El síndrome piramidal también es conocido como síndrome del piriforme, síndrome del glúteo profundo y falsa ciática. Se trata de un trastorno que sufre un pequeño músculo ubicado en la parte posterior de la pelvis.
Puede provocar en quienes lo padecen mucho dolor en la zona de los glúteos y las piernas, y puede empeorar al realizar actividades como subir escaleras, estar sentado durante mucho tiempo, correr o caminar.
Anatomía del músculo piramidal
El músculo piramidal se origina en la cara anterior del sacro, atraviesa el agujero sacrociático mayor y se inserta en el trocánter mayor de fémur.
Su funciones son la abducción, extensión y rotación externa de caderas. También se le atribuye un rol estabilizador de la articulación coxofemoral.
Gran parte del músculo es palpable de manera externa y se han descrito hasta 6 tipos de variaciones anatómicas en su relación con respecto al nervio ciático.
En otro 20 % el nervio ciático atraviesa el piramidal, provocando una hendidura en el músculo y creando una predisposición a padecer el síndrome piramidal.
¿Qué es el síndrome piramidal?
El síndrome piramidal es una lesión producida por la compresión del nervio ciático. Esto ocurre debido a una hipertrofia o compresión del músculo sobre el nervio, provocando la aparición de la sintomatología dolorosa.
El dolor que ocasiona el síndrome piramidal suele agravarse al aplicar presión sobre el músculo. Mientras más reciente sea el dolor ocasionado por el síndrome piramidal, más localizada es la molestia. Cuando ya se encuentra en estadio crónico, los síntomas se reflejan en otras zonas como la lumbar, las piernas y el periné.
¿Qué causa el síndrome piramidal?
Hay diferentes razones por las que se puede ver inflamado el músculo piramidal y comprometer al nervio ciático, causando dolor que puede llegar a irradiar o otras zonas del cuerpo. Algunas de las más comunes son:
- Traumatismos repetitivos.
- Espasmos musculares.
- Inflamación de los tejidos blandos adyacentes, produciendo una compresión del nervio ciático.
- Esfuerzo excesivo realizado por el músculo piramidal.
- Rango de movilidad de la articulación de la cadera limitada.
- Disfunciones anatómicas de origen postural.
- Causas genéticas.
- Mantenerse sentado durante mucho tiempo.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome piramidal?
La sintomatología principal es la aparición de dolor en la región glútea. Sin embargo, en los casos en que la lesión es más grave, estas molestias pueden extenderse a lo largo de las piernas, las caderas, la pelvis e incluso, la región lumbar. Otros síntomas que pueden acompañar a esta patología son:
- Dificultad para caminar, correr, saltar o subir escaleras.
- Molestias al intentar hacer movimientos relacionados con abducción, es decir, alejar las piernas de la línea media del cuerpo.
- Dolor al realizar acciones que impliquen flexionar la columna, como recoger objetos del suelo.
- Sensibilidad al sentarse que puede empeorar al prolongar esta acción.
- Mayor dificultad para cruzar las piernas.
- Dolor muy característico al tacto del músculo piramidal por su compresión ligada al nervio ciático.
- Activación de puntos gatillo en el área posterior de la zona pélvica.
Descubre cuáles son los factores de riesgo más importantes a tener en cuenta para prevenir lesiones. Aprende paso a paso, un práctico programa de ejercicios para prevenir lesiones musculares.
¿Cómo se diagnostica el síndrome piramidal?
La principal forma de reconocer la existencia del síndrome piramidal es por medio de un examen físico en el que se buscará producir dolor en el músculo piramidal e igualmente, descartar otras posibles causas de la sintomatología que presente el paciente.
Es necesario hacer un diagnóstico diferencial para determinar la presencia de un síndrome piramidal debido a que hay muchas patologías específicas que también pueden originar síntomas similares como:
- Lesiones radiculares (que comprometen raíces nerviosas).
- Disfunciones de la articulación sacroilíaca.
- Contractura isquiotibial.
- Bursitis trocantérea.
¿Cuál es el tratamiento para el síndrome piramidal?
Hay una diversa gama de alternativas existentes para abordar un síndrome piramidal de manera efectiva. La utilización de estas dependerá del estadío agudo o crónico de la lesión.
La mejor manera de evitar que los síntomas de esta patología empeoren será mantener reposo y además, que se utilicen diferentes tratamientos para disminuir el dolor. Algunas de ellos pueden ser:
- Aplicación de frío o calor, dependiendo del caso.
- Estiramientos analíticos de toda la musculatura de las extremidades inferiores.
- Liberación de puntos gatillo miofasciales.
- Técnicas manuales liberadoras del tejido blando.
- Punción seca.
- Electroneuromodulación.
- Movilización neural (neurodinamia) para el nervio ciático.
- Ultrasonido.
- Vendaje neuromuscular.
Aunque algunas de estas herramientas, como la aplicación del frío y el calor, pueden ser realizadas desde casa; es recomendable acudir a un profesional en el área de fisioterapia y rehabilitación para que evalúe y dosifique de manera correcta el tipo de tratamiento que se utilizará en cada uno de los casos.
¿Cuál es el pronóstico en la recuperación del síndrome piramidal?
Los pacientes suelen recuperarse luego de 3 o 4 semanas desde el momento de la lesión, aunque puede extenderse durante más tiempo dependiendo de las características y síntomas que presente y además, también será de gran importancia guardar el reposo e indicaciones que recomiende cada profesional.
¿Cómo prevenir el síndrome piramidal?
El síndrome piramidal es muy común tanto en deportistas como en personas que no practican alguna disciplina deportiva. Sin embargo, en cualquiera de los casos se puede prevenir de diferentes maneras, entre las que están:
- Corregir la postura alteraciones biomecánicas de la articulación.
- Cambiar hábitos diarios relacionados con la postura como: posición para dormir, para sentarse o incluso, caminar.
- Hacer un correcto precalentamiento antes de realizar cualquier entrenamiento.
- Establecer una rutina de flexibilidad y movilidad de columna y extremidades inferiores.
Ejercicios para prevención o tratamiento del síndrome piramidal
Es importante antes de nada, señalar que la forma en la que se manifiesta esta lesión puede ser diferente en un individuo que en otro.
Pero existen principios patológicos que gobiernan la naturaleza del síndrome, por lo que también existen principios para tratar esta lesión. El profesional que gestione la recuperación debe estudiar la biomecánica del individuo para analizar y prevenir la recurrencia futura.
En esta medida, los siguientes ejercicios propuestos presentan un enfoque en : Equilibrio agonista-antagonista, estabilidad de la pelvis y biomecánica (trabajar dentro de un intervalo libre de dolor de movimiento que promueva la función mecánica eficiente) (8).
Ejercicio 1: aducción de la cadera y rotación interna
Tumbarse de lado con la posición neutral de la columna vertebral, descansando la cabeza contra el brazo que alargamos en el suelo. Flexionamos levemente las rodillas.
La persona encargada de la recuperación debe envolver una pierna con una banda elástica mientras el lesionado realiza tensión intentando cerrar las piernas (Imagen 3). Este mismo ejercicio se puede realizar de forma individual empleando una pequeña pelota (Imagen 4) (8).
Ejercicio 2: apoyo y extensión de cadera
Colocarse boca abajo y colocamos una almohada debajo de la pelvis. Cruzamos los brazos debajo de la frente, manteniendo una extensión neutral de cabeza y cuello.
Extendemos la cadera, manteniendo una rotación natural interna del muslo (Imagen 5). Una variante puede ser flexionando la rodilla, para aliviar la presión sobre la columna y permitir un mayor rango de extensión (Imagen 6) (8).
Ejercicio 3: ejercicio de la paloma
Comenzamos con una posición de cuadrupedia, extendemos ligeramente la columna vertebral para ayudar a levantar el muslo derecho y flexionar la rodilla derecha.
Deslizamos posteriormente la pierna derecha hacia adelante y paralela a la parte superior de la colchoneta. Con la cara lateral de la pierna derecha apoyada en el suelo, deslizamos la pierna izquierda hacia atrás mediante la extensión de la rodilla izquierda (Imagen 7).
Una variante puede ser poner el torso en el suelo y estirar los brazos hacia adelante para un mayor estiramiento (Imagen 8) (8).
Referencias bibliográficas
- Ruiz-Arranz, J. L., Alfonso-Venzalá, I., Villalón-Ogayar, J. (2008). Síndrome del músculo piramidal. Diagnóstico y tratamiento. Presentación de 14 casos. Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología, 52(6), 359-365.
- Sánchez, V. O., Roca, L. C., Quiles, A. S., Disla, E. Z., Mira, F. H. (2014). Síndrome piramidal y variaciones anatómicas como causa de dolor ciático insidioso. Revista Española de Anestesiología y Reanimación, 61(9), 521-524.
- Travell, J. G., Simons, D. G. (2004). Dolor y Disfunción Miofascial. El manual de los puntos gatillo. Volumen 2. Extremidades inferiores (Vol. 2). Ed. Médica Panamericana.
- Ynfante Cuello, L. G. Plan de intervención en fisioterapia para el tratamiento de un síndrome piramidal derecho: un caso clínico.