Es bien sabido que la actividad física mejora la salud de las personas y que además puede ayudar a la mejora cognitiva y al funcionamiento general del cerebro; pero… ¿Cómo estas ventajas se asocian a la prevención y tratamiento de las personas con la enfermedad de Alzheimer (AD)? Muchos son los estudios que indican que la realización de actividad física por pacientes con Alzheimer mejoran sus capacidades cognitivas y el rendimiento en sus actividades motrices diarias.
¿Qué es el Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, es incurable actualmente y terminal, y aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad (1). Es una enfermedad neurodegenerativa que produce deterioro cognitivo y trastornos en la conducta. Sus características principales es la pérdida de memoria junto con otras capacidades mentales, a medida que mueren neuronas y se atrofian diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media de 10 años (1) aunque esto puede variar según la severidad de la enfermedad en el momento del diagnóstico.
Biológicamente la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por formación anormal de placas beta-amiloides (masas de material granular que provocan interrupciones en los circuitos corticales) y “ovillos de proteína tau” (responsables de la formación de los microtúbulos que mantienen la estructura de las neuronas) de lo que resulta la pérdida de comunicación entre las neuronas en el cerebro (4). Esto resulta en la muerte de las células cerebrales, llevando eventualmente a la pérdida de cantidades significativas de tejido cerebral (3). Estas pérdidas son progresivas e incluyen la corteza cerebral, hipocampo y ventrículos:
- La corteza cerebral es responsable de procesamiento de la información, incluyendo el lenguaje la percepción y la comprensión.
- El hipocampo es responsable de la conversión de memoria, ya sea a corto plazo o a largo plazo.
- Los ventrículos son responsable de la creación fluido espinal que protege el cerebro (3).
Por lo tanto, es fácil determinar cómo la interrupción en cualquiera de estas áreas puede afectar a la vida normal de un individuo. Sintomáticamente, AD se caracteriza por una lenta reducción de la memoria, la cognición, el lenguaje, y en definitiva la autonomía funcional del individuo
El deterioro cognitivo supone un problema grave de salud pública muy frecuente en la población general actualmente. Se estima que en el 2040, 10 millones de personas en Europa tendrán demencia, y que esta cifra podrá ascender a 14 millones en el 2050. La prevención es fundamental a la hora de retrasar y evitar la demencia.
El Alzheimer y ejercicio físico
El ejercicio voluntaria y continuada produce un efecto protector y terapéutico contra el Alzheimer, En concreto, en varias investigaciones se ha comprobado que mejora las funciones sinápticas neuronales, el aprendizaje, la memoria, la función sensoriomotora y la ansiedad.
Pero hay que tener en cuenta las distintas fases clínicas de la EA, los efectos positivos de la actividad físicao se ven en sujetos mayores sanos con un deterioro cognitivo leve (DCL), o en pacientes con riesgo de desarrollar algún tipo de demencia como Alzheimer. Estos efectos positivos no ocurren en las etapas más avanzadas.
Respecto al DCL, investigaciones con sujetos mayores ya diagnosticados sometidos a un programa ejercicio físico, se pudo comprobar una mejoría en la escala Alzheimer Disease Assessment Scale-Cognitive Subscale, demostraron una mejoría en resolución de conflictos, atención selectiva, mayor fluidez verbal y mayor velocidad de procesamiento.
Podemos decir que la actividad física induce mejoras en los procesos neurobiológicos como la síntesis de neuronas, sus conexiones, mejora la circulación sanguínea, o la producción de neurotransmisores. También se ha investigado cómo el ejercicio físico disminuye los niveles de oligómeros solubles de Aβ (sustancias tóxicas implicadas en la EA), mejorando el rendimiento cognitivo ya que disminuye en el hipocampo, pieza clave en los procesos de memoria.
Finalmente, es recomendable la realización de ejercicio regular en las fases precoces del deterioro cognitivo, ya que es mucho más efectivo en esta fase que en la moderada.
Conclusiones sobre Alzheimer y ejercicio
- La actividad física en general tienen un papel antioxidante dado que disminuye los niveles de LPO (moléculas de ácidos grasos) y regula el metabolismo de glutación y enzimas antioxidantes.
- El ejercicio físico produce cambios en patrones relacionados con el estrés oxidativo cerebral, que se traducen no solo en mejoras a nivel cognitivo sino también en patrones conductuales como la ansiedad o la exploración.
- Se confirma que la actividad física voluntaria puede ser una terapia adecuada aplicada en diferentes etapas de la enfermedad, aunque parece evidente que un tratamiento preventivo será más adecuado para obtener los mejores resultados (2) .
Bibliografía
- Brookmeyer R., Gray S., Kawas C. (1998): Projections of Alzheimer´s disease in the United States and the public health impact od delaying disease onset. pp. 1337–42.
- Garcia Mesa Yoelvis (2010): El ejercicio físico voluntario como terapia para la enfermedad de Alzheimer: estudio en ratones tripletransgenicos 3xTg-Ad. Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona (CSIC-IDIBAPS).
- Graff-Radford, N., R.(2011): «Can Aerobic Exercise Protect against Dementia?» Alzheimer’s Research and Therapy 3.1 : n. pag. BioMed Central.
- Muñoz Chacón, Yalile. (2003): Demencia, el reto del presente siglo . Acta méd. costarric. jun., vol.45, no.2.
Autor del artículo – Laura Salmonte – Ver su perfil de Linkedin