovascular, metabólico, termorregulador y endocrino, que a su vez pueden anticipar la aparición de la fatiga, ocasionar un golpe de calor o incluso causar la muerte (20).
Estos efectos negativos de la deshidratación se manifiestan independientemente de la modalidad y de la intensidad del ejercicio.
Desde un punto de vista estrictamente fisiológico, no cabe ninguna duda que el esquema más idóneo de reposición hídrica durante el ejercicio en el calor es aquel en el que se reponen completamente las pérdidas de agua provocadas por la sudoración (20).
Efectos negativos de la deshidratación en ambientes cálidos
Tras cinco décadas de investigación en este área, se presenta como un hecho claramente demostrado que la deshidratación durante la práctica deportiva en zonas calurosas causa alteraciones significativas de las funciones corporales que implican a los sistemas cardiovascular, termorregulador, metabólico y endocrino.
El deterioro de estos sistemas fisiológicos debido a la deshidratación puede a su vez causar el adelanto de la fatiga durante el ejercicio prolongado en estos ambientes (3, 14, 15, 17, 19).
La deshidratación también causa un incremento significativo de las concentraciones plasmáticas de catecolaminas (9, 11), la hormona antidiurética, la renina, el cortisol, la hormona adrenocorticotrópica, la aldosterona, y el péptido atrial natriurético (2, 7).
Parece pues, que la deshidratación produce modificaciones significativas de la función de las glándulas pituitaria y adrenal, al objeto de conservar fluido corporal, contrarrestando en parte las alteraciones concomitantes en el sistema cardiovascular, la termorregulación y el metabolismo.
Reposición de fluidos, en ambientes cálidos
Al contrario que la deshidratación, la ingesta de líquidos durante el ejercicio se asocia con beneficios significativos en la respuesta cardiovascular y termorreguladora.
En repetidas ocasiones, la literatura ha demostrado que la reposición de fluidos durante el ejercicio prolongado atenúa o evita el incremento de la frecuencia cardíaca y de la temperatura corporal (5, 6, 12, 13, 18), así como la caída del volumen sistólico y del gasto cardíaco, que se observan cuando no se ingieren líquidos durante el ejercicio (9, 10, 14, 15).
Este efecto positivo de la ingesta de líquido en la temperatura corporal y las respuestas cardiovasculares se observa durante el ejercicio realizado independientemente de la temperatura ambiente (1, 4, 5, 6, 8, 10, 14, 15), la modalidad del ejercicio (1, 4, 8, 12, 13, 14, 15, 18) y la intensidad del ejercicio (3, 14, 16).
Efectos de la reposición completa de fluidos
Desde un punto de vista estrictamente fisiológico, el régimen óptimo de reposición hídrica durante el ejercicio en el calor es aquel en el que se reponen por completo las pérdidas de agua a través del sudor (20).
No obstante, es muy importante tener en cuenta que existen condiciones ambientales caracterizadas por alta temperatura y humedad, junto a la velocidad del aire escasa o inexistente (> 35°C y > 80% humedad relativa), en las que no es posible, incluso para sujetos entrenados y aclimatados al calor, mantener un nivel constante de las funciones corporales a pesar de estar bien hidratados.
Conclusiones
Los datos presentados demuestran que el régimen óptimo de reposición hídrica para evitar los efectos negativos de la deshidratación durante el ejercicio en ambientes calurosos es aquel en el que se previenen completamente las pérdidas de líquido corporal.
Sin embargo, este régimen de reposición de líquidos quizás no sea el más idóneo para los atletas de alto nivel.
Al tener que ingerir volúmenes elevados de líquido (500-700 mi cada 15 minutos) para mantener un estado normal de hidratación durante el ejercicio, los atletas tienen que reducir la intensidad del ejercicio para concentrarse en beber, en particular durante la carrera de fondo (20).
En consecuencia, la decisión sobre la cantidad de líquidos a ingerir durante el ejercicio debe realizarse en base a un análisis coste-beneficio.
Para asegurar los mayores beneficios de la ingesta de volúmenes elevados de líquido durante el ejercicio con altas temperatura y reducir o evitar sus desventajas, los deportistas deben beber durante sus entrenamientos diarios.
Es también importante reseñar, dado que la hipohidratación causa los mismos efectos que la deshidratación progresiva durante el ejercicio, que los deportistas deben ingerir líquidos con frecuencia al objeto de asegurar un estado de euhidratación al inicio de la prueba (20).
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