¿Qué es la Vigorexia? Te enseñamos 3 claves para detectarla

Vigorexia: trastorno obsesivo por la excelencia corporal, refleja la influencia de ideales físicos inalcanzables y medios digitales en nuestra sociedad.

✎ Autor:  Carles Gregori

La vigorexia, un término acuñado por el cirujano O. Antonio Giuseppe, es un trastorno psicológico que hace mella en el corazón de nuestra sociedad orientada al cuerpo y en especial tras el auge del culto al físico (1).

Se le identifica como el revés tenebroso del acondicionamiento físico, una obsesión morbosa por la excelencia corporal que puede acarrear repercusiones perniciosas y a veces mortales para el bienestar físico y psíquico.

En este análisis, nos proponemos elucidar qué representa la vigorexia, sus orígenes, cómo las plataformas digitales de interacción influyen en la vigorexia, sus raíces y manifestaciones, y finalmente, su terapia.

¿Qué es la vigorexia?

La vigorexia se encuentra catalogada formalmente en el DSM-5 como “Trastorno dismórfico muscular (TDM) (8), y se encuentra dentro de la categoría de los trastornos obsesivos compulsivos.

La vigorexia consume el tiempo de los pacientes y los lleva a dedicarse de manera obsesiva a actividades destinadas a aumentar su masa muscular. Es una batalla constante contra la imagen que refleja el espejo, una lucha por alcanzar una figura que sienten como insuficiente.

Estos comportamientos pueden englobar desde el levantamiento desproporcionado de pesas hasta la ingesta exorbitante de proteínas, e incluso en ciertas circunstancias, el consumo imprudente de esteroides (3).

Esta problemática se da a pesar de que ya pueden poseer una constitución física notablemente musculosa, y esta percepción distorsionada de su propia imagen corporal es un signo principal de este desorden.

Las presuposiciones interpretativas de la vigorexia, como el enfoque cognitivo-conductual, postulan que esta alteración surge a raíz de un entramado de factores biológicos, psicológicos y sociales (2).

¿Qué es la Vigorexia? Te enseñamos 3 claves para detectarla

Bajo el prisma biológico, se considera la posibilidad de una inclinación genética al trastorno, a pesar de que los avances en esta área son aún incipientes y los descubrimientos se hallan en fase preliminar.

ℹ Desde el plano psicológico, los sujetos aquejados de vigorexia tienden a exhibir prejuicios cognitivos que impactan en su autopercepción y su visión del mundo que les rodea.

Estos prejuicios pueden englobar pensamientos automáticos de naturaleza negativa sobre su propio cuerpo, tergiversaciones cognitivas (como la generalización extrema o el pensamiento de tipo blanco o negro) y una focalización desmedida en detalles singulares de su constitución física (2).

Es común encontrar estrategias de afrontamiento disfuncionales, como la evitación de situaciones que generen ansiedad o la sobrerreacción a través del ejercicio.

A nivel social, los factores contribuyentes pueden comprender la presión cultural para alcanzar un ideal de belleza basado en un cuerpo atlético, la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales como veremos enseguida, y la comparación social con otros que parecen cumplir con estos ideales (3).

Característica

Descripción

Obsesión por el físico musculoso Las personas con vigorexia tienen una obsesión excesiva por alcanzar un nivel extremo de musculatura.
Distorsión de la imagen corporal Suelen tener una percepción distorsionada de su cuerpo, viéndose más delgados o menos musculosos de lo que realmente son.
Preocupación constante por el entrenamiento Sienten una necesidad compulsiva de realizar ejercicio físico intenso de forma regular, incluso cuando están cansados o lesionados.
Dedicación excesiva al levantamiento de pesas El levantamiento de pesas se convierte en una actividad prioritaria en su vida, dedicando una gran cantidad de tiempo y esfuerzo a esta actividad.
Consumo excesivo de proteínas Buscan constantemente consumir grandes cantidades de proteínas para favorecer el crecimiento muscular, incluso llegando a obsesionarse con la ingesta diaria de proteínas.

¿Cómo afecta la vigorexia a nuestra salud?

La vigorexia puede tener consecuencias graves para nuestra salud si no se trata adecuadamente. Algunos de los efectos físicos pueden incluir lesiones musculares, desequilibrios hormonales, problemas cardiovasculares y trastornos alimentarios. A nivel emocional, la vigorexia puede generar ansiedad, depresión y baja autoestima.

Es importante tener en cuenta que la vigorexia no afecta únicamente a hombres, sino que también puede afectar a mujeres. Es fundamental estar atentos a los signos y síntomas de este trastorno y buscar ayuda profesional si creemos que podemos estar padeciéndolo.

Causas y síntomas de la vigorexia

La vigorexia, es como una bestia obsesionada con hacer crecer los músculos a cualquier precio, se alimenta de nuestros miedos, inseguridades y de presiones socioculturales.

A veces, aquellos de nosotros que no nos sentimos muy bien con lo que vemos en el espejo pensamos que si pudiéramos tener músculos más grandes, todo estaría bien.

Pero, ¿qué pasa cuando ese «sí solo» se convierte en una obsesión? Y peor aún, ¿qué pasa si, después de todo el esfuerzo, el cambio que tanto anhelamos simplemente no llega? (7, 3).

Se dice que los genes pueden jugar una partida en todo esto, aunque aún falta mucho por explorar en ese terreno (3,5).

Pero hay otra cosa en la que debemos pensar: la presión que ejerce la sociedad.

El bombardeo constante de lo que la sociedad considera «bello», «masculino» y la fascinación por los cuerpos musculosos puede desdibujar nuestras propias nociones de lo que es «normal» o «atractivo» (3,4).

¿Qué es la Vigorexia? Te enseñamos 3 claves para detectarla

Es difícil notar la vigorexia al principio.

A veces, los comienzos de este desafío pueden pasar desapercibidos, siendo tan sutiles que cuesta notarlos. Pero conforme pasa el tiempo, pueden mutar en comportamientos que toman el control de la vida de una persona. Imagina sentirte tan atraído por el ejercicio que se convierte en tu obsesión, o seguir una dieta tan estricta que te consume.

Eso es lo que enfrentan algunas personas, sacrificando otras partes importantes de su vida para hacer tiempo para sus rutinas de gimnasio y para seguir dietas que están llenas hasta el tope de proteínas y apenas tienen grasas. Pero el precio a pagar es alto, pues, con el tiempo, pueden empezar a sentir más estrés y ansiedad de lo normal (5).

El hábito pernicioso de la comparación constante, que se ve exacerbado por la presencia de las redes sociales, puede agudizar la insatisfacción con nuestro físico.

Además, la vigorexia puede ser la semilla de problemas serios para nuestra salud mental. El estar obsesionado con cómo nos vemos y el aislamiento social que puede surgir por dedicar tanto tiempo al ejercicio y a seguir una dieta pueden disparar episodios de ansiedad y depresión (5).

Causa

Descripción

Idealización social y cultural del cuerpo La sociedad y la cultura suelen promover la imagen de un cuerpo musculoso y atlético como ideal de belleza, lo que puede llevar a algunas personas a desarrollar una obsesión por alcanzar ese estándar.
Complejo de inferioridad Algunas personas pueden desarrollar un complejo de inferioridad en relación a su apariencia física, lo que los impulsa a buscar constantemente la perfección y la aprobación en su aspecto.
Presión social y de grupo La presión social y la influencia de grupos de pares también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de la vigorexia, ya que el deseo de encajar y ser aceptado puede llevar a adoptar comportamientos extremos en relación al físico.
Factores psicológicos Algunas personas con vigorexia pueden tener ciertos rasgos psicológicos, como baja autoestima, trastornos de la imagen corporal o perfeccionismo, que los hacen más propensos a desarrollar este trastorno.

¿Cómo afectan las redes sociales en la vigorexia?

Durante los últimos diez años, el auge impetuoso del empleo de plataformas digitales de interacción social ha generado una metamorfosis sin precedentes en la manera en que nos relacionamos con la percepción del físico y los patrones estéticos.

ℹ Lamentablemente, este fenómeno cibernético ha potenciado notablemente la difusión de desórdenes vinculados a la autopercepción corporal, como la vigorexia, entre otras. Las redes sociales se han erigido como un caldo de cultivo idóneo para la comparación social, avivando una obsesión desmedida por la consecución de lo que se interpreta como el apogeo físico.

Aquellos que hacen uso de estas plataformas digitales se encuentran incesantemente expuestos a una riada abrumadora de representaciones que glorifican el cuerpo humano, lo que puede acentuar el descontento con el propio físico e impulsar comportamientos que comprometen la salud.

Es más, una investigación ha hallado una correlación entre la exposición a representaciones de cuerpos musculados y esculpidos en las redes sociales y la aparición de indicios del Trastorno Dismórfico Muscular en hombres jóvenes (4).

Aspecto

Impacto

Comparación constante Puede llevar a una obsesión por alcanzar un cuerpo “perfecto”
Exposición a imágenes idealizadas Genera una presión para cumplir con estándares irreales de belleza
Fomento de comportamientos extremos Puede impulsar la búsqueda de métodos poco saludables para lograr un cuerpo musculoso
Influencia de influencers y celebridades Puede aumentar la influencia de modelos poco saludables de acondicionamiento físico
Dependencia de la validación en línea La búsqueda de aprobación constante puede afectar negativamente la autoestima y la percepción del propio cuerpo

Este vínculo podría estar relacionado con la presión por adecuarse a los cánones tradicionales de masculinidad y robustez física, los cuales son ampliamente promovidos en estas plataformas.

Además, las redes sociales pueden fomentar la autodevaluación al ofrecer a los usuarios un escenario donde compararse con los demás.

La incesante carrera de comparación social puede engendrar un remolino de insatisfacción y consternación, donde las personas se hallan en la fatigante misión de lograr una autoimagen que, en un sinfín de situaciones, se desvanece como arena entre los dedos y puede resultar dañina para su equilibrio emocional.

De ahí que sea esencial que tengamos una comprensión total y profunda de la función que las redes sociales desempeñan en la expansión de la vigorexia y otros desequilibrios relacionados con la percepción de la imagen corporal.

Conforme seguimos adentrándonos en este laberinto digital, se torna vital promover una relación más equilibrada y certera con nuestra apariencia física y asumir que la «perfección» que comúnmente se despliega en las redes sociales es, en su mayoría, un espejismo volátil e inalcanzable.

Vigorexia en mujeres

El trastorno dismórfico muscular o vigorexia no distingue género, y la vigorexia en mujeres es una realidad tan preocupante como la observada en hombres, aunque pueda manifestarse de manera diferente.

¿Qué es la Vigorexia? Te enseñamos 3 claves para detectarla

Mientras que los hombres con vigorexia tienden a buscar un físico extremadamente musculoso, la vigorexia en mujeres suele afectar a estas para aspirar a un cuerpo delgado, pero tonificado y definido. Es vital comprender que estos ideales pueden ser igual de dañinos y no realistas, y que la vigorexia en mujeres es un problema que no debe subestimarse.

Las mujeres con vigorexia pueden recurrir al uso de suplementos dietéticos, rutinas de ejercicios extremas y dietas restrictivas para alcanzar estos ideales corporales.

La incidencia de este desorden en las mujeres es considerable, acarreando repercusiones tanto físicas como psicológicas. En efecto, la batalla por conquistar el «cuerpo perfecto» puede desencadenar en ansiedad, depresión y otros padecimientos de salud mental, así como desórdenes alimenticios y lesiones físicas (6).

En suma, es crucial afrontar y comprender la vigorexia en mujeres como una cuestión con características singulares y consecuencias graves, con la finalidad de impulsar la educación e intervención pertinentes.

Tratamiento de la vigorexia

El tratamiento de la vigorexia puede incluir varios enfoques, como:

  • Terapia psicológica: La terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual, puede ayudar a identificar y modificar los pensamientos y comportamientos negativos relacionados con la vigorexia. También puede ayudar a mejorar la autoestima y la imagen corporal.
  • Terapia familiar: La participación de la familia puede ser beneficiosa para ayudar a comprender y apoyar al individuo que sufre de vigorexia.
  • Medicación: En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para tratar los síntomas asociados con la vigorexia, como la depresión o la ansiedad.
  • Asesoramiento nutricional: Un nutricionista puede proporcionar pautas adecuadas de alimentación y ayudar a establecer una relación saludable con la comida y el ejercicio.
  • Apoyo de grupos de ayuda: Participar en grupos de apoyo con otras personas que también están lidiando con la vigorexia puede ser útil para compartir experiencias, obtener apoyo y aprender estrategias de afrontamiento.

La batalla terapéutica contra la vigorexia puede ser un camino escabroso, pero es un paso insustituible en el peregrinaje hacia la recuperación y el bienestar pleno.

Esta anomalía, a menudo enmascarada tras el biombo de sesgos socioculturales y repudios íntimos, insta a un enfoque terapéutico holístico y singular (7). En el combate contra la vigorexia, desde el prisma psicológico, uno de los recursos más invaluables resulta ser la terapia cognitivo-conductual (TCC).

Este enfoque de intervención curativa se esfuerza incansablemente por metamorfosear los patrones de pensamiento y conducta nocivos, los cuales están irremediablemente enlazados a nuestra concepción corporal y al ejercicio físico realizado.

A través de la TCC, los individuos pueden adquirir la capacidad de retar y vencer los sesgos cognitivos que nutren la vigorexia, configurando una autoimagen más saludable y acorde con la realidad.

Adicionalmente, la orientación nutricional o coaching nutricional representa un pilar esencial en la terapia de la vigorexia. Un dietista acreditado puede colaborar con el individuo para diseñar un plan alimentario equilibrado y propicio para la salud, que responda a sus necesidades nutricionales y le ayude a comprender el valor de una alimentación idónea para la salud y el rendimiento físico.

En determinadas situaciones y con supervisión médica, el apoyo farmacológico puede emerger como un componente crucial en la batalla contra la vigorexia. Compuestos, como los antidepresivos y tranquilizantes, pueden ser utilizados para atenuar los indicadores de tensión emocional y melancolía que suelen ir de la mano con este trastorno.

La finalidad principal del tratamiento de la vigorexia es orientar al individuo hacia la conformación de un vínculo balanceado y pacífico con su físico y su régimen alimentario.

Esto implica potenciar las habilidades de afrontamiento, impulsar conductas alimenticias y de ejercicio beneficiosas y, ante todo, cultivar la autoaceptación y el respeto por el propio cuerpo.

Es imperativo subrayar que la recuperación de la vigorexia es alcanzable, y el apoyo profesional representa un paso irrenunciable en la senda hacia la curación.

VIGOREXIA

Conclusión

En tiempos recientes, la vigorexia se ha manifestado como un obstáculo en constante crecimiento en nuestro actual entramado social.

Como pacientes, deberíamos ser capaces de atisbar sus síntomas, y acudir a profesionales, que con ayuda de la terapia cognitivo-conductual (TCC), el consejo nutricional y, si fuera el caso, tratamiento farmacológico proporcionado por un facultativo, nos pueda ayudar a superar esta enfermedad de nuestra sociedad moderna.

En contrapartida, debemos hacer introspección como sociedad, dado que gran parte del problema tiene su raíz precisamente en nuestras interacciones como sociedad, que le estamos haciendo entender a sus individuos, y hasta qué niveles de exigencia los estamos llevando.

Referencias bibliográficas

  1. Giuseppe, O. A., Campana, S. S., & Sanches, R. B. (2017). Muscle dysmorphia and body image in bodybuilders. Body Image, 21, 70–76.
  2. Fernández, M. C., & Anarte, M. T. (2018). Muscle dysmorphia and associated psychological features in a population of Spanish weightlifters. Spanish Journal of Psychology.
  3. Murray, S. B., Rieger, E., Hildebrandt, T., Karlov, L., Russell, J., Boon, E., Dawson, R. T., & Touyz, S. W. (2012). A comparison of eating, exercise, shape, and weight related symptomatology in males with muscle dysmorphia and anorexia nervosa. Body Image, 9(2), 193–200. https://doi.org/10.1016/j.bodyim.2012.01.008
  4. Rodgers, R. F., McLean, S. A., & Paxton, S. J. (2015). Longitudinal relationships among internalization of the media ideal, peer social comparison, and body dissatisfaction: implications for the tripartite influence model. Developmental Psychology51(5), 706–713. https://doi.org/10.1037/dev0000013
  5. Foster, A. C., Shorter, G. W., & Griffiths, M. D. (2015). Muscle dysmorphia: could it be classified as an addiction to body image? Journal of Behavioral Addictions4(1), 1–5. https://doi.org/10.1556/JBA.3.2014.001
  6. Cafri, G., Thompson, J. K., Ricciardelli, L., McCabe, M., Smolak, L., & Yesalis, C. (2005). Pursuit of the muscular ideal: Physical and psychological consequences and putative risk factors. Clinical Psychology Review25(2), 215–239. https://doi.org/10.1016/j.cpr.2004.09.003
  7. Leone, J. E., Sedory, E. J., & Gray, K. A. (2005). Recognition and treatment of muscle dysmorphia and related body image disorders. Journal of Athletic Training40(4), 352–359.
  8. American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (DSM-5 (R)) (5th ed.). American Psychiatric Association Publishing.

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Autor: Carles Gregori

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BIO: Estudiante de Psicología - TAFAD - libreconmilibro.com

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