Muchas son las discrepancias que hemos ido encontrando entre los diferentes profesionales sobre la utilización de una adecuada metodología para trabajar la amplitud de movimiento.
Este articulo, trata de esclarecer como dirigir un trabajo de mejora de esta capacidad, en función de la especialidad en la que se encuentren nuestros deportistas, partiendo de un análisis de lo que nos dice la literatura, para de alguna manera ir contrastando y relacionando la opinión de los diferentes autores.
Amplitud de movimiento y velocidad de ejecución
Desde siempre, se ha valorado la amplitud de movimiento desde una perspectiva cuantitativa, valorando los grados que una articulación era capaz de abarcar en su movimiento angular, sin tener en cuenta la velocidad con la que se produce esa variación gradual del segmento articular (5).
Cuando relacionamos la capacidad de deformación y/o de retorno a su posición inicial, de un tejido o articulación, con la velocidad con la que se es producida, estaríamos hablando de flexibilidad o elasticidad.
Diferencia entre flexibilidad y elasticidad
Debe quedar clara la diferenciación entre flexibilidad y elasticidad, considerando ambas como conceptos mantenidos dentro de las diferentes manifestaciones de ADM, pero totalmente contrapuestos (3).
- La flexibilidad queda sujeta a la capacidad de deformación.
- La elasticidad se define como la capacidad que tiene la propiedad elástica de volver a su posición no forzada, justo después de que las fuerzas que lo mantenían deformado hayan cesado
Sin embargo, si existe una relación entre la flexibilidad y la elasticidad con el tipo de acción muscular:
- La flexibilidad se basa en movimientos de recorrido articular de velocidad baja o media, así como también con ausencia de movimiento, por tanto, se podrán movilizar mediante fuerzas externas, sin intencionalidad (acción muscular voluntaria).
- Por otro lado, la elasticidad se expresa cuando la velocidad (aceleración) es alta o muy alta (5).
Amplitud de movimiento en deportes colectivos
En los deportes colectivos o deportes con demandas de movimientos explosivos y con unos valores de ROM elevados, no encontraremos acciones que impliquen unos amplios movimientos articulares y una velocidad de ejecución lenta.
Es por ello que el entrenamiento de esta capacidad no deberá basarse en la reproducción de estas acciones y sí priorizaremos el entrenamiento de movilidad articular sobre la base de las acciones más exigentes que deberá soportar una articulación y que normalmente se caracterizarán por altas velocidades de ejecución (5).
Por ello, Balaftsalis nos dice que desarrollar un excesivo trabajo de flexibilidad, puede suponer la causa de una inestabilidad articular (2), así como también puede causar una disminución de la stiffness (8).
A parte de estas anotaciones, también debemos indicar que una extenuación del entrenamiento de esa capacidad, puede suponer un aumento de la histéresis mecánica, o lo que es lo mismo, una pérdida de energía elástica, en gran parte, en forma de calor en la fase de descarga dentro del momento de transición excéntrico-concéntrico. (7).
Debido a eso, algunos autores como Alter aconsejan potenciar la viscoelasticidad dentro de lo que figura el arco de movimiento del gesto técnico y desarrollar una flexibilidad residual que permita evitar una problemática cuando se produzcan tensiones debidas a ciertos movimientos descontrolados e imprevistos (1).
Durante todos los movimientos sin ninguna ayuda proveniente de una fuerza externa, la capacidad contráctil acoge un papel fundamental para la amplitud total del movimiento, pero siempre deberemos diferenciar los movimientos activos balísticos o cinéticos (5).
Por ejemplo, si realizamos una abducción de cadera en posición de bipedestación a una velocidad pequeña, la amplitud de movimiento dependerá de la capacidad de contracción de la musculatura abductora de la cadera.
Pero si el movimiento se realiza a una velocidad elevada, la fuerza inicial o, como nos nombra Wilson IMF o RFD (fuerza inicial en los primeros 100 ms), coge un valor muy importante (9).
Por ello, la gran aceleración desencadenará la activación de los mecanismos de freno, ocurridos, porque la musculatura inversa se está contrayendo al mismo tiempo que los tejidos generaran una progresiva resistencia, a medida que aumenta el ángulo de movimiento articular (4).
En relación a la velocidad de ejecución, asociaremos la magnitud de la resistencia que ofrecerán los tejidos como forma de alarma, a mayor fuerza, mayor resistencia producida por los tejidos (5). Es por eso que no podemos desasociar la fuerza del entrenamiento de la movilidad articular (6).
Propuesta metodológica
Moras, G. (5) nos aporta una serie de pautas metodológicas en la elaboración de su propuesta:
- Todo lo que no supera el estiramiento pasivo forzado, tampoco será superado por el estiramiento activo forzado, por ello habrá que empezar por incidir en el pasivo forzado.
- Una combinación de estiramientos pasivos (incrementar complianza) con estiramientos forzados activos que respeten un alto grado de especificidad (e/t) será el mejor método para trabajar la amplitud de movimiento en este tipo de deportes.
- El estiramiento forzado activo es fundamental en el rendimiento, ya que libra de una monotonía haciendo que disminuya la prestación
- Velocidad progresiva y adecuada dependiendo de la velocidad especifica del patrón cinético de competición.
Conclusiones
- Se tiene que adecuar la velocidad a la especificidad exigida en competición, ya que, el tejido no representa la misma tensión en diferentes velocidades.
- El estiramiento estático pasivo no tiene efecto en la stiffness activa, por lo que tiene efectos limitados en la prevención de lesiones del complejo musculo-tendinoso, ya que en competición nos encontramos prioritariamente en acciones activas (falta de transferencia en la stiffness activa).
- Los estiramientos estáticos no ayudan a gestionar las acciones al trabajo de competición.
- La estructura funcional (músculo) es la misma para fortalecer y para alongar, por lo tanto, podemos decir que hay una interacción potencia – estiramiento.
- El estiramiento no dinámico entorpece la explosividad muscular.
Bibliografía
- Alter, M. J. (1990): Los estiramientos. Barcelona: Paidotribo.
- Balatsalis, H. (1983): Knee joint laxity contributing to footballers’injuries. Physiological Therapy in Sport: 26-27
- Garret, W. E., Speer, K.P.,Kirkendall, D.T. (2000): Orthopaedic Sports Medicine. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins.
- Mcatee, R.; Charland, J. (2009): Estiramientos Facilitados. Madrid: Editorial Panamericana.
- Moras, G. (2004): Optimización de la movilidad articular en los deportes colectivos. Apuntes de máster en alto rendimiento en deportes de equipo. INEFC. Barcelona: Mastercede.
- Platonov, V. N. (1988): El entrenamiento deportivo: Teoria y metodologia. Barcelona: Editorial Paidotribo.
- Tous, J. (1999): Nuevas tendencias en fuerza y musculación. Barcelona: Editorial Ergo.
- Walshe, A. D., Wilson, G. J., Murphy, A. J. (1996): The validity and rebiality of a test of lower body musculotendinous stiffness. European Journal of Applied Physiology. 73: 332-339.
- Wilson, G. J. (1994): Musculotendinous stiffness: its relationship to eccentric, isometric, and concentric performance. Journal of Applied Physiology. 76: 2714-2719.
Extraordinaria aportación, me gusta mucho la estructura del blog, espero leer más. Un saludo