El objetivo del cuerpo humano es el «movimiento» en cada una de sus acciones, entendiendo que si no se mueve se pierde o se acorta, por eso el enfoque integral debe ir por encima del individual. El siguiente artículo invita a analizar al cuerpo humano como una unidad mas que la suma de músculos en posición pasiva.
Durante mucho tiempo observamos al cuerpo humano como músculos aislados en posición anatómica donde perfectamente podíamos ver cuales eran los músculos y donde estaban ubicados. Este punto de vista, no del todo real, analiza a los músculos desde su ubicación, origen, inserción, etc. ¿Pero qué sentido tiene este análisis desde el punto de vista del movimiento humano? ¿Cuál es la función de los músculos? ¿Por qué se analizan los músculos aisladamente si las acciones se realizan con cadenas de grupos musculares?
Cuando observamos al cuerpo humano tal cual es, o sea, en movimiento, realizando acciones cotidianas como caminar, sentarse, agacharse, subir escalones, abrir y cerrar una puerta, etc, podemos ver que estas acciones se realizan mediante grupos de músculos en movimiento, sincronizados e integrados de tal forma que puedan realizar estas acciones.
Desde este enfoque se puede decir que el cuerpo humano es un «todo» que agrupa, integra y sincroniza músculos con el objetivo de lograr movimientos eficientes. Ahora bien, cuando se programan entrenamientos y poniendo esto en marcha es imprescindible entender que existen protocolos para que estas acciones se puedan realizar, ya que el cuerpo humano primero necesita controlar las fuerzas internas y luego pasar a las externas, tanto en acciones para la vida cotidiana como en el ámbito deportivo (amateur o de rendimiento).
En primer lugar al comenzar a entrenar se debe analizar cómo se mueve una persona, entender cómo utiliza su cuerpo diariamente, etc. Para esto existe la primera ley de control, donde el «controlar el cuerpo” es requerido para el comienzo de cualquier actividad, ya sea comenzar a correr, caminar, andar en bicicleta, subir escaleras, etc. Cuántas veces observamos que las personas sufren lesiones o daños por carecer de control de su cuerpo humano?
En segundo lugar es necesario el dominio del movimiento. Aquí es donde la aplicabilidad del ejercicio es la cuestión principal ya que es necesario que las personas tengan una adaptación al ejercicio planificado por el entrenador / profesor. El éxito en el dominio de este movimiento depende del nivel de dificultad, la motivación y comunicación con la que éste lo brinda y la amigabilidad que pueda tener el movimiento en relación a los materiales utilizados.
Recién en tercer lugar se encuentra la modificación del entorno que, en relación al control del cuerpo humano y al dominio de los patrones básicos del movimiento humano agrega carga, velocidad, mayor ángulo, etc.
Integración estructural
Al comprender los puntos de control, dominio y modificación del entorno, sabremos que el cuerpo humano necesita una estructura solida, estable y flexible de manera tal de poder desarrollar movimientos eficientes y adaptable al medio en el cual se mueve.
La estabilidad y el equilibrio son una parte natural y vital del cuerpo humano. Estas habilidades realizadas en los tres planos de movimiento, generan el control adecuado de las mecánicas posturales. Para el dominio de estas habilidades es necesario un control de las fuerzas desde el interior hacia el exterior con procesos naturales que utiliza el cuerpo para estabilizarse y protegerse.
«Las funciones básicas humanas se logran gracias al trabajo simultáneo y coordinado de nuestros músculos”
El dominio de estas habilidades produce cambios en la estructura, con una gran capacidad de coordinación, equilibrio y producción de movimientos eficientes. A este proceso de cambio natural se lo llama «integración estructural”.
La integración estructural genera muchos beneficios como una mejor alineación postural, aumento de equilibrio y capacidad de absorber energía, un mejor control en las acciones y una eficiencia de movimiento que reduce la posibilidad de lesiones.
La integración estructural utiliza el concepto de dominio de cargas internas antes de agregar cargas externas y se entrena sobre la función de cada cadena de grupos musculares. La función está integrada por movimientos y éste es parte de una reacción en cadena. Un movimiento ocurre cuando existe un continuo de la función basado en el objetivo final de la acción.
Cuando se habla de integración hay que tener en cuenta que existen tres unidades cuya participación es necesaria en cualquier tipo de movimiento:
La primera unidad regula las funciones vitales de la integración real, sensorial y fisonómica, así como de la atención y de la vigilancia.
- La segunda unidad funcional se ocupa de obtener, captar, procesar y almacenar información del mundo exterior. Se denomina de proyección-asociación, procesa la información integrada y prepara los programas de acción.
- La tercera unidad funcional actúa en la planificación, programación y verificación de la actividad.
Las tres unidades en conjunto constituyen el trabajo global que procesa la movilidad y la organiza antes que se produzca una acción, dando al movimiento voluntario una estructura operacional que incluye múltiples zonas de participación que requieren de propiedades tales como la totalidad, interdependencia, jerarquía, auto-regulación y control, interacción con el mundo exterior, equilibrio y adaptabilidad.
En definitiva el cuerpo humano utiliza el concepto “tensegridad” del arquitecto R.Buckminster Fuller, y la describió como «la combinación de las fuerzas que existen en una estructura formada por una red finita de elementos de compresión o rígidos interconectados a través de elementos tensiles, elásticos que le dan a la estructura su integridad total”.
El método Rolfing
El cuerpo humano está constituido en un 70% aproximadamente de agua. Esto nos da una idea de cuanto es maleable y mutable en su forma y al ser un medio tan líquido, puede cambiar su forma constantemente. Por su capacidad de adaptación a las circunstancias y exigencias de la vida, suele modificarse, compensarse, y adaptarse de la mejor manera, moldeando a las necesidades del momento usando los patrones repetitivos de cada cuerpo. Es decir, la manera como se mueve, camina, se sienta, se acuesta y se duerme, junto también a situaciones de estrés, depresión, accidentes, dolores, contracturas, traumas físicos y/o psicológicos, dejan marcas en el cuerpo que afectan el equilibrio general.
Para convivir con ese desequilibrio se crean compensaciones de forma consciente o inconsciente y así se continua siendo capaz de estar de pie, creando y usando compensaciones.
Existe un sistema que tiene la función de sostener, mover y participar en funcionesbiomecánicas que se pueden agrupar en: protección, formación de compartimentos corporales y revestimiento llamado fascias.
El método Rolfing, de la bioquímica Ida Rolf, permite recuperar el equilibrio perdido y la alineación corporal estabilizando el cuerpo humano por medio de la reposicionamiento de la fascia y el análisis de las fuerzas internas y externas que aplican a cada movimiento. El cuerpo adopta una postura erguida y los movimientos se vuelven más ágiles y armónicos mejorando así las compensaciones por mala postura y desbalances del cuerpo humano.
La conciencia en la ejecución
La consciencia en el movimiento lleva a un correcto planeamiento motor desde el cerebro hasta la finalización de una acción. El sistema nervioso central (SNC) procesa y envía respuestas a los estímulos integrando funciones.
El stress y el hecho de pensar demasiado en los problemas cotidianos lleva a perder este planeamiento generando disfunciones y movimientos ineficientes, haciendo que el cuerpo humano se mueva por segmentos, o sea, sin integración, aumentando las disfunciones. Al entrenar sin consciencia, el objetivo se centra en hacerlo rápido y extenuante y no en integrar y responder adecuadamente a una función. Para la integración se debe recuperar el planeamiento neuromotor y ello se logra con foco mental en percibir e interpretarel movimiento. Una vez logrado el movimiento se puede acelerar la ejecución del mismo para incrementar la demanda orgánica.
Detenerse en cada detalle del movimiento es de vital importancia para comprender el lenguaje del esquema corporal. Mediante esta apreciación real se puede llegar a construir un cuerpo humano integral.
La mala postura y la falta de integración corporal alteran el equilibrio de las cadenas miofasciales restando extensibilidad a las mismas. La presencia de restricciones genera inconsciencia en la ejecución de cualquier movimiento.
La activación del tejido miofascial previo a un entrenamiento tendrá un efecto neuromodulador del mismo que permitirá asumir con mejor conciencia un patrón de movimiento. El uso de esta estrategia asociada al movimiento consciente hará que se restablezca el equilibrio de las lineas miofasciales y la restauración de las funciones perdidas.
«Las funciones básicas humanas se logran gracias al trabajo simultáneo y coordinado de nuestros músculos”.
Bibliografía
- Dra. Ida Rolf, (1977). Rolfing, la Integración de las Estructuras Humanas. Editorial Urano
- Lephart, (1998), Introducción al sistema sensoriomotor.
- Smith-Agreda (2004). Fascias principios de Anatomo-Fisio- Patología. Editorial Paidotribo.
«Al entrenar sin consciencia el objetivo se centra en hacerlo rápido y extenuante y no en integrar y responder adecuadamente a una función»… vaya pedazo de frase, cuántas dolencias se solucionarían solamente teniendo esto presente. Me ha encantado el artículo, muy divulgativo.
Gracias Eva! Un placer! Saludos