En la sociedad actual en la que vivimos, se exige cada vez más dar una respuesta educativa acertada para cada tipo de alumno/a, por lo que debemos plantear un concepto básico antes de empezar: la diversidad. Todos somos diferentes y así es como debemos de entender a los alumnos y alumnas de nuestro grupo/clase.
Antes de profundizar en el contenido principal del artículo, me gustaría definir ambos conceptos (educación física y autismo). Educación física es, una parte de la educación general que tiene como objetivo la mejora y desarrollo de las capacidades corporales a través de la actividad física. La relación de la actividad física con la educación está en la utilización del movimiento como elemento educativo (1).
Además, esta área nos permite educar a los niños de una forma excelente que no se puede realizar en otras materias. Aprovechar las múltiples ventajas que nos brinda es algo primordial en la función de un docente de Educación Física para de este modo atender a la diversidad y brindar por lo tanto una educación de calidad.
Personalmente concibo la Educación Física como la pedagogía de las conductas motrices, deduciendo de esta idea la finalidad de educación empleando como medio el movimiento, es decir, mediante esta materia podemos «educar a través del movimiento». Si bien es cierto que la mayoría de contenidos van encaminados al desarrollo de destrezas y habilidades, no se puede olvidar el desarrollo integral de la personalidad del alumno/a y sobre todo el carácter lúdico que bajo mi punto de vista debe bañar la mayoría de los contenidos.
En cuanto al autismo, existen muchas definiciones de este trastorno. La OMS (Organización Mundial de la Salud) lo define como un síndrome que se presenta desde el nacimiento, o se inicia durante los treinta primeros meses de vida. En donde las respuestas a los estímulos auditivos y visuales son anormales y hay dificultades de la comprensión del lenguaje hablado. Existe deterioro del uso social del lenguaje y de los gestos. Son muy grabes las perturbaciones relacionales, incluyéndose dificultad para mantener la mirada directa a los ojos. La inteligencia puede hallarse severamente disminuida, ser normal, o estar por encima de los niveles ordinarios (2).
Existe también el denominado espectro autista, que se define como el conjunto de síndromes del desarrollo y comportamiento que resulta de combinaciones de rasgos autistas (2).
Criterios diagnósticos del autismo
- Desviación en los patrones normales de las habilidades de interacción social recíproca. El déficit social se manifiesta por una falta de respuesta social, expresión anómala o limitada de emociones.
- Las manifestaciones del déficit son llamativas para las personas que rodean al niño, y a menudo aparecen desde temprana edad. En estos casos, los padres/madres pueden apreciar que el niño falla en desarrollar el contacto ocular recíproco, que no se adapta o amolda al cuerpo al ser cogido en brazos, que no sonríe ante la presencia de la madre…
- Presenta fallos en el empleo de la sonrisa social y en el desarrollo de conductas afectivas.
Manifestaciones del espectro autista
- No fijan la mirada.
- Autoagresiones y rigidez corporal.
- Excesiva tranquilidad cuando son bebés.
- No tienen conductas anticipatorias.
- Fascinación por experiencias sensoriales.
- Balanceos y estereotipias.
- Terror al cambio.
- Autoestimulaciones.
- Alteraciones en el sueño y apego a los objetos.
- Las molestias corporales se consideran provenientes del exterior, por eso reaccionan con agresividad, gritos, etc (2).
La clase de Educación Física y el niño/a con autismo
Para brindar una mejor educación a todos nuestros alumnos, la planificación es vital. Pues bien, con este tipo de colectivo debemos de tener presente que es crucial el conseguir que participe en nuestras sesiones en la medida de lo posible, ya que con esto lograremos que se beneficie de las múltiples ventajas que la actividad física le aporta.
La rutina
Este es un factor importante en los niños con autismo. La invariabilidad de sus tareas y el hecho de seguir siempre una secuencia de orden de acciones son elementos que normalemente obsesionan a este tipo de alumnado y les llegan a provocar graves crisis de ansiedad y de autoagresión si se somenten a cambios excesivos e imprevistos.
Por ello, como docentes debemos procurar que esta rutina quede siempre fijada, estableciendo partes dentro de una sesión.
La agenda visual
Estos alumnos/as poseen uso limitado del lenguaje, por lo que una agenda visual puede ser un material idóneo que refleje cada momento y acción del día a través de dibujos o fotografías.
En esta agenda podremos incluir por ejemplo día de la semana, materias que se trabajan, fotos de los profesores y todo aquello que se nos ocurra de utilidad educativa para que el niño posea esa agenda visual al lado de su mesa (3).
El espacio
Este es un componente metodológico importante. Como antes he comentado la invariabilidad es uno de los factores importantes en este colectivo, por lo que procuraremos llevar a cabo las sesiones de Educación Física siempre en lugares conocidos para el alumno/a autista, ya que, si cambiamos el espacio demasiadas veces, romperá su rutina, algo que sin duda, hará que se vea reflejado en la conducta del niño o niña. Podríamos emplear la agenda visual, para que el niño fuera consciente del posterior cambio que se producirá y de este modo informarlo para evitar cualquier tipo de crisis (3).
El material
Todo aquello que utilicemos como material en nuestras clases de Educación Física condicionará a todos los alumnos y alumnas y en especial a este colectivo autista. Debemos de retrasar lo máximo posible la presentación de los materiales, ya que una vez sean vistos por este colectivo de alumnos/as ya nada será capaz de atraer su atención.
Otra clave es que podremos jugar con el material para que ellos mismos lo recojan, de este modo les daremos cierta autonomía muy educativa para ellos.
Como docentes debemos de localizar aquellos materiales que vemos les gustan mucho a este colectivo. Por el hecho de que si les motivan en exceso puede ser negativo, ya que serán incapaces de realizar otra actividad que no sea con ese material. Es el ejemplo de los aros: su movimiento, forma y color les atraen y pueden pasarse mucho tiempo observándolos y después lanzándolos (3).
Relaciones sociales con sus compañeros y compañeras
El área de Educación Física se convierte en una de las más importantes para conseguir que el niño/a autista establezca relaciones con sus compañeros y compañeras.
Como he anticipado en el inicio, este colectivo tiene verdaderas dificultades para establecer relaciones sociales, por lo que esta área puede ayudar al niño autista mediante agrupaciones, juegos en donde las interacciones entre todos se produzcan en cada momento, logrando un ambiente dinámico, de diversión y relajado en donde cada uno de ellos aprenda jugando.
Este es uno de los motivos por el que la Educación Física es tan importante en el progreso de los aprendizajes de los niños autistas y en el avance de las relaciones e interacciones sociales con el resto de compañeros (3).
Como profesores y educadores, debemos de jugar un papel clave para facilitar la socialización de estos niños y niñas para conseguir una dinámica de aceptación en el grupo y que todos los alumnos vean a su compañero autista como uno más del grupo/clase, de este modo poco a poco se logrará la integración real del autista dentro de las clases de Educación Física (3).
Bibliografía
- Vázquez, B., Camerino, D., et al. (2001). Bases educativas de la actividad física y el deporte. Madrid: Síntesis.
- Clavijo Gamero, R., et al. (2006). Técnico superior de educación social. Madrid: Mad.S.L.
- González, L. (2012). Educación Física y autismo. Revista digital EFDeportes 110.
