Consumo de alcohol post-competición

En este artículo analizamos cómo afecta el consumo de alcohol y cerveza después de entrenar.

✎ Autor:  Brais Ruibal

Este artículo está encaminado a dilucidar una relación que erróneamente se ha establecido entre deporte y consumo de cerveza o alcohol tras la realización del mismo.

Hace algún tiempo que se escucha entre gran cantidad de deportistas: “lo mejor es una cerveza después de entrenar”. Con objeto de observar los efectos de esta anecdótica relación sobre el proceso de rehidratación, investigadores españoles analizaron la composición corporal, parámetros hematológicos y del suero, balance hidrostático y la excreción de orina en dieciséis hombres antes y después de realizar un determinado ejercicio y seguir un protocolo de rehidratación (2 horas).

El ejercicio consistió en 1 hora de carrera al 60% de su volumen máximo de oxígeno y el protocoló de rehidratación en la ingesta de agua mineral ad libitum o de 660 ml de cerveza y agua mineral ad libitum. Se utilizó un modelo cruzado realizando 2 ensayos separados por 3 semanas en condiciones controladas de temperatura (35 ± 1 ºC) y humedad relativa (60 ± 2%). En cuanto a la composición corporal en ambos casos se observó una disminución de la masa corporal tras la realización del ejercicio así como un aumento de la masa libre de grasa tras ambos protocolos de rehidratación, no se observó diferencia significativa entre los valores de excreción de orina y el balance hídrico. Por lo que la ingesta moderada de cerveza no afectaría negativamente al proceso de rehidratación, aunque esta afirmación ciertamente habría que cogerla con pinzas ya que en primer lugar hemos comparado la cerveza frente a agua, no frente a una solución de carbohidratos que facilitaría en mayor medida la rehidratación, y además en el protocolo de rehidratación con cerveza después de entrenar se ha permitido ingerir agua por lo que se ingiere cerveza diluida en agua (1). Por ello se hace necesario revisar más estudios.

Se evaluó (2) el efecto del consumo de alcohol en el balance de líquido corporal tras un ejercicio que inducía la deshidratación. Para ello, seis individuos físicamente activos participaron en 4 pruebas separadas temporalmente por 7 días en las que ingirieron unas bebidas que contenían 0%, 1%, 2% o 4% de alcohol, 2mmol/L de sodio y 10 mmol/L de potasio durante 60 minutos, comenzando 30 minutos después de la práctica deportiva. El volumen ingerido de estas bebidas suponía el 150% de la pérdida de masa corporal previa. El protocolo de ejercicio consistió en pedalear de forma intermitente en un cicloergómetro cuando previamente se habían sumergido en agua a 42 ºC para elevar la temperatura corporal, con objetivo de conseguir una pérdida del 2% de la masa corporal por deshidratación. El volumen de orina en las 6 horas posteriores tendió a ser mayor cuanto mayor era la cantidad de alcohol ingerida, obteniendo un flujo urinario máximo cuando se ingirió la bebida con un 4% de alcohol. El incremento del volumen de plasma sanguíneo debido a la rehidratación tras el deporte fue más lento con la bebida al 4% de alcohol, obteniendo una relación inversa entre el aumento de plasma sanguíneo y la cantidad de alcohol ingerido. Por lo que la ingestión de una bebida que presente un 4% de alcohol podría a llegar a retrasar el proceso de recuperación.

Otro estudio (3) analizó el efecto de la ingesta de cerveza después de entrenar sobre la síntesis proteica en el musculo esquelético. Para ello, 8 hombres físicamente activos completaron tres pruebas experimentales, separadas entre ellas por 14 días, que incluyeron ejercicios de resistencia y de alta intensidad intermitentes. Inmediatamente y 4 horas después de la prueba los sujetos ingirieron 500 ml de whey protein (25 gramos de proteína), alcohol (1,5 g/kg de peso, 12±2 bebidas estándar) ingerida con proteína o la misma cantidad de energía en forma de carbohidratos también con alcohol (25 gramos de maltodextrina). Además todos los grupos ingirieron carbohidratos (1,5 g/peso) 2 horas después de la práctica deportiva y se tomaron biopsias musculares 2 y 8 horas después de la actividad física. La síntesis proteica miofibrilar sufrió un incremento en todos los casos, aunque en comparación con la ingesta proteica, los sujetos que ingirieron alcohol junto con proteínas y los que ingirieron alcohol junto con carbohidratos presentaron una menor síntesis. Por lo que la ingesta de alcohol o cerveza después de entrenar reduciría la respuesta anabólica en musculo esquelético, lo que podría afectar a la recuperación, a la adaptación al entrenamiento y/o al rendimiento posterior.

Ciclistas
Fotografía 1. Deportistas bebiendo cerveza después de entrenar.

También se ha estudiado (4) el efecto de consumo moderado y agudo de alcohol durante la recuperación muscular posterior a un ejercicio excéntrico. Para ello, 11 hombres realizaron 300 contracciones máximas de cuádriceps de una pierna en un dinamómetro isocinético, tras ello ingiriendo una bebida que contenía 1g/kg peso de alcohol. También se les sometió a otra prueba equivalente al ejercicio excéntrico, tras el cual se le suministró una cantidad isocalórica de jugo de naranja. Se recogió la medición de la fuerza máxima isocinética (concéntrica y excéntrica), el esfuerzo de torsión producido en la rodilla así como la creatina kinasa plasmática (CK) se recogieron antes, 36 y 60 horas después de cada sesión de ejercicio. Obteniendo mayor pérdida del pico de fuerza tras el consumo de alcohol, por lo que el consumo de cantidades moderadas de alcohol podría llegar originar una pérdida de fuerza así como un posible enlentecimiento de la recuperación.

En otro proyecto (5) se analizó el efecto del consumo agudo de alcohol sobre medidas de rendimiento físico, creatina quinasa y la función inmunoendocrina en las 48 horas después a una simulación de un partido de rugby. Diez hombres jugadores de rugby de nivel profesional completaron una simulación de un partido de rugby, tras el cual ingirieron una bebida que aportaba 1 gramo de alcohol por kilo de masa corporal o una bebida control sin alcohol. Analizando la agilidad, un sprint de 15 metros, un salto de contramovimiento y una melé antes de la sesión, 24 y 48 horas después. Se cuantificó los glóbulos blancos, la testosterona, el cortisol, y la creatina quinasa antes de la simulación, 30 minutos, 12, 24, 36 y 48 horas después de la prueba. Un semana después del primer análisis los participantes completaron una segunda simulación después de la cual consumieron la bebida control. Concluyendo que el consumo de 1 gramos de alcohol por kg de peso corporal afectó negativamente a la potencia de salto en dirección vertical.

Sobre la base de todo lo visto, se concluye que se debería desaconsejar el consumo de alcohol tras la realización de deporte, ya que aunque una cantidad moderada no ha demostrado efectos negativos en comparación únicamente con agua en cuanto a rehidratación se refiere. Se ha observado que el consumo moderado afecta de forma negativa a otros parámetros como el retraso del proceso de recuperación, reducción en la respuesta anabólica sobre la síntesis muscular, una mayor pérdida de fuerza así como a la capacidad de salto vertical. Por lo que para optimizar la recuperación del deportista sería más recomendable una solución de carbohidratos y electrolitos.

Bibliografía

  1. Jiménez-Pavón, D., Cervantes-Borunda, M., Díaz, L. E., Marcos, A., & Castillo, M. J. (2015). Effects of a moderate intake of beer on markers of hydration after exercise in the heat: A crossover study. Journal of the International Society of Sports Nutrition, 12, 26.
  2. Shirreffs, S. M., & Maughan, R. J. (1997). Restoration of fluid balance after exercise-induced dehydration: Effects of alcohol consumption. Journal of Applied Physiology (Bethesda, Md.: 1985), 83(4), 1152-1158
  3. Parr, E. B., Camera, D. M., Areta, J. L., Burke, L. M., Phillips, S. M., Hawley, J. A., & Coffey, V. G. (2014). Alcohol ingestion impairs maximal post-exercise rates of myofibrillar protein synthesis following a single bout of concurrent training. PloS One, 9(2), 1.
  4. Barnes, M. J., Mündel, T., & Stannard, S. R. (2010). Acute alcohol consumption aggravates the decline in muscle performance following strenuous eccentric exercise. Journal of Science and Medicine in Sport / Sports Medicine Australia, 13(1), 189-193.
  5. Barnes, M. J., Mundel, T., & Stannard, S. R. (2012). The effects of acute alcohol consumption on recovery from a simulated rugby match. Journal of Sports Sciences, 30(3), 295-304.

Autor: Brais Ruibal

imagen del autor del artículo

BIO: Doctor en Ciencias del Deporte y la Educación Física (UDC). Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (UDC). Máster en Formación del Profesorado (UDC). Entrenador Superior de Natación (RFEN) y Técnico Deportivo Superior en Fútbol. Colegiado Nº: 55215.

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